Karma

La Felicidad: algo de filosofia, historia, política y coyuntura

  1. I.            Introducción: reflexiones y análisis crítico-Aristotélicos respecto de escritos locales sobre el tema de la felicidad

Durante los últimos 13 años he conversado con el Dr. Castillero respecto de temas de estudios políticos en los cuales me ha guiado, que atienden asuntos tan diversos como republicanismo, path dependence (dependencia del camino tomado), contrafactuales, diseño institucional, entre otros. En ese contexto, últimamente hemos platicado sobre el tema de la felicidad y su potencial para construir una agenda progresista.

Respecto de este último tema, comentamos su proyecto de escribir una obra sobre las politicas publicas que se desprenden de los recientes hallazgos cientificos sobre la felicidad (la cual me parece oportuna y necesaria), y le compartía que luego de la publicación de mis escritos sobre la búsqueda de la felicidad[1] y la posible articulación jurídica de la felicidad como derecho humano[2], he seguido de la manera más concienzuda posible el discurso público que sobre ese tema se ha suscitado en el ámbito internacional y nacional.

Así recibí con agrado la publicación de los artículos de Gasnell[3], respecto a que hacer ahora que Panamá es (según el Happy Planet Index del New Economics Foundation[4]) el quinto (5º) país más feliz del planeta,  y el del profesor Pineda[5] en donde criticó las falencias de la encuesta de Gallup sobre la felicidad del panameño; con preocupación leí el artículo de Roshenshain[6] que en su título sugiere que la felicidad se compra con dinero; seguí con atención la mencion que hizo el Presidente del tema de la felicidad en el discurso ante la Asamblea el 2 de enero del 2013[7], con estupor vi las declaraciones del 6 de enero del dictador sirio Assad en las cuales denunciando un atentado terrorista dice que la felicidad no regresará mientras esté ausente la seguridad y la estabilidad en las calles de su país; atendí con detenimiento la alusión a la búsqueda de la felicidad en el discurso del Presidente Obama en la toma de posesión de su segundo mandato[8], y seguí con perplejidad las continuas alusiones a la felicidad del ex Magistrado Solís en una entrevista televisiva y en el pugilato verbal sostenido vía twitter con el Presidente[9].

Respecto del artículo de Gasnell, celebro las coincidencias de visiones que tenemos entre otros el rescate de la participación ciudadana y su vínculo con la felicidad, tal como se ve en la version online de mi ariculo sobre la busqueda de la felicidad:

“El Informe a página 31, aporta un listado de la felicidad según los países (Costa Rica fue el país mejor puntuado de América ocupando el lugar 12 y Panamá quedo bien posicionado en el puesto 21), y desde ya me pregunto, por supuesto de manera aproximativa, respecto del mayor o menor peso que aspectos como el tema institucional (no sólo económico, sino democrático participativo, el estado social de derecho, el Gobierno, lo medioambiental etc.) o la confianza social o interpersonal (bajo paradigmas que en Panamá no dejan de ser culturalmente relevantes como el juega vivo o el individualismo acérrimo dado su impacto negativo en la cooperación y la cohesión social), tienen en las diferencias que existen entre la felicidad que gozan los pueblos de sendos países. Claro por aquello de que los que están bien siempre pueden estar mejor”.

No obstante debo decir que el escrito de Gasnell me impele a decir cosas adicionales.

En ese sentido debo señalar que el Informe elaborado por New Economist Foundation, siguiendo parámetros como por ejemplo la huella ecológica, coloca a Panamá en una posición altísima. Creo que los ambientalistas locales tendrán algo que argumentar al respecto, seguramente en clave negativa. Además es importante recalcar que esta organización reconoce que medir la huella ambiental no es medir la felicidad, pese a que sea importante para alcanzarla.

En todo caso si estimo necesario recalcar que el Informe repite una constante que se presenta en otros estudios serios sobre el tema de la felicidad: Panamá siempre queda por debajo de Costa Rica en materia de la felicidad.

