Cultura

Adiós al Libro Solidario

En 1996 tuvimos en la Universidad Francisco Marroquín (UFM) la oportunidad y el privilegio de recibir a voluntarios españoles que llegaban cada verano a Guatemala para colaborar en distintas iniciativas de desarrollo social. Estos también eran jóvenes universitarios, como nosotros, la mayoría de la Complutense de Madrid y vinculados con la carrera de periodismo. Ellos nos motivaron a involucrarnos en proyectos que nos acercaran más a la realidad de nuestro país, para aprender de los más necesitados dando dos horas semanales de nuestro tiempo.

Así empezó a replicarse la experiencia de Solidarios para el Desarrollo en Guatemala, visitando escuelas de niños ciegos, de niños pobres en el relleno sanitario de la zona 3, de niños enfermos con cáncer en el hospital Roosevelt, incluso reclusos en la prisión Pavón. Dábamos clases de inglés, o mecanografía, o simplemente jugábamos con los niños abriendo un espacio de socialización distinto para ellos y para nosotros. El esfuerzo duró hasta 1999, cuando varios terminamos los estudios –la mayoría estábamos en la Facultad de Economía y Administración de Empresas.

Uno de los programas que logramos coordinar con España fue el envío de bibliotecas especializadas para las Escuelas Normales del país, es decir, para complementar la formación de los futuros maestros. A Guatemala se logró enviar lo siguiente: 2 mil 200 volúmenes para la Escuela Oficial Rural Mixta en Nahualá, Sololá; 3 mil volúmenes para la Escuela Normal Regional de Occidente de Santa Lucía Utatlán, Sololá; 3 mil volúmenes para el Instituto Normal Mixto “Juan de León” del Quiché; y 2 mil 300 libros juveniles e infantiles para la Escuela de la Colonia Primero de Julio en la Ciudad de Guatemala. Si mi memoria no me falla, también se llevaron algunos materiales a la biblioteca de Pavón.

Lamentablemente, hemos recibido la noticia que el proyecto Libro Solidario ha tenido que interrumpirse a causa de la crisis económica. Así que debemos agradecer nuevamente el interés que se le prestó a Guatemala y a otros países de la región en esta importante labor educativa. En especial, damos las gracias a los cientos de voluntarios españoles que brindaron generosamente su tiempo para sensibilizar a otras personas sobre la importancia de compartir cultura, para clasificar y organizar los libros, empacarlos y enviarlos a donde correspondía. También a quienes ayudaron a financiar los caros fletes que cruzaron el Atlántico.

Por medio de ese proyecto se distribuyeron cerca de un millón de títulos en África y América Latina. Lo cual se hizo con una estrategia bien definida, organización eficiente y la vista puesta en el futuro de los niños y jóvenes que se verían beneficiados por una mejor formación de sus maestros.

Una lección importante de esta experiencia con Solidarios para el Desarrollo ha sido que nosotros mismos, a nivel local o nacional, podemos organizarnos y promover el voluntariado social para alcanzar importantes objetivos en beneficio de la comunidad. En los últimos años, Guatemala ha visto un boom en el voluntariado, lo cual es positivo porque demuestra que la juventud sigue teniendo vitalidad y generosidad, motivada por metas altruistas. En la actualidad, uno de los proyectos que me recuerda al Libro Solidario es la conformación de la Biblioteca Municipal de Purulhá, Baja Verapaz, donde se está haciendo un excelente trabajo de educación, cultura y formación en general de niños y jóvenes, en su mayoría de origen indígena y pobre.

Carlos Mendoza

Economista guatemalteco

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.