Cultura

JOHN ALLEN HENDRIX

    Eran las dos de la madrugada de un lunes del mes de agosto de 1970. Jimi Hendrix se disponía a salir al escenario. Las miles y miles de almas que abarrotaban la Isla de Wigh hervían de expectación por contemplar en directo al considerado mejor intérprete de guitarra eléctrica de todos los tiempos. Hendrix quería que le anunciaran como “el salvaje ángel azul”. Sin embargo, el desconcertado presentador se limitó a carraspear y a balbucir los nombres de los integrantes de la formación: Billy Cox, al bajo; Mitch Mitchell, a la batería; y Jimi Hendrix, a la guitarra. No se le ocurrió otra cosa al guitarrista de Seattle, que era zurdo, aferrado a su “Fender” negra, que comenzar su actuación con los acordes del himno británico, entrelazando entre los mismos un desgarrante “Sargent Pepper’s”, en honor de los Beatles.

   John Allen Hendrix, nacido el 27 de noviembre de 1942, daba así color y alas a un concierto que no fue demasiado brillante. Y es que, sin duda, algo le estaba ocurriendo ya al artista. De infancia desafortunada parecía abocado a la marginación, pero gracias al regalo de una guitarra cuando solamente tenía once años pudo Hendrix superar la miseria y despegar definitivamente hacia un mundo más amable y más acorde consigo mismo. Formó un primer grupo del que tan sólo sacaría la experiencia necesaria para continuar ejerciendo como el músico creativo por excelencia que siempre fue. En 1961 ingresa en los paracaidistas, abandonando el ejército porque se fracturó una pierna. Se enrola, entonces, en diversas bandas, y era tal la fama, el prestigio que adquirió, que fue requerido de inmediato por artistas de la talla de Sam Cooke, Little Richard o Lonnie Youngblood. No obstante, su consagración como guitarrista se manifestó claramente en las grabaciones que hizo con los Isley Brothers. Un día que estaba tocando en el Café A-Go-Go, Chas Chandler, ex bajista de los Animals, se quedó tan impresionado por lo que estaba contemplando que lo convenció para que marchara a Inglaterra.

   En 1966 se presenta en Londres con su The Jimi Hendrix Experience y ello le supuso rozar el cielo, pues los ingleses demostraron ser más abiertos a su particular estilo. Su manera de vestir, de tocar, su ejercicio en escena lo convirtieron rápidamente en una verdadera figura del espectáculo, provocando la admiración de los Beatles, los Rolling Stones, los Who, Eric Clapton y muchos artistas más. En poco tiempo grabó: “Hey Joe”, “Purple Haze”, “Burning of the Midnight Lamp”, “Are you experience?” y “Axis Bold as Love”, discos que eran el fiel reflejo de su tormentoso mundo. En 1967, en el festival de Monterrey realizó uno de los actos que se han quedado impresos para siempre en el recuerdo: prendió fuego a su “Fender Stratocaster”. En 1968 publica “Electric Ladyland”. Y en el 69 preparaba la grabación de “First Rays of the New Rising Sun”… Poco tiempo más le quedaba.

  Eran las dos de la madrugada de un lunes del mes de agosto de 1970. Jimi Hendrix se despedía de su concierto con un “quizá uno de estos días nos encontremos por ahí, en alguna parte. Amor, paz y que consigáis aquello que realmente deseáis”. Cansado, echando la guitarra al suelo, se alejó por la obscuridad del escenario… Dieciocho días más tarde moría, ahogado por sus propios vómitos, después de la ingestión de una gran cantidad de barbitúricos. Jimi Hendrix abandonaba este mundo con tan sólo 28 años.

* http://jesusconde.blogspot.com

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.