Eso me hace preguntarme ¿por qué ocurre esto?. Pese a posturas ya sugeridas en mi artículo previo, quiero señalar que atisbos de respuestas a esta pregunta me llegaron, como se verá posteriormente, con los ecos de la Historia.

En lo que respecta al artículo del Profesor Pineda, destaco su acertada precisión respecto de las críticas a la encuesta Gallup. Es que una encuesta subjetiva dista con mucho de seguir la rigurosidad ni los estándares de los informes que hoy en día, analizando elementos muy objetivos, dan cuenta de índices de felicidad por países.

Me resulto muy atinada su alusión a Aristóteles quien “estimaba que la felicidad sólo es posible con el ‘justo medio moral’, logrado con el equilibrio entre los excesos y las necesidades, mediante el conocimiento y la razón”, pero habria deseado que profundizara más respecto de los aspectos de la filosofia de Aristóteles que son relevantes para el estudio de la felicidad.

Estos componentes de la doctrina aristotélica que son relevantes para el conocimiento de la felicidad incluyen su interpretacion en cuanto a la racionalidad del hombre, del lenguaje como la característica esencial que lo separa del resto de los animales (súper importantisimo en sistemas democráticos), su naturaleza de zoon politikon, que se hace humano a través de la actividad en la vida pública, de la existencia de virtudes éticas (son las que se refieren a la corrección del carácter y las costumbres: fortaleza, templanza, generosidad, valor, pero sobre todo la justicia)y dianoéticas (guardan relación con el entendimiento y con el apetito natural del hombre por saber: ciencia, arte, inteligencia, prudencia y sobre todo sabiduría).

Resalto que el tema de las virtudes es importante, porque en el marco aristotélico (en donde la ética no es algo diferente de la política), esas virtudes sostienen la convivencia pública y privada de los humanos en el sistema político (que busca la justicia), y por tanto pretende generar las condiciones que permitan alcanzar la vida buena y a la postre la felicidad.

El pensamiento de los filosofos y tragicos griegos estuvo signado por la abrumadora certeza respecto de la fragilidad de la felicidad y del hecho de que la busqueda de la excelencia (vivir conforme a las virtudes lo cual es uno de los elementos requeridos para tratar de alcanzar la felicidad) se encontraba sometida a factores fuera del control de los seres humanos entre los que se encontraban: su dependencia respecto de las relaciones que tengamos con personas de manera publica y privada, por el importante papel que desempenan los elementos irracionales e incotrolables de nuestra naturaleza y porque requieren de una pluralidad de elementos que pueden entrar en desequilibrio o disputa entre si.

Frente a esos retos, resalta el valor de la apelacion de Aristoteles a la racionalidad humana, la humanización a través de la participación política y las virtudes. Para un lector atento e informado no escapara el papel vital que juega la educación en el desarrollo de costumbres virtuosas, las cuales sin duda redundan en el ejercicio de la racionalidad y en la calidad de la participación en la toma de decisiones públicas.

Ese es un esquema nada desdenable si consideramos la importancia de la templanza como probable antidoto a problemas actuales como el consumo desmedido o la corrupcion, el de la racionalidad y la justicia frente a la amenaza de un desarrollo no sustentable o de una economia centrada solo en el lucro, el crecimiento (no el desarrollo que podiamos adjetivar humano), sin considerar la felicidad del ser humano, y el valor de la democracia con deliberacion y participacion para evitar la solucion violenta de conflictos en sociedades compuestas por grupos e individuos con intereses diversos e incluso contrapuestos.

Sin duda, las reflexiones que me provoco la obra de Pineda, dejaron a una inquietud que alcanzo su punto más alto con la lectura del título del artículo de Roshenshain[10].

En efecto empecé a preguntarme: ¿la encuesta de Gallup y el título del artículo de  Roshenshain podían obedecer a la misma causal?

