Cultura

Apetitos

Una vez un ser delicado y tierno, salió de su territorio cálido, sano y limpio a visitar a los Hugrúes, estos personajes eran muy simpáticos, comían y bebían bastante, se divertían… reían, todo lo hacían en abundancia; parecía como siempre tuvieran hambre: de comida, bebida, afecto, de todo.

¡Eran tan atrayentes! que Lyda se dejó llevar sin remedio, se fue alejando cada vez más de casa, tanto que cuando miró atrás ya no veía su territorio. Lyda era muy curiosa, así que como los Hugrúes eran tan simpáticos los siguió, se sentía tan feliz, le dieron a probar tantas cosas deliciosas que nunca antes había probado; la llevaron a sitios extraordinarios, fue tal la novedad que se olvidó de lo que dejó atrás.

Hasta que un día, el menos pensado, Lyda notó algo extraño en el ambiente, los Hugrúes tenían tanta hambre que ella era un delicioso bocado y Lyda al percatarse de la situación corrió despavorida, huyendo de tan garbosos personajes, corrió y corrió… sentía una angustia que no la dejaba respirar, la fatiga en su garganta… el sudor en su cuerpo… sin saber cómo llegó a casa, sintió cierto alivio que culminó al darse cuenta que ya no la reconocían, buscó desesperada un espejo y cuál fue su sorpresa al comprobar, que se había convertido en Hugrúe; una vez fue consciente de su aspecto comenzó a comer y beber de todo lo que había, contaminó su sano territorio, no encontró mas paz desde entonces; su belleza y ternura se perdieron, ahora lo importante era comer y beber lo que pudiera pues si no, moriría de hambre.

del Libro Magia de la Palabra, Festipal´Agua 2010

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.