Cultura

Capitán crujiente

Llamas a la vista, gritó el capitán crujiente cuando, ayudado por su catalejo, vislumbró las costas de una tierra santificada en el suicidio de sus coterráneos, pero su barco de concreto naufragó en ese preciso instante y de la tripulación no quedaron ni astillas.

Hay infiernos más cercanos que la hoguera del diablo, se entretejen en el fuero interno asociándose a discreción con lo cotidiano, crujió el capitán en sus últimas, saladas, palabras.

El fuego de la ciudad proliferó, había estrellas incrustadas como piedras en el suelo que arrasaban las praderas, mientras, los pulmones del capitán crujiente respiraban agua de océano.

Hacia el cielo trepaban los cuerpos en el humo de cuanto hombre, niño y dama se entregó al goce de la muerte arcaica.

Se ahogó de ser crujiente el capitán y desde entonces lleva una dieta a base de lirios y arrecifes de coral.

Los árboles todavía reverdecen allá donde ayer hubo sangre, y los tweets se esparcen al caminar en un billón de oídos, mientras los oídos del capitán crujiente se reventaron hace ya…

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.