En ese sentido, me cuestione: ¿podría ser que el panameño tenga una falsa percepción de felicidad, pues como dirían los marxistas, es prisionero de una falsa conciencia que le obliga a pensar que tener riquezas para consumir bienes y servicios es sinónimo de felicidad, todo ello marinado con partes de nuestra cultura caribeña que hacen más soportable las carencias o la desigualdad?

También me planteé: ¿El artículo de Roshenshain y la encuesta Gallup podrían responder a los intereses del establishment mundial y local, que desean rescatar (en momentos políticos álgidos) a través del discurso de la felicidad, la confianza en el sistema político y económico, apuntalando el discurso en el crecimiento económico en el caso panameño?

¿Todo esto puede ser consecuencia del path dependence de las élites que han regido este país, las cuales han optado por servir (en tiempos del mercantilismo español y posteriormente el capitalismo) al comercio con la metrópoli y luego con el mundo?

¿En ello estribaría la diferencia de felicidad que tenemos respecto de un país como Costa Rica cuyos representantes en Cádiz, influidos tal vez por lecturas tomistas de Aristóteles (entre otros autores), optaban por establecer un sistema político que tuviera como meta la felicidad, siguiendo por ejemplo la senda (que podría ser republicana) de la supresión de la opresión y la servidumbre, junto a la igualdad en la representación democrática?

Distinto de los contenidos de la participación de nuestros representantes gaditanos quienes tengo entendido, hablaron poco y salvo excepciones, exclusivamente sobre la libertad de comercio[11].

Sin duda toda esta reflexión nos señala que parte de las medidas a adoptar para reducir los efectos del camino tomado requerirían de diseño institucional y la elaboración de políticas públicas. En este último extremo la apuesta por una educación que sirva no para crear consumidores con capacidades técnicas para responder a las necesidades del mercado laboral, sino una educación en cultura de paz, humanista y crítica, que nos dote de capacidades para convivir, que forme a funcionarios y ciudadanos comprometidos con las virtudes, sobre todo las cívicas, y que crean por tanto en la participación, sería una respuesta adecuada en la dirección de la felicidad[12].

¿O acaso no será posible que los excesos de nuestro sistema político no obedezcan, como le gustaría decir a los antiguos a los vicios de ciudadanos y gobernantes como sería la temeridad o corrupción de los funcionarios, la cobardía y apatía de los ciudadanos, o la avaricia, el libertinaje, la injusticia, la imprudencia y la falta de sabiduría?

Respecto del tema del path dependence y el diseño institucional retomemos el tema gaditado.

  1. II.          La felicidad y Cádiz. El contexto. Análisis de las posiciones asumidas por los representantes panameños y costarricenses. Algunas consecuencias políticas.

Participando en un conversatorio sobre la Constitución de Cádiz, realizado por la Secretaria General Iberoamericana en el Hotel Le Meridien el 19 de octubre de 2012 me lleve una agradable sorpresa. El mismo día de publicación de mi artículo sobre la búsqueda de la felicidad, escucho la disertación del intelectual costarricense Armando Vargas Araya, quien hablo de la obra de Don Florencio del Castillo, representante de Costa Rica en las Cortes de Cádiz las cuales redactan la Constitución Gaditana.

Vargas rescata en su disertación el discurso de la felicidad de Cádiz, y llama la atención respecto de la oratoria de Don Florencio en materia de garantizar la representación democrática de pardos e indígenas en la Constitución de Cádiz, así como su vehemente discurso a fin de abolir las mitas indígenas.

Motivado, me acerco al final de la disertación y le preguntó a Vargas: ¿cree usted que el discurso de la felicidad es incorporado en Cádiz a razón del esfuerzo de Don Florencio? ¿cuál cree que haya sido el significado de la felicidad para Don Florencio?

