Sociopolítica

Tarde

Las migas del almuerzo

No me vale, y seguramente a nadie, que hoy algún iluminado salga a la palestra para proclamar el manido refrán de que “más vale tarde que nunca”. El pasado martes falleció en un Instituto de Enseñanza Secundaria de Valencia un adolescente al que se le vino la canasta encima después de hacer un mate.

 Continuamente a los políticos se les llena la boca al decir que no se puede “gobernar a golpe de noticia”. Y no les falta razón, pero aquí no estamos hablando de una ley para la eutanasia o para la implantación de la cadena perpetua. Estamos hablando del mantenimiento de las estructuras “físicas” de la nación. Damos por supuesto que los dirigentes políticos (e incluyo a todos en el saco, desde el más insignificante concejal hasta el Presidente del Gobierno) son los garantes de un sistema de protección previamente establecido.

 Que a día de hoy, tras la desgracia de este joven, nos enteremos de que los instrumentos de nuestros parques públicos o privados, léase columpios, porterías, canastas… no pasan revisiones periódicas de mantenimiento clama a los cielos. Y no disparo a nadie, insisto, sino que envío una granada de palabra de mano a todos ellos. Convencido estoy de que los Mercedes que el presidente Camps utiliza para sus desplazamientos como gestor de “lo público” pasan sus revisiones casi a diario. Del mismo modo que estoy convencido de que el avión presidencial del señor Zapatero es revisado a fondo cada vez que los mocasiones con sus cejas pisan su moqueta de ante.

 La Generalitat Valenciana ordenó ayer el precinto y prohibió expresamente el uso de las canastas de poste (la culpable de la tragedia) hasta nueva orden. La nueva orden será precedida de una exhaustiva inspección “inmediata” de todas las canastas (y entiendo que del resto de material lúdico-deportivo) de los colegios e institutos de la Comunidad. Tarde. No me vale. No nos vale. Aunque tenga la constancia de que, efectivamente, ya se está llevando a efecto la susodicha inspección técnica.

 Se supone que los ciudadanos de a pie delegamos en los representantes políticos las tareas que nosotros no podemos llevar a cabo. Se supone que para eso existe el Estado. Y no podemos escudarnos en la famélica frase de que “hay cosas que son imprevisibles”. Es imprevisible que caiga un rayo en mitad de un monte y mate a una persona. Es imprevisible que un conductor borracho se salte una mediana y provoque un accidente de tráfico. Es imprevisible que un marido sin antecedentes, pierda la cabeza en una “enajenación mental transitoria” y se lleve por delante a su mujer. Los medios de los que podemos disponer para atajar ese tipo de tragedias nunca serán eficaces al 100%.

 Pero que uno de nuestros jóvenes haga un mate en una canasta que estaba allí plantada para su uso y disfrute y que ésta ceda quitándole la vida, por ahí no paso. Eso no es una situación imprevisible. Es una situación de dejadez en las funciones designadas. Y sé que no vale de nada, porque hagamos lo que hagamos seguirá siendo tarde, pero son estos asuntos los que claman por “depurar responsabilidades”. Aquí no hay izquierdas, ni derechas ni centros; no hay socialdemócratas, democrata-cristianos o conservadores.

 Esta es la “mínima” gestión de lo público que los ciudadanos exigimos. Lo demás es secundario. Tomen nota, aunque tarde, para que no se repita.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.