Cultura

Españoles en el Himalaya

Después de ver en televisión “Españoles por el mundo” o aragoneses, castellanos y murcianos, vaya por delante el respeto a todos ellos, por supuesto… por el mundo, nos llegan las últimas noticias frescas de “Españoles en el Himalaya”.

No se apuren, no es un programa de televisión, aún, pero que tendría mucho potencial, seguro. Y es que es en la Cordillera del Himalaya, en estos meses de abril y primeros de mayo, donde está todo el cotarro. Tenemos allí a Carlos Soria que sin ser un profesional de la montaña ha ido expedición tras expedición subiendo muchos picos. Por citar de su currículum brevemente lo más relevante se puede decir que de los catorce ochomiles del planeta ha llegado a la cumbre de once.

 foto: Carlos Soria

Once cumbres de ochomil metros no se suben en once primaveras. De hecho el propio Carlos Soria, que recientemente ha cumplido ya 73 primaveras, dice muchas veces que son más las montañas de las que se ha tenido que bajar, que las que ha conseguido ascender… Y que así sea durante muchos años.

Pues bien, parece que una vez más se baja del que sería su duodécima montaña de ochomil metros, el Annapurna. Llevaba muchos días nevando incluso en el campo base y tan sólo había subido la tienda, junto al palentino Tente Lagunilla, hasta el campo 3. Hoy habían subido a retirarla, volver al base y han comunicado que no es prudente continuar subiendo con tan intensas nevadas en una montaña que es famosa y temida por las avalanchas.

Más al este tenemos a Juanito Oiarzábal y Carlos Pauner. Este último intenta coronar también los catorce ochomiles, pero el primero, Juanito, lo pretende hacer por segunda vez. La montaña es el Shisha Pangma, el más pequeño de estos gigantes con 8.027 metros. Se pueden seguir las crónicas que envía el propio Pauner en su web www.carlospauner.com.

 

 foto: A la derecha, Carlos Pauner camino del Shisha Pangma

En ella leo que ayer salieron hacia el campo 1 y hoy, anoche, durmieron en el campo 2 a 6.800 metros. El monzón les ha traído mucho viento del norte, justo en la orientación donde se encuentra la ruta normal al Shisha. No alcanzo a imaginar el frío que han tenido que soportar incluso al abrigo del campo base. Porque a diez bajo cero y con fuerte viento la sensación de frío puede llegar a ser de veinte o veinticinco grados negativos. Y uno deja ya de mirar el termómetro, no sea que se te congele hasta el alma.

Para escalar o hacer un sencillo trekking al Himalaya se puede ir, evidentemente, en cualquier época del año. Pero son dos las estaciones en las que la cordillera más alta del mundo ofrece una estabilidad meteorológica mayor, que es en primavera y en otoño. Durante los meses de junio a agosto se produce el fenómeno llamado “monzón”. Básicamente lo que sucede es que el continente se enfría y calienta siempre más rápido que el agua oceánica, que en esa región de la India, Bután y Nepal está tan cerca. En los días de verano el sol calienta en la tierra más que en el mar, creando en la atmósfera una corriente de aire húmedo del sur que reparte la necesitada agua en los campos de arroz y trigo de las llanuras y la nieve en las alturas.

Los alpinistas prefieren por eso ir antes del monzón o ir después. Al igual que en nuestro Pirineo nunca sabemos cuánta nieve tendremos en el invierno, allí tampoco se sabe a ciencia cierta si el monzón vendrá más o menos crudo y cuándo. Lo que sí se sabe es que en primavera la temperatura es mayor con menos nieve y en otoño al revés. Justo donde hemos elegido ir en la Ski Expedition al Cho Oyu.

Pero el alpinismo no es una ciencia exacta, y las ilusiones de nuestros amigos, españoles en el Himalaya, aunque condicionadas por el monzón tienen una fuerza propia que les empujará hacia arriba, donde se reparten los laureles. Porque, en serio pienso, que las montañas nos hablan y nos atraen. Ya sé que alguien dirá que es un montón de piedras, hielo y nieve, pero en ese montón de piedras es donde experimentamos algunas de las emociones y sentimientos más intensos de nuestra vida. Y estas emociones interiores rebotan en la montaña produciendo un efecto casi óptico que te encanta como a Ulises las sirenas.

 

 foto: Carlos Soria y Carlos Pauner en la ceremonia de la puya.

Así que esperemos que la puya, el rito religioso que se realiza en el campo base a la sagrada montaña, les sea halagüeño, y que la montaña les atraiga a todos ellos, pero lo justo. Al menos para que vuelvan sanos y salvos a casa. Y por supuesto, que el monzón reparta alegría y bienes a todas las gentes que allí habitan.

Raúl Muñoz – Guía de Alta Montaña

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.