Sociopolítica

Izquierda Unida: ¿un paso adelante desde la crisis actual?

El comienzo de la lectura de las reflexiones que, a la luz de la realidad actual, se plantean las organizaciones de Izquierda Unida, parece ilusionante. Nace del análisis de la situación actual, como debe de ser, pero, al mismo tiempo, pone en evidencia que las vanguardias del proletariado van en una dirección y los movimientos sociales en otra. O sea que éstos no necesitan de vanguardias para tomar la calle con sus propias reivindicaciones porque éstas no formaban parte de las vanguardias ilustradas. Esta bipolaridad, consecuencia de la unidimensionalidad de I.U., que viene debilitando y desconcertando la presencia política de la sociedad, es lo que parece que tratan de corregir.

El proyecto de IU presenta novedades que sorprenden gratamente: una de ellas consiste es buscar la forma de establecer alianzas o simplemente participar,  impulsar y coordinar, desde dentro y desde fuera, las reivindicaciones, movilizaciones e intereses de todos los movimientos sociales periféricos al Poder, y acentúo “todos”, porque no son suficientes los movimientos de origen económico pues  otros movimientos sociales, ideológicos y morales como: el aborto, el feminismo, los anticonceptivos, la homosexualidad, la libertad sexual que contiene todos estos movimientos y reivindicaciones… son de interés estratégico para que cada ciudadano pueda ser libre ejerciendo “su” libertad moral y, en consecuencia, para debilitar el poder del aparato ideológico-represivo del Estado capitalista, que no es otro que la religión y su sistema de valores o moral. Porque debilitar la moral represiva es debilitar la conciencia represiva de la clase dominante.

El otro aspecto relacionado con éste es la propuesta de transformar la organización en un partido de masas. No especifica, tal vez porque no sea ni el lugar ni el momento, cómo debe hacerse esa transformación. En mi opinión sus militantes deben pertenecer, participar y emanar de los movimientos sociales periféricos al Poder. Algo tan sencillo, pero ideológicamente más radical, como  lo que es la estructura organizativa del laborismo, más democrática en la base que el leninismo. Sin embargo, la situación actual de movilización espontánea de masas en la calle y asambleariamente es coyuntural porque surge en respuesta a problemas que siempre existen pero que ahora se han agudizado. Este rasgo coyuntural tiene una característica: que cuando de la espontaneidad se pase al reflujo de este tipo de movilizaciones, y a saber durante cuánto tiempo, el movimiento reivindicativo se desmoviliza y diluye. De manera que una organización que tuviera todos sus miembros vinculados a estos movimientos se paralizaría en los largos tiempos de reflujo.

Por esa razón sería necesario distinguir entre los movimientos coyunturales y aquellos que ya están organizados en torno a programas reivindicativos como las feministas, los homosexuales, las abortistas, ciertos ecologistas…y plataformas sindicales de estudiantes y jóvenes, así como los sindicatos de toda nuestra vida, que una vez que se depuren de sus vicios de funcionamiento corporativo y funcionarial, deben ser una de las fuentes de donde salgan los miembros de una organización de izquierdas. Por supuesto en los movimientos municipales, muchos de los cuales contienen todo este tipo de iniciativas, participando en ellos, impulsándolos y coordinándolos.

Por otra parte, sería aconsejable que no volvieran a caer en el mismo error de los partidos comunistas guiados por la III Internacional respecto a sus oscilantes relaciones con la socialdemocracia. Si bien es cierto que ésta no pretende, a pesar de sus estatutos, ofender a la democracia capitalista  sino reformarla, sus militantes y sobre todo sus millones de votantes no entenderían un enfrentamiento del que I.U. no sacaría partido. Es más operativo ofrecer alternativas que por sus contenidos reivindicativos están ya en la calle y son de interés común para todos los movimientos. Esta al menos podría ser la tarea de I.U.: convencer de que un problema parcial, el desahucio, es un problema general, la explotación económica, la caída del poder adquisitivo, la inaccesibilidad a la vivienda.

Es la claridad del proyecto por su contenido y amplitud en recoger reivindicaciones de todos los sectores sociales, no sólo económicos sino morales, y su posibilidad de realización en determinados plazos lo que puede atraer al electorado socialdemócrata. Pero esta capacidad de integrar a estos movimientos en una dinámica común depende, también, de que esta organización, como decía, no esté implantada en su seno sino que sus militantes emerjan desde dentro del mismo. Hay una diferencia organizativa y cualitativa entre el funcionamiento leninista del partido, vicio que se manifiesta en sus propias expresiones y lenguaje, y un funcionamiento de base asamblearia, cuando exista, y de participación reivindicativa permanentemente.

