Cultura

Emmanuelle

LA OTRA MIRADA 

       A pesar de haber sido, en aquellos años de oscurantismo e incultura, el sueño codiciado de millones de hombres (y de casi igual número de mujeres), la muerte de Sylvia Kristel, hace unas semanas, ha pasado tan desapercibida como lo hacen los trenes de cercanías por los apeaderos abandonados de las grandes metrópolis. Así de desagradecida se muestra la vida en algunas ocasiones.

       Emmanuelle fue capaz de enseñarnos en 1974, no solo las tetas, las nalgas o el codiciado pubis, sino, y por encima de la pura estética del destape, que el sexo además de no ser pecado, era algo natural, gozoso y consustancial con la esencia humana. Sylvia Kristel fue una especie de Cruz Roja erótica, el auxilio de muchos de nosotros: pura penicilina anticlerical; ella simboliza a la nigromante que nos desveló algunos grandes misterios de la líbido y allanó el camino hacia una normalización en materia sexual. A partir de Emmanuelle, el infierno había dejado de ser el lugar de destino de onanistas, amancebados, vouyeristas, fetichistas o folladores de cualquier pelaje.

       Con ella aprehendimos que era mentira aquello que nos habían contado de que a mayor nivel de pajas, mayor aumento de la ceguera. ¡Qué descanso, por Dios! Incluso algunos descubrimos que una mujer era mucho más que una simple maquinaria concebida para fabricar hijos.

       Emmanuelle fue la Enciclopedia Álvarez de educación sexual del momento, la nueva Venus emergente en todo su esplendor del fondo de una piscina, mucho más sensual, si cabe, que la diosa del cuadro de Boticelli, Afrodita reencarnada en una simbolista silla de mimbre (¡ay, aquella silla de mimbre!), donde reposaba toda su magnificiencia carnal, como si fuese una de las más elevadas deidades griegas.

       Quizás haya muerto Sylvia Kristel; al menos eso dicen las esquelas mortuorias. Pero Emmanuelle no, Emmanuelle nunca podrá morir, porque las diosas como ella nunca mueren, sino que se hacen eternas en nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Requiescat in pace Sylvia, y larga vida a Emmanuelle.

por José Sarria

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.