Sociopolítica

Con las pensiones no se juega

Casi 2 millones de hogares españoles tienen a todos sus miembros activos en paro. Los datos de la última encuesta de población activa (EPA) reflejan, además, que el número de desempleados se acerca a los 6 millones, con una tasa de paro que supera el 26%.

¿Qué hacer cuando las cosas no marchan? Despedido por la empresa y desahuciado por el banco, la única solución es volver a casa de tus padres, con la familia a cuestas. Sentimiento de fracaso e impotencia ante una situación con difícil explicación y complicado arreglo. De los hogares españoles con todos sus miembros activos en paro en 2010, el 7,8% convivía con una persona mayor de 65 años, según un estudio de la Fundación La Caixa. Son datos de 2010, pero la realidad de 2013 parece mucho peor.

En enero se perdieron 8.500 puestos de trabajo por día; 263.000 personas que el pasado mes dejaron de cotizar a la Seguridad Social. A principios de la crisis, esta administración tenía unos 19 millones de afiliados. Hoy la cifra apenas supera los 16 millones. La crisis arrecia y lo único que queda, por el momento, son las pensiones. España ha superado los 9 millones de pensionistas, en su gran mayoría por jubilación. El sustento económico de nuestros ancianos es la comida de nuestros hijos y nuestros nietos. Para algunos analistas, el hecho de que haya un pensionista para cada dos personas que cotizan a la Seguridad Social supone la insostenibilidad del sistema. A corto plazo, el Gobierno español resuelve el supuesto desfase en el gasto para pensiones con subidas impositivas que afectan al poder adquisitivo de las clases medias. En un contexto de recesión económica, con más y más desempleo, no parece haber peor receta que aumentar impuestos.

Al problema económico se suma el poblacional. Según el Instituto de Demografía de Viena, la tasa de fecundidad ha descendido en 15 países de la Unión Europea (UE) desde 2008. La natalidad disminuye, sobre todo, en aquellos estados rescatados. España, Portugal y Grecia son los que más bajan. Para estos países, alcanzar la tasa de reemplazo generacional, que se sitúa en 2 hijos por mujer, parece una quimera. Francia ha invertido en políticas de fomento de la natalidad en los últimos años. Las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) sostienen que España tendrá un 10% menos de población dentro de 40 años.

Parece un círculo perverso. La precariedad laboral, la mala situación económica y los problemas para acceder a una vivienda son las causas de este fenómeno demográfico que pone en entredicho la viabilidad de nuestro Estado del bienestar. Hoy la realidad impuesta ha roto nuestros esquemas familiares. Nos han hecho pensar que se han acabado los padres sacrificados que criaban y sacaban adelante a sus hijos con ayuda de los abuelos. Que se han terminado las intensas jornadas laborales para procurar un futuro a los pequeños de la casa, sin olvidarse de los mayores. Que ya no hay hijos que se aventuran en un primer trabajo para pagar sus gastos. Que se han agotado las oportunidades que surgían y que no se podían desaprovechar. Que no hay valor de emprender una vida fuera del hogar paterno con la pareja para formar una familia. Que debes cuidar de tus padres como ellos hicieron contigo y con tus hijos. ¿Quién ha impuesto esa realidad?

La Seguridad Social cuenta con un fondo de reserva de 65.000 millones de euros. Acumulado durante los años de bonanza económica, parece tentador para los tiburones financieros, como sostiene Vincenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas. De hecho, “la Seguridad Social es un organismo autónomo que no entra en el presupuesto del Estado. En todo caso, sus fondos de reserva se usan para comprar deuda pública de España, poniendo en peligro las pensiones del futuro y no al revés”, afirma el eminente profesor. Donde algunos ven problemas, otros ven negocio. Donde Europa calla, los mercados mandan.

Adrián Levy Pernudo

Periodista

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.