Economía

Valor no es “no tener miedo”

Se le atribuye a Aristóteles aquello de que “la valentía es la primera de las cualidades humanas, pues garantiza todas las demás”. Etimológicamente, valiente no es quien no tiene miedo, sino quien puede y sabe atravesarlo; en definitiva, ser valiente no es otra cosa que tener voluntad y persistencia, perseverancia, entereza emocional, constancia, paciencia, y certeza en que lo que se va a acometer es lo que se debe.

A menudo se nos presenta al valiente como a un héroe que acomete grandes gestas y hazañas, y se pasa por alto la epopeya del día a día de millones de seres humanos que se enfrentan incansablemente a su gran abanico de miedos. Personas corrientes acometiendo actos extraordinarios. No es la valentía o el valor por lo tanto, una cuestión de furores momentáneos, sino una cuestión de estabilidad emocional mantenida y constante.

Desde otro punto de vista podemos contemplar la valentía como una cuestión de acción, y así la cobardía una inhibición de la misma. Según Hemingway: “Courage is grace under pressure”, y en efecto: valentía es mantener la gracia, la acción y la compostura del deber, aún bajo la presión de tener que afrontar riesgos, y en ocasiones las duras consecuencias que nos reporta nuestra acción. No obstante, es de tener muy en cuenta la cita que se le atribuye a Séneca: “Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí; sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas”

El filósofo y escritor José Antonio Marina en su libro ‘Anatomía del miedo. Un tratado sobre la valentía’, define a la acción como «el gran antídoto del miedo» y la valentía «como respuesta exclusiva humana», así mismo se refiere a la especie humana como la más miedosa que hay, ya que la inteligencia que poseemos tiene una vertiente –no muy deseada-, que nos hace tener miedo a peligros imaginarios.

Cuentan que el Mariscal de Turenne (1611- 1675), justo antes de disponerse a entrar en combate, comenzó a temblar, evidentemente como consecuencia de su miedo, y él notando su temblor, dijo en voz alta: “¿Tiemblas, cuerpo mío? Pues más temblarás cuando sepas dónde te voy a meter”. Por cierto, que es a este mismo Mariscal, al que se le atribuye la frase: “Es preciso haber sido derrotado dos o tres veces para poder ser algo”.

En el mundo de la empresa, la superación del miedo y la capacidad de asumir riesgos puede tener importantes repercusiones, ya que es ésta una cualidad empresarial. Es impensable concebir cualquier actividad empresarial sin un cierto enfrentamiento con el riesgo, ya que aplicar ideas y transformarlas en realidades, implica justamente esto. En ocasiones se trata de riesgos calculados, pero en muchas otras el cálculo se torna imposible.

Sirva un ejemplo: Gary Kildall fue un tipo absolutamente brillante, de un talento prodigioso gracias al cual se hizo posible la industria de los ordenadores personales. Apenas a alguien le suena su nombre, y sin embargo, fue el hombre que gozó de la mejor oportunidad que nadie jamás haya tenido para hacer de Bill Gates un absoluto desconocido. No obstante abandonó esa opción el día en que rechazó el contrato con IBM que lo hubiera cambiado todo. Lo que hizo que la empresa de Bill Gates fuera la que triunfase fue, sin lugar a dudas, su valiente actitud de saber asumir riesgos, frente a la inhibición de G. Kildall, y es que ésta capacidad, se demuestra en reiteradas ocasiones, mucho más determinante y decisiva para el éxito, que la propia inteligencia. Gary Kildall, el hombre brillante gracias al cual se desarrolló toda la industria de los ordenadores personales, moría catorce años más tarde, de manera anónima e inmisericorde, en un altercado que, al parecer, nunca fue suficientemente resuelto.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.