Cultura

Reykjavík línea 11, de Raúl Portero

Reykjavík línea 11, de Raúl Portero
Reykjavík línea 11, de Raúl PorteroReykjavík línea 11. Raúl Portero. Editorial Egales.

“Einar sentía que la presencia del forastero en la ciudad era un estímulo tan inesperado y refrescante que no cabía en sí mismo. El hombre le parecía atractivo, pero era incapaz de componer apropiadamente su retrato cuando hablaba de él: los encuentros habían sido tan fortuitos que sus facciones permanecían desdibujadas en su memoria. Sabía que tenía el cabello rizado, oscuro, que sus cejas eran gruesas, su nariz grande y recta y sus labios, rojos y carnosos, pero no podía conformar el rostro exacto. Parecía una invención”.
Página 13.

“Se habían acostado. Eso era un hecho y el mundo se paraba cada vez que lo pensaba. Había sido rápido e intenso, y algo torpe también, como suele ser la primera vez que se acuestan dos que se ansían mucho”.
Página 87.

Está ya en las librerías la tercera novela de Raúl Portero, que ganara el premio Terenci Moix con “La vida que soñamos” a la que siguió “La piel gruesa”, posible crítica generacional de un desencantado que no llega a salir del círculo ambiental en el que está encerrado a pesar de su deseo, inferido por sus críticas al sistema social en el que tiene que vivir.
El propio autor ha dicho que en esta ocasión quería ver la historia desde un ángulo más positivo. De ahí y de un innegable amor por Islandia (un enamoramiento total, casi inexplicable en su mismidad) creemos que nace este libro.
La historia se construye sobre el encuentro entre un islandés y un español (escritor catalán premiado, como el propio Portero) en las gélidas tierras de aquel país de trescientos mil habitantes. Ambos llegan a conocerse después de sendas historias de desencanto o dolor. De sus propios desencuentros con la vida. El escritor, tras un empujón de fama por su premio, se ve rodeado por gentes que sólo buscan en él tocar un poco de esa “gloria”. Es difícil diferenciar entre los amigos y los que no lo son en momentos de ese calibre. Llega un momento en que necesita escapar, volver a empezar, separarse de todo aquello y volver a encontrar la inspiración que le ha abandonado durante los últimos tres años. El islandés, que trabaja en una librería y es jugador de waterpolo, ha vivido una tragedia familiar y dos historias amorosas desafortunadas de las que recibiremos diferentes grados de información.

Ambos comienzan con recelo una relación que, por no quererse limitar al mero encuentro sexual, por querer alcanzar algo más allá, es temerosa desde el principio. Hay miedo a sufrir a separarse desde un comienzo. Miedo que se acrecienta por la espada de Damocles que pende sobre el español ya que, si no encuentra un trabajo, tendrá que abandonar el país.

Raúl se nos revela como un buen cronista de lo cotidiano. Lo había sido ya en “La piel gruesa” y lo vuelve a ser ahora. Relata el mundo en el que vive, sólo que ese mundo cambia si habla de Barcelona o de Islandia, obviamente. Sin acercarse al libro de viajes, sí nos menciona los nombres de los locales, las costumbres de los islandeses, su gastronomía, su clima… aquello que los singulariza, así como algo del paisaje, aunque con menor insistencia. Valgan como ejemplo algunos fragmentos.
“Einar asintió y recogieron los abrigos. Salieron, abriéndose paso entre la gente que se agrupaba en la puerta. Echaron un breve vistazo a la plaza –no llovía pero en el suelo había capas de hielo y la hierba empezaba a escarcharse-, y anduvieron hasta uno de los bancos.

– Están mojados –dijoEinar al tocarlos con una mano-. Será mejor que permanezcamos de pie”.

Página 35.
“Arnau comprobó que el hecho de dejar su cepillo de dientes al lado del de Einar no le hacía sentir diferente; lo que le ilusionaba era la mudanza en sí”.
Página 141.

La clave de la historia, a parte del doble flechazo entre los personajes por un lado y el autor y el país por el otro, radica probablemente en ese estado de euforia o énfasis que se vive cuando se reside fuera del propio país:

“Espera, espera -se dijo-. Piensa bien si estás enamorado de él, mantén la calma. Estás en el extranjero, y en el extranjero todo se magnifica, así que ándate con ojo.”
Páginas 76-77.

Una novela de agradable lectura que resume un encuentro romántico contemporáneo. Se mantiene al margen del gran drama (aunque tenga sus momentos oscuros, sobre todo en la historia previa del islandés) y nos lleva, cotidianamente, a conocer a un grupo de amigos con sus vidas en un ambiente muy concreto como es una ciudad tan pequeña y diferente como Reykjavík, que, sin duda, ha encandilado e inspirado a Portero.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.