Debe entenderse que las reivindicaciones son permanentes y que la mejor función que debe hacer una organización de izquierdas es ser portavoz impulsor de todas las iniciativas ininterrumpidamente. Y en esto juega un papel fundamental los medios de comunicación, que hoy pueden jugar un papel fundamental en la movilización intelectual y política permanente y en la movilización en las calles cuando se pueda. El denunciar cualquier agresión a las libertades individuales y a los derechos es una tarea diaria y necesaria. No puede ser un ejercicio de periodismo que nos informa de todo tipo de agresiones a las libertades, sino de denuncia y movilización. Pero este es el reto.

Otro aspecto, acertado, y no porque recuerde a los frentes populares sino porque parte de que la realidad actual golpea a las clases medias aunque no con tanta intensidad como al proletariado, porque nunca las clases medias padecieron tanto la explotación como los que sólo poseen su fuerza de trabajo, es la propuesta de una amplia integración de las reivindicaciones de éstas en el conjunto de las reivindicaciones de los movimientos populares. Es necesario encauzar el malestar en una misma dirección para fortalecer la presión contra el enemigo común que es el Capital financiero y especulativo y a éste, por ser autista, no sólo no pertenecen las clases medias sino que se están sintiendo azotadas por su codicia acumulativa de  capital. Pero cuidado porque esta clase puede colaborar con la izquierda para girar, más tarde, hacia la derecha y aún más allá.

Desde que Marx escribió Das Kapital, en el siglo XIX, hasta hoy, la situación ha cambiado tanto que ni si quiera el mismo Marx la había contemplado. Hoy día hemos llegado al momento de dominio absoluto del Capital en sus expresiones como financiero y como especulativo. En tiempos de Marx era la industria, los empresarios más que los capitalistas, porque éstos apenas estaban en proceso de organización de sus redes, quienes explotaban y dominaban. Hoy día todo le pertenece al Capital, que es el dinero. Le pertenece la industria, el comercio, la agricultura y el proletariado. Hemos pasado a estar todos hipotecados, a encontrarnos en un nuevo estadio de la evolución política, social, económica y humana por lo que se nos podría calificar más que como “homo proletario”, como “homo hipotecado”. La crisis actual, aunque las causas son otras, no tiene otro objetivo para el Capital que acumular capital. Y esto sólo puede conseguirse descapitalizando al “homo hipotecado”. Estamos en un momento del capitalismo en el que todos hemos pasado a ser: de ciudadanos a hipotecados-  súbditos del Capital que lo puede absolutamente todo. No estamos bajo un sistema político de Monarquía absoluta sino de Capitalismo absoluto. Y esto significa, en ausencia de “guerra fría” y a falta de una amenaza de radicalización de la lucha de clases, que van a ir destruyendo el bienestar social, sencillamente porque pueden dominar sin necesidad de Estado de bienestar. O eso parece. Y observando el comportamiento chulo, agresivo, arrogante, insultante y despectivo de personas como Esperanza Aguirre, Cospedal o Ana Botella… hacia el bienestar social, que les importa un pimiento, se ve que sus amos el Capital,  el Papa y los líderes de todas las religiones monoteístas cristianas, judías y musulmanas están confiados y dispuestos a devolvernos a las cavernas del nacionalcatolicismo. Y siendo esto así, teniendo todos el mismo enemigo, parece lógico que puedan encauzarse todas las reivindicaciones de todos los ciudadanos hipotecados. Pero el enemigo no solamente es el Capital sino también la ideología y la moral que lo protege. Su sistema de valores que, gracias a los aparatos ideológico-represivos de todas las religiones, son, también, nuestro sistema de valores. A propósito tan poco se dice nada de la justicia, que funciona no sólo caóticamente sino en beneficio de los poderosos y aplicando leyes inconstitucionales  que agreden la libertad moral y de conciencia. Y esto se debe denunciar permanentemente porque se debe desprestigiar el sistema represivo judicial y el religioso para debilitar sus aparatos ideológico-represivos.

Estamos ante una ponencia para desarrollar en un congreso pero, precisamente por eso, habría que destacar algunos aspectos importantes que no se abordan o no se desarrollan con algo más de profundidad. Destacaría los siguientes: la permanencia del Concordato franquista en contradicción con el artículo Iº de la Constitución; la cuestión de la organización del sistema político deseable: la República federal; no se dice nada, por miopía política, de la defensa nacional e internacional de los derechos individuales y de la libertad moral y de conciencia y por lo tanto de la libertad sexual desde la adolescencia. ¿Es puritana la izquierda? creo, por desgracia, que demasiado y lo que es más grave es inconsciente de su puritanismo y de las graves consecuencia ideológicas que tiene sin que lo perciban que son: su comportamiento individual autoritario, patriarcal, antifeminista y homófobo; no se relacionada la jornada de 35 horas y la vivienda con motor del crecimiento económico, del que tampoco se dice nada en concreto, para generar trabajo  y el poder adquisitivo, empezando por la clase obrera y la perspectiva internacional en la que debe situarse la reivindicación de la jornada de 35 horas.

