Sociopolítica

Cómo convertir a sus hijos en imbéciles, Lección # 4

Edúquelos basados en la memoria, en los conocimientos irrelevantes, poco o nada significativos.

Incúlqueles el deseo de aprender y recitar de memoria datos huecos y sin sentido.

La educación durante los últimos siglos se ha basado en el aprendizaje –o domestizaje huero- lejano a lograr competencias.

Y las competencias es conseguir que los niños y jóvenes resuelvan problemas del hogar, del trabajo, que sean inventivos, logren innovaciones, vean el futuro y practiquen con su cerebro la creación de nuevas formas de resolver los problemas que aun no existen.

De manera que aquellos que sueñan con un montón de jóvenes que se sepan de memoria todos los ríos del mundo, todas la bahías del mundo; todas las capitales del mundo, solo por saberlas logrará chicos y chicas odiando el tiempo perdido.  No. Vaya a la web y enséñeles Guatemala y sus montañas; hágales recorrer Madrid  alegre e histórico con un video;  llévelos a la magnífica Moscú y haga un recorrido por sus empedrados; enséñeles la muralla China desde el cielo y hágalos caminar sobre las piedras que representan leyenda e historia.  Que vayan a navegar al Danubio y escuchen –en vivo- un bello poema de Goethe.  Y cuando termine ese recorrido, los chicos estarán con ganas de aprender más.  Y si los chicos y chicas solo piensan en fut, enséñeles economía empresarial deportiva o cómpreles “Soccernomics”.

Los chicos no son mejores ni peores, sino distintos.  Pero debe darles oportunidad de desarrollar alguna de sus inteligencias.  No se les debe someter a ese ejercicio tedioso e improductivo de aprender datos absurdos e inservibles.

Siempre es un problema práctico para con los docentes formalistas y conductistas: Se paran en su pedestal de sabios, respiran hondo y se vuelven el centro del universo frente a los jóvenes que bostezan.  Y cuando llegan las notas finales reprueban a los estudiantes por que no sabían cuántos años tenía la abuela de Chopin.

O el profesor de matemática que en lugar de invitarlos a un aprendizaje alegre basados en la amistad con el número y el algebra, inicia su enseñanza diciendo que la matemática es para genios, que es difícil, que solo la aprobaran el 5 %, y mil cosas más para justificar su tonta metodología de perdedor. Estos tontos nunca leyeron “El hombre que calculaba”, esas magnificas historias de enseñanza alegre de números, herencia de la Gran Persia.

Escuela, maestro y padres pueden hacer el cambio de unos jóvenes que pueden lograr un aprendizaje significativo o un hijo imbécil con un oscuro futuro.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.