Economía

El austericidio del FMI

Sí, ya sé que el término no es mío, que se lo escuché a Felipe González y puede que él se lo escuchara a alguien más, pero el caso es que sintetiza muy bien la política económica que se ha venido llevando a cabo en Europa desde el estallido de la crisis, una estrategia que el FMI está comenzando a entender como errónea como bien a reconocido Olivier Blanchard, economista jefe de la institución, y autor de uno de los manuales de economía más estudiados en las facultades de medio mundo.

Blanchard ha venido a aceptar algo que todos ya habíamos visto venir, desde el carnicero de la esquina hasta el más alto ejecutivo de la empresa más rimbombante que te pueda venir a la memoria. La austeridad, bien entendida, empieza por uno mismo y ahí debe terminar porque cuando se generaliza provoca recesión por un sencillo análisis de sentido común.

Intrapolando, si se me permite el término, de la política macroeconómica a la economía doméstica si imaginamos un barrio con 100 vecinos y aplicamos la austeridad a uno de los vecinos nos encontramos con que ese vecino no gastará, sino que ahorrará, mientras que los otros 99 seguirán con su vida normal. Ello hará que el vecino austero estabilice sus cuentas y se encuentre en una más que buena situación para el futuro, mientras que los negocios del barrio podrán seguir floreciendo gracias al consumo de resto de vecinos. Con el paso del tiempo los ahorros del austero financiarán a parte de sus vecinos y todo seguirá funcionando correctamente.

Pero ahora imaginemos la situación contraria, es decir, que de loas 100 vecinos 99 aplican la austeridad hasta sus últimas consecuencias y sólo 1 se dedica a llevar su vida normal. ¿Qué sucedería? La ausencia de consumo condenaría a todos los negocios del barrio y ello empobrecería al barrio hasta llevarlo al desastre más absoluto.

Pues bien, si ahora extrapolamos, que ese término sí me lo permite la RAE, a lo que está sucediendo en Europa nos situamos en el segundo escenario. Todos los países aplicando la austeridad al máximo está provocando que no haya consumo ni inversión lo que repercute en un agudizamiento de la recesión de la que veníamos y a la que volvemos a estar abocados todos, y digo todos incluyendo a Alemania que, aunque se esté financiando a tipos de interés negativos se está condenando al mayor de los desastres por su exceso de celo en la austeridad.

En definitiva, ahora el FMI lo dice pero no tendrá ninguna consecuencia sobre nuestras vidas hasta que Merkel, el origen y la causa del austericidio general, lo entienda, algo que no parece muy probable con unas elecciones a la vuelta de la esquina.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.