Cultura

Un modelo de vida basado en el reloj de pulsera

Los fugitivos del caos

Muchas personas han adoptado un modelo de vida basado en el reloj de pulsera de lunes a viernes. Aunque no fumen ni beban, es muy posible que alguna forma de estrés termine instalándose en su estómago, en la zona lumbar o en su dolor de cabeza. O en las relaciones con la familia.

Cuidarse tiene futuro. Hay un estilo de vida que nos pide que paremos y que nos dediquemos, aunque sea de fin de semana, este tiempo que nos permita mirar hacia adentro y hacia nuestro entorno más cercano. Una vuelta a un estilo de vida más pausado y más reparador.

Hay entornos naturales saludables para cuidar y fortalecer las relaciones de amistad entre los adultos, pero también para ensayar habilidades sociales. Abrir la ventana de la habitación y escuchar el silencio del amanecer provoca sensaciones capaces de disminuir los niveles de cortisol en sangre.

Este entorno también da la oportunidad de poder exponernos a parámetros ambientales, como la luz natural, que según algunos estudios tiene que ver, al menos en parte, con el estado de ánimo de las personas, a través de una serie de factores bioquímicos. Por ejemplo, los niveles de vitamina D y la melatonina, implicada en la regulación del los periodos sueño-vigilia. No es de extrañar que actualmente existan en algunos países nórdicos terapias a base de exposición lumínica para el tratamiento de la depresión invernal. Ha podido comprobarse, que la luminoterapia, junto a otras técnicas de corte más psicológico, ayuda a la remisión de estos cuadros depresivos.

Tener la posibilidad de disfrutar del medio natural paseando por senderos o admirando un paisaje libre de semáforos y lleno de aire puro, se convierte en un potente estimulante de la liberación de unas sustancias químicas a nivel cerebral, las endomorfinas. Estas moléculas tienen entre sus funciones aliviar el dolor, mejorar el sistema inmunológico, disminuir la ansiedad y el estrés y dotar a la persona de una sensación de bienestar y energía.

Los spa han florecido sobre todo alrededor de las ciudades con la intención de proporcionar una reparación rápida al maltrecho equilibrio físico-emocional de la persona por medio de tratamientos, diversas terapias o sistemas de relajación en los que se utiliza el agua como elemento principal.

Todo esto reduce el estrés, al menos de forma puntual. Pero si sólo se utiliza a modo de paliativo y no se apuesta por un cambio tendente hacia una vida saludable, daremos por buenas las palabras de Sócrates: “Si alguien busca salud, pregúntale si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle”.

Están los balnearios con aguas minero-medicinales declaradas de utilidad pública, servicios médicos que prescriban los tratamientos e instalaciones donde realizar dichos tratamientos. Sus aguas son especialmente recomendables para el tratamiento de diferentes patologías, bajo control médico, como reumatismos, artrosis, dolores asociados a lumbalgias y contracturas, sinusitis, varices, cálculos renales y diferentes afecciones cardíacas y digestivas. Pero es necesaria la opinión de un médico antes de comenzar un tratamiento mediante aguas termales.

También están en auge una serie de prácticas relacionadas con el bienestar físico-emocional que tienen su origen en diferentes países de oriente como India y China. El Chi Kung (Qi Gong) forma parte de la medicina tradicional china con más de 3.000 años de práctica y está basado en las enseñanzas y prácticas de los monjes budistas y taoístas en su búsqueda del equilibrio físico y mental. Algunos estudios científicos han relacionado la práctica de algunas técnicas de meditación y relajación con una mejora de la concentración y de la memoria, así como con algunos componentes de corte más orgánico como el fortalecimiento del sistema inmunitario y la disminución del estrés. El fisiólogo Hans Selye, investigador y estudioso de la respuesta al estrés, conocido por describir el Síndrome General de Activación (SGA) apunta que la práctica continuada de la relajación y la meditación contribuye de forma notable a la recuperación y adaptación a las situaciones de estrés cotidianas.

Existen diferentes tipos de relajaciones y de meditaciones, pero solo una práctica continuada posibilitará acceder y disfrutar de efectos positivos tanto a nivel fisiológico como psicológico. Sólo requieren unas mínimas condiciones ambientales que pueden conseguirse en el propio hogar.

Conviene recordar que, además de todo esto, unas nutritivas relaciones familiares y sociales posibilitan el desarrollo y crecimiento de la persona y le invitan a trabajar en el cuidado de su propia salud.

Alfonso Echávarri Gorricho
Psicólogo y coordinador de Programas en el Teléfono de la Esperanza

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.