Cultura

Creación vs. Evolución

Si es enano, es enano, con llamarle gigante no va a dejar de ser enano, es la ley de naturaleza, implacable, pertinaz y eterna, porque las leyes de la naturaleza son las únicas que son eternas, todas las demás van y vienen, se modifican con el devenir de los tiempos, lo que tiempo atrás era verdad absoluta hoy no es más que un mero cuento de hadas, y las verdades ocultas del pasado han comenzado a cobrar fuerza en nuestras días, en su globalidad o modificadas en partes, ¿en cuáles? En aquellas que necesitaban ser modificadas, que no son todas, sino las necesarias.

Necesarias como antes fue Dios para crear el Universo y ahora ya no lo es, o no lo fue, mejor dicho, según dice el Sr. Hawking, que habrá que hacerle caso que de esto sabe, aunque alguna vez se equivocara, pero lo reconoció, y de sabios es rectificar. Según su último libro la existencia de Dios no fue necesaria para la creación, con lo que se queda atrás toda la teoría demiúrgica (palabro que me acabo de inventar) del Génesis.

Para nuestra sociedad europea parece una redundancia, porque todos hemos asimilado y transmitimos a nuestros descendientes que el Génesis no es más que una metáfora, más o menos acertada, que la religión católica utiliza para justificar la existencia de Dios, pero que la verdadera creación surgió de las leyes físicas. Sin embargo, todavía hay regiones que ponen en duda esta afirmación, todavía hay lugares en los que existe la dicotomía entre creacionistas y evolucionistas, sorprendente, pero cierto (para los perdidos a estas alturas me estoy refiriendo a los Estados Unidos).

Está bien, pues, que un tipo del prestigio del Sr. Hawking aparezca con una verdad irrefutable, al menos por ahora, para que aquellos que todavía no lo tengan claro comprendan que el ser humano y el universo son fruto de la evolución y no de la creación.

Una evolución que nos gobierna día a día, porque hoy somos diferentes a como éramos ayer, ni mejor ni peores, sólo diferentes, porque las circunstancias que nos rodean hoy son distintas de las de ayer, y las pretéritas influyen, a su vez, en las de hoy. En definitiva, que somos fruto de nuestra propia evolución, sometidos, eso sí, a las leyes de la naturaleza, imperativos físicos de los que no podemos escapar.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.