Sociopolítica

Si no luchas estás perdido

Si no luchas estás perdido

Carta abierta a todos los trabajadores del Estado español.

Ésta es una carta que un trabajador corriente, humildemente, escribe dirigida a ti, trabajador que vistes mono o corbata, que trabajas en la ciudad o en el campo, bajo un techo o a la intemperie, en la fábrica o en la oficina, que usas tus manos o tu mente, a ti, estudiante, futuro trabajador, a ti, jubilado, que ganaste tu pensión con tu trabajo a lo largo de toda tu vida, a ti, desempleado, trabajador en busca de trabajo, a ti, ciudadano.

Estamos asistiendo a un descomunal ataque contra nuestros más elementales derechos, que tanto costaron lograr a lo largo de los últimos siglos. Con la excusa de la actual crisis, sus máximos responsables, los políticos y sus amos, los grandes empresarios, los grandes banqueros, pretenden que nosotros, los ciudadanos de a pie, los trabajadores, paguemos la crisis que no hemos provocado, rebajándonos los sueldos, aumentándonos los impuestos, finiquitando el raquítico Estado del bienestar que todavía tenemos, haciendo que el mundo del trabajo sea como la jungla (aún más). Y todo esto mientras ellos, los dueños de la sociedad, las élites que nos gobiernan, no practican con el ejemplo, mientras se enriquecen, mientras despilfarran el dinero de todos. No voy a enumerar todas las barbaridades que supone esta nueva “reforma” laboral. Al final de esta carta podrás encontrar algunos artículos y libros (todos ellos gratuitos y de fácil lectura) donde se habla sobre dicha reforma y donde se profundiza acerca de lo dicho aquí muy brevemente.

Yo te pregunto a ti, lector: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tragar? ¿Vamos a consentirlo todo? ¿Permitiremos que sólo puedan tener sanidad y educación decentes quienes tengan suficiente dinero? ¿Vamos a consentir que el despido laboral acabe siendo, si nadie lo remedia, gratuito y libre? ¿No te preocupa que te puedan despedir simplemente por caer enfermo, porque no puedas mudarte a otra ciudad, o porque a tu empresa le dé la gana? ¿No afecta todo esto a tus hijos, nietos, hermanos,…? Si eres funcionario, ¿no te das cuenta de que también estás empezando a sufrir la dinámica de los acontecimientos, de que lo que le ocurra a los demás trabajadores también te ocurrirá a ti? ¿Vamos a consentir que ya ni siquiera nos dejen el derecho a protestar, que nos lo quiten todo y encima no podamos hacer huelgas, no podamos manifestarnos pacíficamente en las calles porque tal o cual ley así lo prohíba, contradiciendo la Constitución, haciendo, una vez más, que ésta se convierta en papel mojado, o porque nos arriesguemos, como mínimo, a sufrir los garrotazos de los policías? ¿Vamos a consentir que eliminen, de facto o incluso formalmente, los más elementales derechos democráticos, como el derecho a la huelga o la libertad de reunión? Me dirijo también a ti, policía, ¿no eres un trabajador?, ¿no te afecta nada de lo que ocurre a tu alrededor?, ¿no debes primero fidelidad y obediencia a tu conciencia, a tus familiares, al pueblo? ¿Vamos a permitir la degeneración de la democracia? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tragar? ¿Cuándo diremos BASTA YA, NI UN PASO ATRÁS MÁS?

Tras cualquier reforma laboral, de las muchas que ya hemos tenido, que nos dijeron siempre que era para crear empleo, sucede otra nueva reforma. Y tras la actual reforma, no nos quepa la menor duda, vendrá otra nueva reforma, mejor dicho, contrarreforma. En algunas cuestiones esenciales estamos volviendo al siglo XIX. Ahora cambio es sinónimo de retroceso. Hasta que no consigan eliminarnos todos los derechos no pararán. A los hechos podemos remitirnos. El capital nunca tiene suficiente. De reforma en reforma y tiro porque me toca. ¿Dónde están los supuestos beneficios de todas las reformas laborales que hemos sufrido a lo largo de las últimas décadas? En paradero desconocido. Somos los campeones de Europa, del mal llamado Primer Mundo, en paro y en precariedad laboral. Nos dicen que no hay alternativas. Pero yo te pregunto a ti, ciudadano, ciudadana, recurro a tu sentido común, a tu experiencia vital cotidiana, ¿es que ante cualquier problema no hay casi siempre alguna alternativa? Puede haber más o menos alternativas, no infinitas desde luego, de un color u otro, pero en la vida casi siempre, como mínimo, hay alguna alternativa. Si tu sentido común no es suficiente para desprenderte del pensamiento único que nos intentan imponer (que no por casualidad beneficia a los ricos), te incito a contrastar lo que ves y oyes en los grandes medios de comunicación con otros medios alternativos disponibles en Internet. Como muestra te he puesto unos pocos artículos y libros en las referencias finales. Simplemente decirte que en Finlandia están reformando el mercado laboral, ¡pero para darles más derechos a los trabajadores! Simplemente recordarte que en Islandia el pueblo ha logrado nacionalizar bancos, enjuiciar a banqueros y políticos, negarse a pagar una deuda ilegítima y redactar una nueva Constitución con la participación activa de los ciudadanos. En esa isla están saliendo de la crisis. ¡Y con más democracia, no con menos! De esto apenas hablan los grandes medios “informativos”. Nunca perdamos de vista que dichos medios pertenecen a grandes capitalistas, o son controlados por ciertos políticos a su servicio. Debemos siempre contrastar todo lo posible para acercarnos a la verdad. No es cierto que no haya alternativas. Es más, las políticas neoliberales, no sólo no son las únicas posibles, sino que no funcionan, como la experiencia práctica nos está demostrando. La realidad es el juez supremo de las ideas.

