Cultura

Pizarras de agua, de Isabel de Rueda

Es la suya una poesía intimista y sensual, que se mueve en las antípodas de esa retórica trasnochada o cursi -insoportable siempre-, razón la que la autora toma atajos menos espìnosos, y así, con sencillez machadiana, emplea un lenguaje claro, puro y directo, con que crea atmósferas poéticas colmadas de matices y recursos –usando un estilo cuidado y actual-: forma  para indagar en las preocupaciones del ser humano por el sentido de la existencia en la cotidianidad del tiempo y de las cosas.

Pizarras de agua, de Isabel de Rueda

Pizarras de agua

Naturaleza y amor son dos constantes en su obra. Se ve enseguida que se trata de un poemario tan lúcido como fresco. Tan enriquecido con bellas imágenes y originales metáforas, como de extraordinaria creatividad imaginativa en cada poema. De mimbres tan bien entrelazadas hace la poeta jerezana que surjan chispazos poéticos para emocionar al lector. Y lo consigue.

El agua es -río, mar, arroyo, fuente, lluvia, nieve-: un icono que, con el amor y la naturaleza, construye ejes en torno a los cuales giran los sentimientos de su yo poético; en tanto que su mano, firme, calienta las ventanas de cada verso. Así presiento que nació va Pizarras de agua, sin duda un hermoso poemario.

El libro se divide en dos partes: la primera se titula “Acordes de agua”, y “Oír al mar” compone la segunda. En esta, la presencia del mar surge como una naturaleza medular y epifánica. Ya en el primer poema, La fuente, comienza a notarse una poesía reflexiva, gracias a su  experimentación con el lenguaje. Y en el poema titulado Ungida agua, Isabel de Rueda evoca recuerdos de su primera juventud:

Correr por los jardines de los trece años / jadear / por oscuros arriates aquellos versos / y ser princesa / con tu lápiz de labios y aquella blusa / que marcara tus pechos incipientes. O el segundo verso de la última estrofa: … de loca cuchillada ungida en agua. O en el poema de EL beso, salpicado de gotas de romanticismo: Como una enferma flor un verso helado / un glaciar / un beso que no es beso / remando hacia otra orilla. Y de nuevo aparece otro poema que evoca su juventud (dedicado, en este caso, a su madre): El río de Cartuja: Me enseñaste / a preñarme de azul en los colores / acuíferos de un río…

La segunda parte del libro cambia poco de cuanto se ha comentado ya de la primera parte. Sigue habiendo frecuentes poemas cortos, y siempre con la presencia del mar, también del amor, de la naturaleza,de los sueños…

Y en el poema que da título al libro, Pizarras de agua:

Yo tengo una palabra en la garganta / una pizarra / de agua entre mi lengua, la demencia / de un sueño tengo entre mis labios.

Isabel de Rueda cursa estudios de Filosofía y Filología Hispánica. Y, aunque parece no tener prisa por publicar, su obra poética la compone un buen número de títulos. De una parte, los publicados, y de otra los premiados. Son muchos en total, y hoy  aquí  ya no tenemos más espacio.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.