Un aspecto muy importante, la movilización europea, al menos, en torno a las 35 horas, que me ha parecido que se ignora porque el documento ponencia está redactado con una perspectiva demasiado local. Y es necesario tener en cuenta que los movimientos sociales feministas, homosexuales, ecologistas, abortista, laborales, sindicalistas, educativos, juveniles…etc.,  existen por toda Europa y Norteamérica  y deben estar en todo momento relacionados aunque sólo sea para mantenernos intelectualmente movilizados. Que la movilización de la conciencia es cada día más fundamental para tomar conciencia de lo que se nos está viniendo encima con la brutal contraofensiva del Capital y de la moral religiosa y para presentarles no sólo batalla, colectiva e internacionalmente,  sino para defender el territorio conquistado durante la “guerra fría”, fortalecernos en él y hacerlos retroceder. Esta forma de lucha deberían tenerla muy en cuenta. Hay que recuperar, urgentemente, la solidaridad internacional que es posible en torno a estas y otras reivindicaciones y utilizando los medios de comunicación, a veces, como forma de organización y movilización permanente.

No se dice ni una palabra del Concordato con el Estado Vaticano y mientras esa relación, establecida con la Dictadura, no se rompa seguiremos sin poder hablar de separación entre el Estado y la Iglesia, porque, aún, la religión oficial sigue siendo la católica. Todavía los ministros juran ante un crucifijo y como si fueran súbditos se arrodillan, como el rey y su familia, ante el papa. En los centros educativos sigue estando presente el símbolo cristiano sadomasoquista, el crucifijo, y se sigue dando clases de moral represiva cristiana. Las fiestas religiosas son fiestas civiles. La misma fiesta nacional española es una fiesta religiosa y ridículamente imperialista, asociada al concepto católico y falangista de hispanidad.

La moral represiva cristiana está codificada en algunas leyes sobre moral, transformando a la justicia y a los tribunales  en  tribunales religiosos e inquisitoriales. La educación religiosa impartida en los centros escolares fomenta la represión sexual, el sadomasoquismo y la propiedad privada de los medios de producción, esto es: la explotación económica y la represión sexual. Construyendo con estos valores explotadores y represivos la moral que se nos impone y que acatamos como si ese estado de represión y explotación fuera tan natural como la esclavitud en tiempo de la antigüedad o la servidumbre en tiempo del feudalismo y el Antiguo Régimen. Y, por si fuera poco, se impone en muchos centros la moral de la encíclica “Dilectissima nobis” de Pío XI, el papa fascista por méritos propios, sobre separación de sexos. Y la izquierda no denuncia insistente, beligerante y públicamente este patológico y delirante sistema sexista católico.  Con cientos de millones procedentes de los presupuestos se consolidan los centros educativos católicos en un proceso devorador en virtud del cual van ganado terreno a la enseñanza pública. De esta manera, el Estado fomenta y legaliza una moral que ataca los fundamentos de la libertad y la democracia popular: la libertad de conciencia, moral y sexual, la libertad económica y la libertad política. Es como si en Alemania se fomentaran los valores del nazismo en sus centros educativos.

En el caso de los Estados Unidos el artículo VI de la Constitución prohíbe el juramento religioso a los cargos públicos. Además, ninguna religión es subvencionada por el Estado ni está exenta de impuestos, excepto los lugares de culto. El mismo Franco tenía mayor control sobre la Iglesia que los gobiernos democráticos. Como ya había hecho Napoleón sometió el nombramiento de los obispos a su autoridad y beneplácito y exigió que el clero rezara por su permanencia y le prestara obediencia. Y así lo recoge la doctrina cristiana. Razón por la cual, Napoleón pudo decir que “el pueblo necesita de una religión” porque reconcilia a los creyentes con la desigualdad y los inclina a obedecer al gobierno. En una democracia el clero es una quintacolumna del pensamiento reaccionario  porque no jura la Constitución, es súbdito de un Poder extranjero, el Estado teocrático Vaticano, a cuyo jefe o papa jura obediencia, y es, al mismo tiempo, ciudadano soberano en España.  ¿Tiene I.U. una ideología y una moral secular y laica o religiosa y clerical? Ante la confusión, debe definirse ideológicamente.

