Cultura

¡Despierta!, de José Ángel Parejo

¡Despierta! José Ángel Parejo. Odisea Editorial S.L. 2011.
“A cierta edad, todo el mundo suele creerse único, diferente o extraordinario, pero Mario se consideraba a sí mismo un muchacho de lo más corriente y, en casi todos los sentidos, así era. Tenía diecisiete años, la cara salpicada de acné y la cabeza llena de pájaros. Y guardaba bajo siete llaves un secreto, lo cual tampoco le convertía en alguien especial ni le hacía destacar del resto de adolescentes”
Página 17.
“Pensó en que era la segunda vez que se descubría a sí mismo siendo un sonámbulo activo, la segunda en siete días”.
Página 67.
“La historia de Alicia era la de una niña que, un buen día, al perseguir a un humanizado conejo blanco que pasaba corriendo a su lado, accede a una dimensión poblada de seres surrealistas y fascinantes, donde vive una serie de episodios fantásticos. Pero esa nueva dimensión resulta ser un desdoblamiento de la realidad, producto del rico mundo interior de la niña, quien, aburrida de las tediosas clases que le imparte su hermana mayor, se refugia en sí misma para en las últimas líneas despertar y descubrir que todo había sido fruto de su imaginación”.
Página 146.
Estamos ante una novela “romántica” que recuerda a la segunda de Óscar Hernández: Esclavos del destino e incluso un poco también a la primera, la bien conocida El viaje de Marcos.
El argumento es sencillo y el misterio o nudo de la obra puede bien intuirse desde poco antes de la mitad de la narración, sin que al lector le compliquen la lectura con disquisiciones o metáforas o multiplicidad de personajes, por mucho que haya alguna mención a Alicia en el País de las Maravillas y algún apunte de pseudo-psiquiatría. El protagonista es un muchacho contemporáneo (en pleno siglo XXI, con aparatos tecnológicos a su alcance suficientes para ubicarlo temporalmente si la propia historia no lo hiciera) a punto de alcanzar la mayoría de edad, apasionado por el cine y deseoso de volar hacia la capital tan pronto pueda cursar estudios universitarios, para abandonar el amurallado mundo de la ciudad de provincias, y crecer lejos de los padres y el entorno que marca la infancia. Su gran secreto es su homosexualidad, pero es un secreto que pronto es compartido con su mejor amiga, que resulta ser un poco prototipo de joven adolescente gótica pero tierna.
De pronto, y a horas intempestivas, poco tiempo después de que se descubra sonámbulo, el protagonista recibe la llamada de su mejor amigo que dejó la ciudad siguiendo a su familia, dos años atrás. Y ahí es donde encontramos el nudo de la acción.
Es de destacar que el autor hace un ejercicio de voces al utilizar la primera, la segunda y la tercera persona para narrar la historia, sin que sepamos muy bien quién es el narrador omnipresente y omnisciente ni por qué el protagonista se habla a sí mismo en segunda persona cuando está sonámbulo, aunque bien podría ser una ingeniosa forma de presentarnos una segunda “conciencia” que vela por la persona dormida.
Sin originalidad en la trama o en la forma de abordarla (salvo esa segunda voz posiblemente metafórica); sin una coral de personajes ni una complejidad en el argumento, sí que podemos decir que el autor nos lleva de la mano en cuanto a sentimientos se refiere: nos hace coger cariño a este muchacho que no entiende lo que sucede a su alrededor, al que casi todos parecen ocultar información por motivos desconocidos y que se encuentra en una espiral que no comprende. No hay momentos groseros, vulgares, o soeces. La novela no se deja llevar por la corriente “feísta” de la sociedad contemporánea y no se contagia del tipo de lenguaje y actitudes de referentes como los intervinientes en los llamados “reality-shows”. Bien por el contrario nos habla de chicos jóvenes, con ilusión, con actividades sencillas, cariños sinceros, básicos, en bloque, más cercanos a la infancia que a la madurez, sin “colmillos retorcidos” sino más bien con dientes de leche. Esta línea no se rompe cuando se trata de sexo, mostrándose pudoroso, limpio. Y el valor de presentar este tipo de actitudes en un mundo tan agresivo y soez se agradece en la obra. Es lo que podríamos llamar una narración “bonita” con independencia de que tenga final feliz o no (eso dejamos que el lector lo descubra y decida por su cuenta).
Un autor con la dulzura a flor de piel y de pluma, al que habrá que seguir la pista en sus siguientes ejercicios para verle crecer en complejidad y escenarios.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.