Para mi sorpresa respondió que era probable que la inclusión de la felicidad se debiera en parte más no absolutamente al esfuerzo de Don Florencio, y que sin duda para el diputado costarricense en Cádiz la felicidad significaba prosperidad económica.

Esa segunda respuesta me sorprendió un poco viniendo del autor de la obra “El Evangelio de Don Florencio. Palabra, pensamiento y peregrinación de don Florencio del Castillo (1778-1834), publicada en el 2008”, obra que el propio autor distribuyo a los presentes en el conversatorio.

Ello porque dicha obra reconoce el conocimiento aristotélico tomistas de Don Florencio[13], y además recoge discursos de Don Florencio ante las Cortes de Cádiz  como “El Color de la piel y el derecho a la ciudadanía”, “Los pardos y la igualdad ciudadana de americanos y europeos” y “Hablo por la Humanidad”, en donde el  representante costarricense en Cádiz señala que la infra-representación democrática de pardos e indígenas en la Constitución de Cádiz, y la vigencia de instituciones como las mitas indígenas y demás sistemas arbitrario, iban en contra de la felicidad de la Nación Española.

Me sorprende aún más su respuesta sabiendo que el conversatorio dejo muy claro el contexto de grave crisis política en que se convoca Cádiz[14], sustentándose en la retroversión de la soberanía, y que quedó muy claro que una de las causas del fracaso del proyecto gaditano estriba precisamente en temas como la infra-representación democrática. Aquí ya me parece muy evidente la vinculación que existe entre las recetas republicanas, necesarias para alcanzar ciertos fines, conforme lo he mencionado en mis artículos sobre el bien común republicano[15] y wabi sabi y política[16] (libertad como no dominación e independencia en lo exterior para la República).

En palabras llanas, la felicidad tiene implicaciones y contenidos políticos, no solo económico comerciales. Y por supuesto puede ser invocada como se ha visto, con fines pro establishment, pero también con objetivos reformistas o francamente revolucionarios.

Eso se ve claramente, además de lo que sugiere el tema de la representación democrática (que en Don Florencia puede tener según quien mire lecturas revolucionarias o reformistas) en términos de igualdad,  y en el tema de la retroversión. Este  último extremo (las repercusiones revolucionarias del tema de la felicidad) lo analizaremos brevemente en el siguiente capítulo.

  1. III.        ¿Happy revolution?: el caso Apatzingán

En efecto, una Constitución posterior a la gaditana, en este caso la Constitución de Apatzingán de 1814[17] recoge en sus artículos 4 y 5 interesantes reflexiones respecto de la importancia política que para los gobiernos debe revestir la felicidad del pueblo:

“Art.4: Como el gobierno no se instituye por honra o interés particular de ninguna familia, de ningún hombre ni clase de hombres, sino para la protección y seguridad general de todos los ciudadanos, sino para la protección y seguridad general de todos los ciudadanos, unidos voluntariamente en sociedad, esta tiene derecho incontestable á establecer el gobierno que más le convenga, alterarlo modificarlo y abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiera.

Art. 5: Por consiguiente, la soberanía reside originariamente en el pueblo, y su ejercicio en la representación nacional compuesta de diputados elegidos por los ciudadanos bajo la forma que prescriba la constitución”.

En estos artículos  (leído conjuntamente con los artículos 8, 18, 19, 20, 24) se evidencia que la felicidad estaba vinculada al derecho que tienen los pueblos a elegir su forma de gobierno, de decidir quién iba a ser el gobernante, de juzgar la acción del gobierno, de devolver al funcionario a la vida privada de ser preciso, de cambiar un mal gobierno a fin de restablecer la felicidad, la cual se define como el derecho que tienen el pueblo y los ciudadanos a la igualdad, seguridad, propiedad y libertad. Para su goce sin duda es indispensable el imperio de la ley.

