Cultura

Elixir (3)

Hoy hablaré de afrodisíacos. Seguro que crece el número de mis lectores. Acabo de intervenir en el magazine matinal de Susana Griso y tengo un subidón de testosterona. Esa excelente periodista es la feliz propietaria de las piernas más hermosas de toda la Unión Europea. Se lo he dicho a pantalla abierta y se ha puesto colorada. El rubor la favorecía. A ninguna mujer en sus cabales le molesta un piropo. Me consta. ¿Saben ustedes, por cierto, cuál es la etimología de esa palabra, antaño tan frecuente y hogaño tan en desuso? Viene del griego: pir (fuego) y opos (rostro). ¡Fuego en el rostro! ¡Qué metáfora tan certera! Me cuenta Susana, ya por los pasillos de Antena 3, que hace un porrón de años le ofrecieron la posibilidad de convertirse en icono publicitario de una marca de medias. Medias, digo… Las de verdad, las que todas las chicas llevaban cuando yo me inicié en el asunto que no tiene enmienda. No los horribles pantis, que son un cinturón de castidad y convierten en maniquíes de escaparate de mercería barata a las que los llevan. La confesión de mi interlocutora me deja grogui, porque las medias fueron el primer afrodisíaco que yo tomé. Lo sigue siendo. Al hacer el equipaje meto siempre dos o tres pares en la maleta por si alguna chica cariñosa se cruza en mi camino. Mano de santo. Iba a hablar hoy del Cialis. Es mi nuevo afrodisíaco. Tomo una dosis de mantenimiento: cinco miligramos al día y… Pero Susana Griso, hace una hora, me dejó tarumba con su feroz cruce de piernas (llevaba minifalda) y no ha podido ser. Quédese el Cialis para la próxima columna. Ya sé, ya sé que ésta de hoy es, con perdón, una cachondada. ¿Y bien? ¿No es el sexo salud? Disfruten de ella.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.