Cultura

Epítome de la imaginación: Paprika (2006)

Paprika, detective de los sueñosMoldear seres que pueden progresar frenéticamente en intensas expiaciones, era la constante del animador japonés Satoshi Kon en sus películas. Sentía extensa libertad psicológica para enfrentarlos a su propia dualidad, originada en diseccionadas represiones hacia una reafirmación del carácter.

Si en “Perfect blue” abordaba la obsesiva búsqueda de la perfección, o escudriñaba las ataduras del ello (inconsciente) al pasado en “Milennium actress”, Kon siente ahora curiosidad psicoanalítica por el único terreno inalterado del interior, los sueños. Tal exploración onírica se realiza mediante instantes de metalenguaje y correctos apuntes metafóricos o simbolismos claros, reflejando seriamente la identidad tanto en Paprika –su protagonista- como a los demás personajes con barreras inconscientes muy complejas y verosímiles.

El proceder vital e inclusive devenir del elemento humano está enmarcado de forma dinámica en un thriller de ciencia ficción al empezar, luego se vuelve un ejercicio intimista de confrontación terapéutica personal. En otras palabras, la cinta plantea una experiencia genuina sobre la aceptación de las características y la regulación de los temores o agonías. Se desmenuza la psique para cavilar en lo relevante –sentimientos, ideas, e imágenes- , cuya comprensión fortalece el valor intrínseco útil e implícito de los individuos, y generar una identificación ética coherente. Prescindiendo al fin de la máscara ideológica del autoengaño con sensaciones cohibidas.

Paprika como reina monoLa segmentación realidad-fantasía también es permutable, difusa y subjetiva en el lenguaje cinematográfico; denotada en variaciones tonales de color o en algunos cortes abruptos del montaje como analogía al relato mismo. Además el guion reserva adrede algunas explicaciones a sus normas internas, por eso el espectador expectante puede sumergirse instintivamente. Ejemplo de esto sería la transformación de la psiquiatra Atsuko Chiba en Paprika, su alter ego, y su aplicación al tratamiento informal del detective Konakawa Toshimi, exhortando así el meollo de su neurosis y encararlo durante transiciones sonoras muy depuradas. El tratamiento estético –adicional a las escenas surrealistas- es abrumador con la mezcla sonora.

El acercamiento ontológico de Satoshi tiene el potencial de ser la pieza fundamental que encierra su auténtica e inquebrantable concepción del comportamiento humano al tomarse libertades  adaptando la novela de Yasutaka Tsutsu. Plasmando audazmente sus inquietudes con una oblicua y personal mirada. Más que un largometraje anime, una obra de autor.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.