Cultura

Huyendo de la Navidad

Se nos viene encima y yo huyo como alma que lleva el diablo, poniendo pies en polvorosa y dejando atrás cualquier atisbo de fiesta navideña o cena familiar. Esquivo los vaivenes festivos, me ahorro lo que no consumo y me gasto la vida a mi antojo, para bien o para mal.

Me marcho una semana de vacaciones para no tener que fingir felicidad cuando mi felicidad es anterior y posterior, nunca presente durante las fiestas navideñas. Oigo los tambores de guerra consumista repiquetear en mis oídos y noto como la diabetes se me dispara ante tanta palabrería edulcorada.

Y es que no hay nada más patético en el comportamiento humano que el seguidismo congénito que nos han inculcado generación tan generación. Escuchamos la palabra tradición y hundimos la mirada sin tan siquiera plantearnos la esencia de nuestros actos. Alzamos la voz para clamar por nuestra superioridad racial sobre los animales, pero en el fondo, no nos diferenciamos tanto de unos simples borregos que se limitan a continuar con rutinas aprehendidas.

Ahí os quedáis todos con vuestra Navidad, que la disfrutéis los que queráis, pero a mí que nadie me obligue como yo no obligo a nadie a no disfrutarla. Eso sí, que no me vengan con cuentos chinos de buenos sentimientos y humanidad cuando el resto del año mataríamos por conseguir lo que tienen los demás y pisotearíamos a cualquiera por una migaja de éxito.

No, amigos, ahora tengo la suerte de poder elegir y elijo no. Ya tuve que sucumbir antes a las tradiciones y comprendo las obligaciones, por ello me regocijo aún más en mi libertad y huyo con todo mi cariño a quien dejo atrás.

Nos volvemos a ver, si quieres, el 27 de diciembre.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.