Cultura

Gracias, hijo

Yo te amo, y es con simpleza eso. Te amo porque vos sos el amor que no pudo contener mi cuerpo, y así mismo no eres una versión mía, pues ni mi mejor “yo” se acerca a tu más humilde vos.

Cuando te amo -que es un milagro que ocurre todo el tiempo- te admiro por esa libertad que te permite vivir, aún sin saber conectar dos palabras, pero absorbiendo y comunicándote a cada momento. Quizás también sea el comunio, que hace que me transforme en tu reflejo: si te golpeas a mi me duele, si estas feliz yo me río, y al verte avanzar, por fin, crezco…

Es también por el amor, que me transformo en tu eco, y para cuando todo parece vacío y nadie logra escucharte, entonces yo te cito y traduzco, en el lenguaje de los grandes –que de grandes tenemos  poco-, entonces replico: es sueño, tiene hambre, esta mamengo o quiere upa.
Te amo por ser tenaz y objetivo (en mi caso la primera fue siempre un punto débil, y la segunda… también –influye mucho mi condición de mujer) la maravilla de aprender todos los  días, ¡a gusto de estar aprendiendo!, de gozar cada chichón, cada golpe con una nueva carrera. Sin pensar si sale bien, si se ve mal, bailar y disfrutar del movimiento con absoluta alegría, en cualquier rincón de la casa, con cualquier sonido y estilo.

Te admiro, admiro la creatividad con que creas tu mundo y decoras el mío, la indiscreción amorosa con que descubres quien soy, antes de descubrir quien eres, esa perfecta armonía que tiene tu mirada, por ser puro, por mantener el asombro por el mundo al mismo nivel que en vos mismo.

Que preciosa ironía que tiene la naturaleza, de haberte traído a mi vida después de haberme llenado tanto, de cosas que no interesan: prejuicios, dogmas, miedos; y con vos volver a vaciarme, a encontrar la maravilla contando hasta diez con los dedos, en hacer la diversión imitando animales, en comer sano, en descansar lo necesario, en aplaudir los logros y no saber de fracasos, que la prioridad sea la acción y acompañe la palabra… Que con tan poco tiempo en este mundo, vengas a enseñarme tanto.

Te amo, porque me diste la asignatura académica más importante, en ella aprendo medicina, sociología, diseño e idiomas…Cada segundo, todos los días, aprendiendo e improvisando, vamos creciendo, vos aprehendiendo para vos y yo, junto con vos transformándome, ahora libremente, con fuerzas, sin pesadillas y descansando en las paradas.

Yo te amo, y es con simpleza eso.

Gracias, el amor también es esto.

Te AMO Viero,

Mamá.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.