Cultura

El prisionero

El prisionero fue dado en libertad… cumplió condena, prestó servicio al corazón, dejó la celda con el numero respectivo,… se le dio salida por buen comportamiento y aun así… el captor que lo mantuvo vivo le exige el comportamiento de siempre (donde se prestaba más detalles a las leyes de convivencia que a la moral de estar en soledad)…. a pesar de que ya está en libertad…

El prisionero a veces extraña la prisión con aroma de mujer y sueña a veces que sigue preso viviendo encerrado en libertad… en ese mundo particular donde solo se entendían el prisionero y su captor…

El prisionero se hizo mudo y ensordeció con los miles de gritos cuando nació otra vez… en libertad… aquella que él mismo entregó gustoso en aras de vivir con su captor en la celda aquella donde el corazón recibía las atenciones acostumbradas…

El prisionero está buscando a la amiga elusiva que perdió… a veces la ve de lejos pero siempre ella huye por los recuerdos que viven con él todavía… que no son muchos ya, pero que lo siguen a donde vaya porque el tiempo que ha pasado no ha sido suficiente para borrar lo que aprendió entre las rejas que una vez amó…

El prisionero intentó tener una condena de por vida… perdió el juicio para seguir encerrado por más años y ahora se le entregó la libertad porque la prisión se volvió sala de castigo… se volvió Houdini y escapó como pudo del mal querer… aunque su corazón moría a veces por seguir con su captor… el prisionero recuperó la gentileza, la gracia y las ganas de estar cuerdo… recuperó las musas a las que renunció gustoso para encerrarse de por vida con la nueva musa… recuperó el camino que había abandonado… y aun así le piden que actúe como el prisionero aquel que amaba sin compasión… cuando ya cumplió la condena de 2 años y 4 meses…

El prisionero solo mira, coordina respuestas que lo protejan, sin prestar atención ya si a su captor es herido por las balas que salen de su boca…  el prisionero aprendió una vez (hace mucho tiempo) a vivir alejado del corazón amante… aprendió a volverse frío, témpano de hielo, aprendió a matar la costumbre de buscar besos, a sofocar las ganas de un abrazo… y ahora todo eso (olvidado) está volviendo a él… como lección aprendida jamás olvidada… el prisionero se ganó su libertad a pesar de no quererla… todavía…

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.