La muy republicana constitución de Apatzingán y el fracaso gaditano nos recuerdan que el diseño institucional (dado a través de un proceso constituyente) puede señalar sendas que en el  aspecto político, incidan en la estabilidad del sistema y por supuesto en la felicidad del pueblo, rescatando así la importancia de los aspectos democráticos y republicanos para tales fines.

  1. IV.         La felicidad en el ámbito internacional

Pensemos en los paralelismos históricos que surgen en la apelación al discurso de la felicidad en Cádiz (ante una grave crisis política), el nacimiento de los Estados Unidos o la Revolución Francesa, con propósitos claramente reformistas o revolucionarios.

Hoy, en medio de una crisis política, ecológica, financiera sin precedentes, que afecta a países como Estados Unidos y España, cuando no al mundo entero; actores tan distintos como las Naciones Unidas, la Secretaria General Iberoamericana (rescatando Cádiz), el Presidente Obama e incluso Assad rescatan el tema de la felicidad.

¿Será esto casual, u obedece a la instrumentalización del discurso por parte de lo más progresista del establishment que pretende impulsar reformas que permitan sortear la perdida de legitimidad y construir nuevos discursos hegemonizadores?

De Assad solo señalo que difícilmente la carnicería que adelanta sobre su pueblo contribuya a su felicidad, y por ende, opera en detrimento de la estabilidad de su sistema político. No obstante nótese la fuerza de la idea de la felicidad (que en el caso de Assad solo atiende a algunos de los parámetros del Siglo XIX como es la seguridad), que instrumentalizada a favor de su régimen, busca culpar al enemigo terrorista por la infelicidad del pueblo.

No obstante del discurso de Obama extraigo una visión contemporánea de la búsqueda de la felicidad, en el contexto norteamericano.

Obama propone a su pueblo una visión de la felicidad cimentada en una libertad garantizada por el quehacer político (vida activa) de los seres humanos (no la contemplación), por la igualdad, que promueve a la inversión en infraestructura para facilitar el comercio, en inversión en la educación para los trabajadores; que confía en el libre mercado basado en competencia y juego limpio; que cree necesaria la protección de los más débiles en situaciones de peligro o infortunio, la descentralización e iniciativa privada, el fortalecimiento de la clase media, en la necesidad de crear trabajo digno y calidad; que apuesta a la tecnología e innovación, que busca la vida digna, garantizar el derecho a la salud, que reconoce los efectos del cambio climático y propone tomar medidas para mantener un desarrollo sostenible, promoviendo las energías renovables para proteger el medio ambiente y recursos (como el agua, los bosques); que cree en la paz y seguridad sin necesidad de guerras perpetúas, más bien en respuestas colectivas a las amenazas, que apoya la democracia, promueve la tolerancia, la igualdad de oportunidades la dignidad humana, la justicia, la cual requiere para su vigencia la existencia de sociedades en donde no se discrimine por razones de orientación sexual o identidad de género, por origen nacional o étnico, y en donde se proteja el interés superior del niño.

El presidente norteamericano concluye reconociendo que todo el trabajo que se realice en búsqueda de la felicidad es imperfecto, razón por la cual se requiere de gobiernos que entiendan el valor de la participación ciudadana, y la fomenten, pues ello contribuirá a dar forma a los debates más importantes de nuestro tiempo.

Pese a que los caminos de la felicidad pueden transitarse, por caminos progresistas, conservadores o revolucionarios, resulta de evidente utilidad la propuesta de Obama.

  1. V.           El discurso de la felicidad en la coyuntura político-electoral panameña

A estas alturas del escrito me atrevo a sostener que quienquiera que desee honestamente plantearse el reto de llevar felicidad a sus pueblos, puede adaptar las mejores propuestas de otras latitudes, dándole el contenido ideológico que más le convenza. Reforma o Revolución. Ello es lo honesto en el tema de la felicidad, más no así la instrumentalización del discurso para legitimar un sistema político que promueve infelicidad en dondequiera que este existiere. Yo en este momento creo francamente en la necesidad de reforma del sistema político panameño, teniendo presente la felicidad como su fin ultimo.

