Sociopolítica

La joven que un día soñó

Hoy habla una mujer, una madre, una hermana, una hija, una amiga, una soñadora, una humana: levanto mi voz con la esperanza de que mis palabras estremezcan los corazones y logren calar hondo en las mentes de quienes escuchen.

A los pensadores libres, a los intelectuales, a los poetas, a los políticos respetables de vocación, a los deportistas, a los artistas, a los empresarios, a los padres, a los maestros,  a las mujeres, a los hombres, a los hermanos, hijos, amigos, a los humanos en general que no dejan su pensamiento y su alma empeñados por 30 monedas; nuestros jóvenes y niños reclaman a gritos alguien a quien seguir y no los decepcione, alguien a quien admirar e imitar, ellos quieren creer en que son posibles los sueños para que un día valga la pena para ellos ser un poeta o quizá un médico, un científico, un periodista, un bombero, un campesino, un lo que sea digno de acuerdo con sus capacidades y anhelos y que cumpla una función en la sociedad sin ser subutilizados, o comprados o anulados por no acatar unos intereses creados.

Ellos quieren respetar lo que sea digno de respeto, admirar lo que sea digno de admiración, que puedan llegar a una meta y conseguir una gratificación sin trampas ni dopajes sino por el verdadero mérito, donde la satisfacción mayor es el logro y el resultado más que el premio en sí mismo, con lo que se multiplica el efecto y se crean nuevos modelos para rescatar a la sociedad decadente. Así irán desplazando los modelos anteriores que se repiten históricamente de invasores e invadidos, de guerras donde mueren inocentes y pocos se quedan con el poder y los recursos de las mayorías. En la cadena natural donde sobrevive el más fuerte, entre los animales lo vemos todo el tiempo, el más fuerte domina a los débiles y se queda con los alimentos de los otros, hay un proceso de adaptación y muerte. Somos igualmente seres vivos, parte de esa cadena natural pero nos saca a la cúspide y el progreso el ser conscientes de nuestra diferencia, por eso existen músicos, artistas, científicos, pedagogos, personas anónimas que transforman continuamente las sociedades humanas, esa es la razón por la cual mejoramos en todos los sentidos, solo que la parte salvaje de reyes de la manada ata a unos cuantos que dirigen inmisericordes a costa de los pensamientos y destinos de las mayorías.

Necesitamos jóvenes que formen una sociedad libremente educada, que con gusto paguen sus impuestos para bienestar propio y común, como ejemplo de ello, la sociedad finlandesa. Los adultos somos su voz, su camino, su ejemplo, tenemos el deber y la necesidad de dejarles una Esperanza, es solo un cambio de actitud en cada disciplina o rol. No podemos olvidar, con cada acto despreciable que tengamos de nuestra parte, que un día fuimos ese joven lleno de sueños.

Cuando el tiempo pasa y vamos hacia la madurez, comprendemos que lo que queda es lo que tenemos en nuestro cerebro y en nuestra alma, lo que hemos recibido, lo que hemos proyectado y cómo seremos recordados, lo demás va y viene en el continuo devenir de la vida. Debemos sacudirnos y emprender un nuevo vuelo nosotros, yo, tú él, ella, ellos lo necesitamos, lo agradecemos y lo agradecen ellos: Los Jóvenes Soñadores.

De qué sirve una guerra para “librar a un pueblo” si siempre será sometido al yugo de otro ególatra, para qué sirven la tecnología y la ciencia si fabricando bombas o armas masivas y después viene la miseria; de qué sirven 30 monedas a cambio de un favor, si se pierde a los seres amados o, lo que es peor, nos perdemos a nosotros mismos.

Estos planteamientos no los entiende el hombre (hombre, mujer, humano) económico; pero quizá si entienda que al administrar los recursos para largas temporadas beneficia sus propios intereses y los de su prole. El hombre económico es el que ostenta el poder en cualquier sitio del planeta, quiere mantener intactas sus viejas instituciones o por destino le ha correspondido tener ventaja sobre las otras personas del mundo, entonces les digo a los hombres económicos: sean admirados y respetados para que por lo menos valga de algo su existencia y sean recordados en su vanidad personal, históricamente como agentes de cambio y no de destrucción y de barbarie.