No seré yo quien defienda la actuación de los grandes sindicatos (no digamos ya del PSOE, que hace tiempo que no tiene nada de obrero ni de socialista), los cuales no han hecho bien su trabajo en demasiadas ocasiones. Como tú, yo soy un trabajador que se encuentra, una vez más, ante el dilema de hacer una huelga o no hacerla. Yo me juego mi puesto de trabajo, mi sustento y el de mi familia. Como mínimo, pongo en riesgo mi carrera profesional. Una vez más me arriesgo, como mínimo, a ser señalado en mi empresa. A mí me cabrea mucho hacer una huelga que luego no sirva para nada, arriesgarme para que luego los sindicatos mayoritarios no den continuidad a la lucha contra una reforma laboral que ellos tachan (acertadamente) de injusta, inútil e ineficaz. Como así ocurrió con la huelga general del 29 de septiembre de 2010. Una cosa debemos tener clara: la huelga es un medio, no un fin en sí mismo. Es un medio de lucha. Forma parte de una batalla más. Una batalla imprescindible, dentro de una guerra más general. No debemos consentir que la huelga del 29-M, como ocurrió con la anterior, sea un simple trámite de los grandes sindicatos para cumplir expediente. Debemos lograr que sea un crucial paso en un camino de más largo recorrido. El objetivo inmediato de esta nueva huelga debe ser la retirada de la actual reforma laboral, el mayor ataque a la clase trabajadora en la historia reciente de nuestro país. El posible éxito de esta nueva huelga debe traducirse en hechos concretos. Si es necesario, habrá que complementarla con otros medios de lucha (pacíficos). Si es necesario, habrá que hacer más huelgas generales. ¿Por qué no también una huelga general europea, o mejor, internacional? ¿Por qué no también huelgas de consumo? Yo te incito a ti, trabajador, a apoyar a los sindicatos más combativos, a castigar en las urnas a los sindicatos más sumisos y a los partidos políticos que atentan contra nuestros derechos, a dar opción a otras organizaciones. Yo te animo a ti, lector, si perteneces a alguno de los sindicatos mayoritarios, a luchar desde dentro de tu sindicato para que éste sea más combativo y democrático, para que sus dirigentes tengan en cuenta a las bases y den continuidad a la lucha, para que esta nueva huelga general sea el principio de una lucha a más largo plazo, con el objetivo inmediato de defendernos del ataque capitalista, pero también para tomar la iniciativa, y colaborando con otros movimientos populares, muy especialmente el 15-M, iniciar la senda hacia un sistema más justo y libre. Debemos luchar también por una salida distinta a la crisis, y no sólo esto, debemos luchar para desarrollar la democracia, para lograr, por fin, gobiernos del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Cuando tengamos una democracia que merezca tal nombre, y no el paripé actual, podremos realmente resolver los grandes problemas crónicos de nuestra sociedad, podremos avanzar, en vez de retroceder.

A quienes dicen que las huelgas no sirven para nada, yo les pregunto: ¿cómo creéis vosotros que se lograron los derechos de los que (aún, por ahora) disfrutáis?, ¿vosotros cómo creéis que hay que luchar? Y si me contestan que no merece la pena luchar, entonces que no vengan quejándose después. Que les expliquen a sus hijos o nietos que ellos no movieron un dedo por ellos, ni siquiera por sí mismos. Quienes ya ni se indignan es que ya no tienen dignidad. Quienes ya no son sensibles ante la explotación de sus hermanos, ante su propia explotación, es que ya no son humanos, son robots, son ovejas, son marionetas. Si hago la huelga me arriesgo, pero es un riesgo que hay que correr. Tal vez no sirva para nada. Pero si no hago nada, SEGURO que no lograré nada. Si no corro ahora este riesgo me arriesgo a no tener derechos, a perder cada vez más poder adquisitivo (nada comparable con la pérdida del salario de UN día), a ser cada vez más esclavo. Debo pensar con más amplitud de miras. Debo luchar. Debo arriesgar. Debo superar el miedo. Debo incitar a mis compañeros a luchar de manera unitaria. Si todos, por lo menos muchos, la mayoría, hacemos la huelga, el empresario no puede despedirnos a todos. En la unidad está nuestra fuerza. Por mí, por mi cónyuge, por mis hijos, por mis hermanos, por mis nietos, por mis padres, por mis abuelos, que tanto lucharon para que yo pudiera tener lo que ellos no tuvieron. Si luchas puedes perder, si no luchas estás perdido.

¡El 29-M todos a la huelga!

 

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Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.