Cultura

El voto de Eurovisión

Uno siempre está buscando una excusa para adentrarse entre los fantasmas del pasado y así compararlos con los sentimientos que puedan producirme ahora.

Un buen fantasma es el festival de Eurovisión, casi siempre en blanco y negro, y que conseguía emocionarme, cuando no consternarme, ante las votaciones de cero points.

No recordaba algo, que según me cuentan, ya ocurría en aquellos tiempos,  y que sigue pasando ahora. Me refiero a los votos por cercanía física y emociones similares. En la actualidad existen dos grupos principales de generadores y receptores de votos: Los países del norte de Europa y los del Este aunque fijándonos más, seguramente encontraremos más grupitos. En cuanto a los del sur de Europa, los pobres, tienen otras cosas más importantes en que pensar.

Es difícil creer que votemos a nuestros vecinos, aunque la canción sea mala y dejemos sin votar las de mejor calidad.

Se suele etiquetar a los países de tradición católica como mas trileros y amantes de la trampa. Se comenta que los que se cuelan en las colas o trampean con los impuestos son tratados como espabilidados y gente de saber buen vivir.  Un país luterano avergonzaría inmediatamente la conducta si es que no era uno denunciado a la justicia.

Ver que los países luteranos votan a los “amiguetes” en vez de a la mejor canción me tranquiliza. La injusticia de la subjetividad es un fenómeno tan laico como cerebral y que poco tiene que ver con las religiones.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.