Música sacra de compositores aragoneses contemporáneos

Hay iniciativas culturales que van más allá de su propio contenido aparente. Tenemos que felicitarnos por ello. La Asociación Aragonesa de Intérpretes de Música ha organizado un Ciclo de Música Sacra en la Semana Santa que consta de cuatro conciertos a desarrollar en diferentes escenarios de la capital durante estos días. La primera sesión tuvo lugar el viernes 30 de marzo en la iglesia de Santa Engracia. Los sucesivos van a desarrollarse el domingo 1 de abril en la iglesia del hospital provincial, al día siguiente en el Teatro Principal y por último, el martes día 3, en la iglesia de San Felipe.

El perfil es evidentemente el correspondiente al título del ciclo. Hay algunas obras de corte clásico, como la ‘Sinfonía nº 49’ de Joseph Haydn, denominada ‘La pasión’ y la ‘Missa in tempori belli’ del mismo compositor. Igualmente destaca el ‘Stabat Mater’ de Gian Battista Pergolesi, obra con la que concluirá el ciclo. Se integran en la programación otras piezas de pequeño formato pero no de menor interés.

Van a intervenir diferentes agrupaciones y solistas surgidos mayoritariamente de Aragón, entre los cuales hay que destacar al trío Salduie, que componen Daniel Francés al violín, Nuria Gañet al violonchelo y Consuelo Roy al piano, a la capilla de la Fundación Fernando el Católico dirigida por Ismael Villanueva, a la orquesta Tempo Giusto, conducida por Ricardo Soláns, y a la orquesta Ciudad de Alcalá, fundada y dirigida por el zaragozano Vicente Ariño.

Participan cantantes e intérpretes de calidad contrastada, pero lo que deseo destacar es el estreno absoluto de cuatro obras de compositores aragoneses en la primera sesión del ciclo. David Romero, Antonio Salanova, Luis Lluciá y Víctor Rebullida han creado para este ciclo unas interesantes piezas que tienen como denominador común el partir de poemas o textos religiosos sobre los que han trazado su sabiduría musical.

Los compositores aragoneses contemporáneos de la llamada ‘música clásica’ son un lujo que la sociedad y los responsables de las instituciones culturales deben apreciar. Su trabajo está al alcance de los oídos y aun podrá estarlo más si reciben el apoyo que merecen, tanto en interpretaciones directas como en grabaciones para la memoria, que al mismo tiempo enriquecen nuestro patrimonio cultural.