Necesitamos una Estado secularizado para fortalecer una sociedad secularizada como condición necesaria para ser libres. Pero ¿es que no entienden que la apertura a los cristianos debilitó  ideológica y electoralmente a los partidos comunistas como el PCE y el PCI cuando, por puro oportunismo y confusión ideológica, creyeron que conquistarían a las masas católicas? Los que se sienten católicos ya tienen claro cuál es su partido: la derecha. Los demás se dicen católicos por rutina pero sin convicción. Que las masas de un país católico no son ni beligerante ni fanáticamente católicas. Son católicas como pueden ser domingueras. Otra cosa es que la moral represiva cristiana la tengamos inoculada desde que nacemos pero ese es otro problema que no garantiza que los ciudadanos voten a la derecha por esa razón moral. Aunque Reich dijo otra cosa. Claro que hablaba de los campesinos y ciertas clases medias y en Alemania

No se sabe cuál será el motor del crecimiento económico tampoco se dice ni una palabra de la necesidad de  fortalecer la ideología moral progresista que no tiene como referentes, precisamente, las dictaduras de izquierdas ni  las teocracias musulmanas, por muy antioccidentales que sean. En política exterior se sigue teniendo como aliados a las dictaduras de “izquierdas” (¿) que en realidad son regímenes populistas podridos y a las teocracias musulmanas porque son anti-imperialistas. Un disparate que coloca a I.U. en el campo de los enemigos del progreso, de la justicia y de la libertad. Y que ya va siendo hora que cambien esos residuos de la política exterior soviética por aliados más ideológicos que anti-imperialistas.

No se hace una defensa ideológica de los derechos humanos, ni se ataca la propiedad privada de los medios de producción ni se desmitifica  y denuncia la Constitución como protectora del capitalismo e incumplidora con los derechos sociales. No se dice nada de la educación para la ciudadanía, de la educación en derechos, de la educación sexualmente discriminatoria. No se denuncia la democracia capitalista como democracia interclasista en la que vivimos…etc. No se define sobre España. Se limita a repetir lo de República federal, ahí vamos bien, pero no define qué es esa federación. ¿Han tenido en cuenta que los nacionalistas tienen como objetivo la independencia? ¿Han advertido que si no es inevitable es necesaria para saber de qué España estamos hablando? Deben definirse de una vez sobre qué entienden por España. Si Catalunya y el País Vasco son España o no. Y si no lo son qué pintan en una estructura federal de la nación española. Porque no pueden ignorar que se estructuran federalmente el Estado de una nación. Otra forma de estructura ya es otra cosa que sólo puede plantearse entre naciones que son independientes, pero, primero, es necesario saber qué es España. Y esto lo enmascaran en la nube del federalismo como si así fueran a evitar enfrentarse al problema.

El problema de la construcción es, en el caso de España, el origen de los millones de parados y, por tanto, la reactivación de la construcción, a no ser que alguien presente otro motor del crecimiento real, posible e inmediato, está en el origen de la solución. Dentro del modelo de explotación económica en el que nos encontramos. En mi opinión, la vivienda siendo un derecho social, debería ser, como la educación y la sanidad, una cuestión de Estado, de Estado de bienestar.

Cualquier política económica y social debería hacer de la construcción no sólo para los españoles sino para atraer a millones de extranjeros a pasar aquí sus vacaciones o su jubilación, un motor del crecimiento dinámico y estable, pero popular. Debería haber un ministerio de construcción dedicado a impulsar la vivienda popular a precios de coste y competitiva. Si existen empresas privadas que lo hacen no existe ninguna razón para creer que el gobierno no lo puede hacer. Y no pueden existir impedimentos porque acaba de venirme a la memoria que el gobierno laborista británico, al terminar la segunda guerra mundial, tomó en sus manos la construcción de viviendas populares y lo consiguió. Ahora se trataría de que el estado construyera miles de viviendas populares, al precio de coste. Daría con una solución para abaratarla, garantizar el ejercicio de un derecho, crearía millones de puestos de trabajo y elevaría el poder adquisitivo de los trabajadores que no tendrían que encadenarse y encadenar a sus generaciones a una hipoteca del capital financiero y del especulativo.

Javier Fisac Seco

Historiador, caricaturista político, creador artístico

Últimos libros publicados: Dios es de derechas. Nazismo, franquismo y catolicismo: una alianza contra la libertad y El mito de la transición política: Franco, D.Juan/El Rey y el PCE/ PSOE en la Guerra Fría.

Este libro se puede bajar gratuitamente en uno de los siguientes enlaces:

http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/nuestra-memoria/la-transicion/2888-el-nito-de-la-transicion-politica-franco-d-juan-el-rey-y-el-psoe-pce-en-la-guerra-fria

http://www.ellibrepensador.com/2011/11/15/el-mito-de-la-transicion-politica-de-javier-fisac-seco/

http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/textscavern/transicion.pdf

En youtube pueden verse videos de este autor sobre: “Feminismo es libertad”, “La mujer en los felices años veinte” y exposiciones de arte en “artelista.com”

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.