Cuando estamos solos, viejos, enfermos o decadentes, no importa la raza, religión, tendencia política, condición socio-económica, escasean los amigos, se es criticable y nos comen las masas, nos abandonan algunas veces los amigos, la familia y la sociedad; en esos instantes entendemos que lo único que nos salva es nuestra libertad, nuestro ingenio, nuestra mente, y aquellos que siempre están ahí, porque siempre hay alguien justo ahí (los seres Esperanza) así que si todos vamos a vivir alguna de estas condiciones alguna vez en la vida, más vale no crear cuervos que después nos sacarán los ojos; enseñemos a nuestros jóvenes a amar la naturaleza, a respetarla, a valorar y respetar al anciano, al enfermo, a administrar y no derrochar, a amar aprender, a amar  leer, a amar trabajar, a saber competir, a amar ganar pero también valorar el perder.

Son las pequeñas partículas las que hacen que el microcosmos funcione y de armonía al macrouniverso, donde cada elemento cumple una función, con lo cuál cada uno es tan importante como el todo.  Ayn Rand dice en su libro El manantial que “más vale ser egoístas para tener actos creadores, porque todos los actos humanos de injusticia se han cometido en nombre del bien común y el altruismo”; eso era aplicable a la sociedad que ella vivió en su época y se aplica claro está en el sentido de la hipocresía y la utilización de principios humanos respetables para fines de lucro de corto plazo, o para prolongar algún poder institucional en el tiempo. Pero no se puede esconder que grandes líderes conocidos y anónimos, humanos de distintas geografías son los que han hecho que el mundo cambie y evolucione; el bien común es un hecho cuando los intereses individuales se conectan para crear un orden social que permita que cada uno de esos individuos pueda tener unos derechos y unas obligaciones, que cumplan unas leyes para que el interés común genere prosperidad y bienestar a todos en la medida de su lugar en la sociedad. El altruismo si es la vía cuando carece de intereses creados de dinero, posición o poder. Un ejemplo claro es el altruismo de una madre o un padre o ambos, son ellos quienes forman el ciudadano,  los impulsa un acto de altruismo natural por el afecto; o el maestro de vocación que deja su huella imborrable en generaciones de nuevos humanos, al sumar estos individuos se constituye esa sociedad.

Lo respetable, lo admirable y los sueños comienzan desde casa, desde el colegio, las universidades, los grupos vecinales y luego se traduce en la sociedad de una patria, un continente, en el mundo. Es importante darles a los jóvenes formación académica, útil y pragmática pero también formación en sensibilidad social y natural, respetando los valores religiosos, políticos o regionales, pues ya es sabido que las guerras y las injusticias proceden de grupos cerrados que consideran que tienen la única verdad, refiriéndome a grupos religiosos o políticos y los grupos económicos y financieros trabajando por el lucro . De esa manera podrán alternar de forma natural y constructiva en una sociedad tan plural y cada vez más diversa.

Cito a Thoreau: “Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino”.Lo que les enseñemos y lo que les alimentemos a nuestros hijos, alumnos y jóvenes es lo que ellos pensarán de sí mismos. Por eso se debe acabar con los estigmas, con las actitudes derrotistas, belicistas y negativas. Nos urgen escuelas para los hijos, pero también escuelas para los padres, para los maestros, nos urge promover el concurso y el mérito limpio enorgullecedor según la disciplina. Aprender el oficio y la profesión, las actividades sociales y el contacto con la naturaleza desde pequeños como básicas.

Cabe preguntarnos si nuestro legado y nuestra proyección beneficia y abre caminos para que las nuevas generaciones tengan derecho a soñar y a realizar sus sueños. No es posible que el humano educado cultive los estigmas, los sectarismos, los nacionalismos, por lo que tenga en su memoria reciente ya sea aprendido o por resentimiento. Tantos jóvenes de comunidades marginales pueden sacar a flote su creatividad y reinsertarse a la sociedad con motivaciones artísticas, científicas, o de oficios, muchas veces solo necesitan ser valorados y aceptados. Es mejor un joven que se sienta ilusionado y trabaje por un sueño así no llegue lejos según nuestra óptica de los hechos, quizá para él eso es llegar muy lejos y no un joven violento o sin norte en una sociedad cruel, donde se convierte mas en un problema que una solución.

Queridos Amigos, conocidos y desconocidos, lo grito desde lo más hondo y sentido, como la joven que un día soñó.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.