Sociopolítica

Si el rey no es un trabajador público, ¿qué pinta el rey?

Algo más de tres millones de funcionarios notarán este mes el drástico recorte de un 5 por ciento de media aplicado a sus nóminas por el Gobierno de la nación. Entre ese personal se encuentra, naturalmente, el que presta sus servicios en la Casa del Rey, lo cual debería comportar que también a don Juan Carlos I, esposa y demás familia se les debería aplicar la correspondiente reducción en el presupuesto de casi 9 millones de euros que el Estado les otorga a través de sus presupuestos.

Pero no, como en la obra de Rojas Zorrilla (Del rey abajo, ninguno), en la que el honor del monarca está por encima del que iguala al resto de los mortales, la antedicha dotación presupuestaria se mantendrá intocable, pues al estar ligada al concepto de anualidad -se ha pretendido argumentar- sólo podrá revisarse para el año próximo.

Como la falacia con la que se excusa tal privilegio es notoria, pues ese mismo argumento podría aplicarse tanto a los sueldos mermados de los trabajadores públicos como a los de los miembros del Gobierno -que también se han aplicado un recorte del 15 por ciento-, el agravio comparativo nos retrotrae a los tiempos del citado dramaturgo, con la particularidad de que en este caso se está jugando con las cosas de comer.

Creo que con el pellizco que se le va dar a las nóminas de los funcionarios el Estado conseguirá un ahorro que supera los 7.000 millones de euros para las arcas públicas entre este año y el que viene, si es que no sobreviene otro recorte para entonces. Sólo con la rebaja en el sueldo del Gobierno, el Estado juntará 100.000 euros, cifra que está muy por debajo de la que conseguiría (diez veces más) si a la Casa del Jefe del Estado, el máximo funcionario público, se le aplicase el mismo recorte. Los casi 9 millones (8,9) quedarían en 7,56, con un ahorro de 1,3 millones de euros.

No me extrañaría que desde sectores de opinión afines a la caverna mediática, donde tantas veces se denuncia el republicanismo solapado del Gobierno y el Partido Socialista, se levantasen voces críticas advirtiendo que tan manifiesto trato de favor dispensado a la Casa Real en esta materia bien podría deberse a una malévola estretegia de ZP (el Maquiavelo de León) para hacer crecer el caldo de cultivo en pro de la bandera tricolor.

Al fin y al cabo, si el monarca al que Franco hizo funcionario público resulta que no lo es cuando a todos los demás les toca estrecharse el cinturón, ¿qué pinta el rey? ¿O es que estamos en los tiempos de Rojas Zorrilla cuando el soberano estaba por encima de todos los demás?

Félix Población
@Diario del Aire

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.