Cultura

De viaje al Siglo de Oro con Blanca Marsillach

“El tiempo es oro” decía la sabiduría popular, y el de Blanca Marsillach, diamante en bruto a pulir. Su atropellado y fugaz paso por el teatro Miguel Fleta de Utebo dejó tras de sí unas “lecciones de ecología” y el acercamiento a un grupo de jóvenes al Siglo de Oro a través del entretenimiento. Tras una dilatada espera y varios intentos entre peluquería, camerino, llamadas telefónicas, órdenes y maquillaje a salto de mata nos dio algo así como una ‘entrevista’.

El Toro y el Banquero, una iniciativa de la Compañía de Blanca Marsillach y Citroën

“El Toro y el Banquero”, una iniciativa de la Compañía de Blanca Marsillach y Citroën

La actriz Blanca Marsillach, hija del revolucionario actor, poeta, literato… y genio Adolfo Marsillach, estrenó el 5 de junio en el teatro municipal de Utebo dos obras  del repertorio de su compañía, la cofundada con Elise Varela en el año 2002. “El toro y el banquero”, musical infantil, abrió la mañana al ritmo del hip hop, y el rap para cerrarla con “Una noche con los clásicos” basada en textos de Góngora y Quevedo entre otros, y representada para los jóvenes de secundaria. Todo un reto.

Luces, cámara, y acción. Un grupo de adolescentes en efervescencia primaveral ya ubicados en el patio de butacas, fue recolocado por sus profesores para alcanzar un mínimo de silencio. Aplausos. En el escenario, como telón de fondo, una proyección de Adolfo Marsillach nos miraba fijamente. De repente, una voz sonó: “Es mi padre, lo más importante de esta mañana. Es mi héroe, y aunque ya se fue, nos ha dejado una reliquia, una forma de hacer teatro. Él es Adolfo Marsillach”. Media hora de poesía y una hora de interacción con los estudiantes que, seducidos por el encanto de los clásicos, suben al escenario a aportar su visión actual de la poesía inmortal. Un homenaje a la obra que Adolfo creó junto a Amparo Rivelles, y María Jesús Valdés para su actuación en el Corral de Comedias. Desde Poderoso caballero es don dinero, hasta Que se me van las pascuas, pasando por Una nariz superlativa, textos poéticos dialogados entre padre e hija, para posteriormente, con la colaboración estudiantil, adquirir tonos gitanos, mejicanos y hasta raperos por los estudiantes

El ambiente se llenó de magia, y los alumnos rieron a carcajadas. Un encantamiento que quedó interrumpido por la desaparición de Blanca para atender el teléfono ante una llamada esperada. Sorpresivo. Pero la función siguió con el último número, y los chicos, conquistados, salieron enamorados de un siglo al que se resistían a conocer.

Asistimos así a un teatro humanista, del hombre y para el hombre, en donde éste se refleja en su totalidad, con sus miserias, virtudes, grandezas… una respuesta a la deshumanizada sociedad en la que vivimos. Blanca afirma: “Con esta concepción siempre nueva del teatro, lo importante es interactuar con el público y hacer que se sientan verdaderos protagonistas”. Es este un teatro en el que se descubre que motivando a los jóvenes, brillan los talentos, y se saca lo mejor de cada uno.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.