Y es ahí donde dirijo una de las advertencias que he tratado de plantear en este escrito. Y la vínculo con el ex magistrado Solís.

Ello porque digamos que tengo la edad suficiente para guardar recuerdos poco felices de sus pasadas ejecutorias políticas, sin menoscabo de las suspicacias que en mi despierta el hecho de que esté planteando volver a sus orígenes políticos (dados los rumores de alianzas secretas que mantiene ese colectivo) o ser recibido en casa de los aliados históricos post invasión del partido que lo llevo a puestos públicos.

Creo que esas cosas no abonan en mí la confianza de que su discurso engarce con los hechos en materia de felicidad para el pueblo panameño.

Por eso pido a las fuerzas progresistas que no permitan instrumentalizar el discurso de la felicidad, y se planteen seriamente una propuesta por un Panamá más feliz, misma a la cual agregaría la intuición que en este momento tengo de que quizás, lo que más convenga a la felicidad del panameño, sea intentar trazar un camino que nos permita ir Aristotelizando (para humanizar) el culto que desde hace siglos le rendimos fanáticamente a Hermes (Dios del Comercio griego).

Ojalá así sea.

[1] Artículo La Búsqueda de la Felicidad (de 28 de septiembre de 2012). Disponible en el Librepensador en http://www.ellibrepensador.com/2012/09/28/la-busqueda-de-la-felicidad/. Fue publicado también en La Estrella de Panamá (18 de octubre de 2012), disponible en http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/10/03/la-busqueda-de-la-felicidad.asp . Por su contenido más completo recomiendo la versión del Librepensador. [2] Una aproximación del derecho a la felicidad, publicado el 6 de octubre de 2012 en el Librepensador, disponible en http://www.ellibrepensador.com/2012/10/06/una-aproximacion-al-derecho-a-la-felicidad/. Fue publicado como “El ayer y el hoy del derecho a la felicidad” en la Estrella de Panamá el 18 de octubre de 2012, disponible en http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/10/19/el-ayer-y-hoy-del-derecho-a-la-felicidad.asp [3] Disponible en http://www.prensa.com/impreso/opinion/entre-los-mas-felices-del-planeta-y-ahora-%C2%BFque-hacemos-carlos-gasnell-acuna/147576 [4]Disponible en  http://www.neweconomics.org/sites/neweconomics.org/files/The_Happy_Planet_Index_1.pdf [5] Disponible en http://www.prensa.com/impreso/opinion/la-felicidad-del-panameno-pedro-pineda-gonzalez/148224 [6] Sus artículos están disponibles en las siguientes ligas:

http://www.prensa.com/impreso/panorama/el-dinero-si-%C2%B4compra%C2%B4-la-felicidad-segun-un-estudio/149172

http://www.prensa.com/impreso/vivir/la-felicidad-tiene-precio/149099

http://www.prensa.com/impreso/vivir/eslabones-de-vida-para-ser-feliz/149100

[7] Disponible en http://www.presidencia.gob.pa/noticia-presidente-numero-4216.html [8] Disponible en http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2013/01/21/inaugural-address-president-barack-obama [9] Nota “Martinelli: me alegro que Solis se haya quitado las máscara de santo” publicada en La Esterlla online el 30 de enero de 2013, disponible en http://www.laestrella.com.pa/online/noticias/2013/01/30/martinelli-me-alegra-que-solis-se-haya-quitado-la-mascara-de-santo.asp [10] Es que por ejemplo, CNN en español concluye de la lectura del mismo informe algo muy distinto a lo que insinúa la periodista panameña, pues abiertamente dice “Quizá el dinero no pueda comprar la felicidad. Un reciente reporte de Gallup muestra que la adinerada población de Singapur es la más infeliz del mundo, más que la de Irak, Haití, Afganistán y Siria”.

