Sociopolítica

Dios los cría, Fernando Sánchez Dragó y Albert Boadella

Acabo de terminar de leer Dios los cría…, de Editorial Planeta y Ediciones Áltera. Un texto en el cual Albert Boadella Fernando Sánchez Dragó se desnudan y exponen sus ideas sin velos, sin tapujos, sin el tamiz impúdico que nos impone lo políticamente correcto en este país mísero, de envidiosos y borreguiles catervas pleno.

Cuando comencé su lectura, era ajeno a toda la polémica que las palabras de Dragó en el mismo habían generado.

Tras conocerla, continué su lectura sin prejuzgar. Es un modus operandi que aplico a muchas acciones en mi vida, y que personalmente me funciona. Es más, podría casi afirmar que cuanto más se inclina la voluntad general de la masa hacia una opinión, más se inclina la mía hacia el escepticismo y el rechazo al prejuicio. Y quien no entienda lo que es el prejuicio, que consulte un diccionario. Los hay a patadas que confunden perjuicio con prejuicio, y los que no saben, desconocen, que prejuzgar es juzgar (opinar, por ejemplo) antes de tiempo o con desconocimiento…

¡Cuán faltos de latín andan los españolitos, e incluso de griego, empeñados eso sí, en dárselas de angloparlantes, cuando a duras penas son conocedores de la etimología de las palabras y conceptos castellanos que emplean con tan alevosa ignorancia!

Bueno, que polémicas aparte, en las que no voy a entrar, pero que podríamos analizar desde un punto de vista objetivo y científico,  estrictamente antropológico, y de diferencias de uso y costumbres entre los pueblos, culturas y civilizaciones, creo que muchos se han perdido el grano, por recoger únicamente la paja…

Boadella y Dragó son dos irreverentes  intelectuales que osan blandir el verbo sin temor a las represalias de las siempre vigilantes checas gubernamentales, obsesionadas por imponer su manipulada visión del mundo, y que muchos españoles han hecho ya propia, tras ser sometidos a la concienzuda labor de zapa continuada en los medios de comunicación; de lavado de cerebro a través de organismos, instituciones y leyes;  de ingeniería social en suma, de la que la mayoría no son ni conscientes.

Si el devenir de este país no varía su rumbo, pronto gentes como Dragó o Boadella, o uno mismo, tendremos que emigrar a pastos seguros, donde la idea de libertad germine por doquier y no se vea comprometida. Por estos lares, el librepensamiento no es sino una amenaza que el Estado no puede consentir.

Yo, al igual que Dragó en Castilfrío, hace tiempo que hice mía la máxima Ubi bene, ibi patria... y como ambos, Dragó y Boadella, amo el juego de la vida, que Dalí jugaba también y tan bien. Apolíneo o Dionisíaco (¡Dios, ¿qué será eso?, se preguntarán los amamantados con la corrupta leche de la ESO…), o ambos… porque el mundo, no es como nos los dibujan: maniqueo, sino pleno de matices.

Del autoexilio para la gente con mollera, habla Albert, y no sin razón…

Proteccionismo aberrante; la  ausencia de educación;  la queja constante y el responsabilizar al otro y exculparse a si mismo; la envidia, el odio a la excelencia, a todo el que destaca; y la gandulería que desemboca en la política de subvenciones; el igualitarismo estúpido de  la demagogia electoralista que pretende colmar las aspiraciones de la masa frente a los individuos sobresalientes; sí, no puede valer lo mismo el voto de todo el mundo… y la liberalización de las mal llamadas drogas…; el gregarismo frívolo de la moda…

Dentro de poco no, al paso que vamos, no se podrá hacer nada. ¡Y luego dicen que vivimos en un régimen de libertades! ¡Pero si casi todo está prohibido, y lo que aún no lo está, lo estará!

Drago dixit… y lo suscribo.

El librepensador es una figura molesta, proscrita, mal vista, continúa.

La originalidad está castigada siempre, ahora sólo se instigan hechos diferenciales colectivos para parques temáticos regionales, pero si entre estos hay alguien que se sale de los establecidos oficialmente, es declarado muerto civil, afirma a colación Boadella.

Muerto civil, horrible expresión acuñada magistralmente para definir a quienes marginan los poderes públicos.

Hoy los españoles pueden ser sodomizados a diario mientras miran telebasura y ellos incluso ponen la vaselina, Boadella sentencia en firme. La profecía de Alfonso Guerra se ha cumplido con creces: “Este paísno lo conocerá ni la madre que lo parió”.

El cainismo español, el tribalismo, la vaina de las autonomías, los nacionalismos y los separatismos…; el Ejército oenegé; el tributo de vasallaje de los subvencionados; el nivel intelectual y de preparación de nuestros gobernantes…

En este país no hay posibilidad de alternativa ideológica. Hay alternancia en el poder, y no siempre…  Dragó.

Boadella: Romper el bipartidismo resultaría algo fundamental.

¿Para cuándo la exigencia de unos mínimos exigibles a los servidores públicos?

El sectarismo de los medios de comunicación; España, ese país de horteras; ¿Hay alguien más español que el pocero? Somos una nación de cafres (Dragó)

El urbanismo destructivo de los megalómanos y de los arquitectos de lo aberrante… y el pensamiento único como modelo de Estado; la tradición perdida; los rituales olvidados y enfrente… la gran parodia del arte contemporáneo, la vanguardia, y sus expertos

Y mientras esta líneas escribo, recuerdo las ilustrativas palabras de Boadella al respecto del escepticismo positivo de Josep Pla: Puedes contemplar las cosas que suceden alrededor, las puedes discutir, pero pocas veces crees que merezca la pena entrar al trapo e implicarte, y mucho menos desmelenarte por ellas.

El desapego. Y, sin embargo, seguimos desmelenándonos…

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.