¿Qué pudo motivar el titulo de Roshenshain? Mi respuesta la inferirá el lector de este artículo.

Consultar http://cnnespanol.cnn.com/2012/12/23/los-paises-mas-felices-y-menos-felices-del-mundo/

[11] Consultar al respecto Salvador Sánchez Gonzáles, “Los primeros diputados panameños: Ortiz y Cabarcas en las Cortes Españolas”. En el Bicentenario de las Cortez de Cádiz. Centro de Estudios Parlamentarios. Asamblea Nacional. Panamá. 2012. En ese sentido Sánchez Gónzales rescata las posiciones de Ortiz que difieren en el enfoque de las expresadas por el representante de Costa Rica en Cádiz. Aquel un jurista que atendió a los medios, este un filósofo que tenía la mirada fija en los fines últimos, sin que sus posturas fueren necesariamente contrapuestas. [12] Ello sin dejar de considerar que este tipo de educaciónn redundaría incluso en beneficio de los intereses de los empresarios. Pensemos en un pais que como consecuencia de esa educacion pueda afrontar con seguridad la apuesta por la innovacion y tecnologia, con emprendimiento, teniendo la capacidad de generar productos y servicios con valor agregado. Respecto de las criticas del sector empresarial a la educacion panamena ver el Informe Central de la Edicion No. 764 de 5 de febrero de Martes Financiero de La Prensa titulado “Educacion enfria la economia panamena”. Disponible en http://www.martesfinanciero.com/history/2013/02/05/informe_central.asp [13] En la obra de Vargas Araya a páginas 20, 21, y 26 se conoce que Don Florencio del Castillo ocupó en el Seminario Conciliar de San Ramón Nonato, en León, Nicaragua (que fuere en su momento el segundo foco académico de Centroamérica) la Catedra Filosofía en donde expuso en paralelo el pensamiento de las torres del pensamiento cristiano Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, el pensamiento de los filósofos y moralistas franceses: Condillac, Descartes, Rousseau, Pascal y Voltaire. Puede que la lectura de estos autores hayan influido en su visión de la felicidad. [14] Sánchez González (2012) recoge en el Preámbulo su obra la naturaleza de la crisis:

“Los acontecimientos desatados en 1808 por la presencia en suelo español del ejército francés (convenido por ambos países para atacar Portugal), las disputas entre el rey Carlos IV y su hijo Fernando por el trono (tornadas violentas en el motín de Aranjuez, de 18 de marzo de 1808), la forzada abdicación de los monarcas borbónicos a favor de Napoleón el 5 de marzo de mayo, y la imposición como rey de José Bonaparte, resultaron graves y trágicos.

El espontáneo rechazo popular a la presencia francesa, expresado con violencia en el alzamiento del 2 de mayo de aquel año, derivo al conocerse las abdicaciones en una guerra de varios años (guerra de independencia de España). En ese marco en el que los españoles de Europa y Ultramar intentaron establecer un nuevo marco de convivencia política. Se enfrentaban simultáneamente al invasor extranjero, a la amenaza de la desintegración de un vasto imperio, y a las tensiones entre el tradicionalismo absolutista y las orientaciones liberales. El reto probo ser insalvable”.

[15] El bien común republicano, publicado en La Estrella de Panamá el 21 de septiembre de 2012 el y disponible en http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/09/21/el-bien-comun-republicano.asp [16] Wabi Sabi y Política de 17 de septiembre de 2010, publicado en La Estrella de Panamá y disponible en http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2010/09/17/wabi-sabi-y-politica.asp

[17] Esta Constitución y su legado al parecer influyeron en el proyecto de López Obrador en México.  Ver por ejemplo el video Raquel Sosa: Derecho a la Felicidad y el Estado de Bienestar disponible en http://www.youtube.com/watch?v=5-MI_qrF898 . Junto a Castillero, creo firmemente en la influencia que el Estado de Bienestar ejerce sobre la felicidad.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.