Cultura

James Nava, un maestro del thriller que arrasa con sus best sellers

James Nava

James Nava

No es esta la primera ocasión[1] en la que Nava, uno de los más consolidados escritores norteamericanos de thriller de los últimos tiempos, se adentra en las páginas de nuestro diario para abrirse a nuestros lectores, entre los que se encuentran numerosos seguidores de sus novelas, extraordinarias fotografías que plasman historias de existencia perfectamente posible en el ámbito en el que se encuentran enclavadas: unos Estados Unidos en los que, a diario y quizás contradictoriamente, se entremezclan las oscuras tramas de la amenaza a la integridad del país, las inextricables redes de espionaje y las telarañas de la conspiración política o del poder económico, con los sentimientos más nobles y profundos, aquellos inspirados en los idealizados valores de la tradición y cultura de los nativos americanos, o de un pueblo, el americano, que presume de ser adalid de la libertad.

Y si anteriormente Nava despertó nuestra  curiosidad con obras como “Conspiración” (Sánchez Sierra Editores, 2006), en la que reflejaba un inquietante punto de vista sobre la trastienda de las elecciones presidenciales norteamericanas; “El Infiltrado” (Sánchez Sierra Editores, 2007), en la que nos dio a conocer el temor fundamentado que padece la sociedad norteamericana, ante la amenaza interna que constituye el extremismo islámico; “Lobo Gris” (El Tercer Nombre, 2008), donde se dan la mano la CIA y el Pentágono, el radicalismo neonazi, y… los lobos grises de las Rocosas; “El agente protegido” (Sniper Books, 2011), que entreteje política, ecología, misterio, aventuras y romance; “Tierra de sueños” (Sniper Books, 2012), amor y épica deportiva en una trepidante aventura cargada de acción; el mes pasado nos emocionaba nuevamente con el que es, hasta ahora, su último lanzamiento editorial: “El equipo ejecutivo (Sniper Books, 2013), en el que un complot terrorista internacional pondrá en jaque al Presidente de los EEUU, y con él a la Nación misma, debiendo buscar la salvación del país en “un puñado de hombres y mujeres extraordinarios…

No queremos en esta entrevista repetir, como en un calco, lo mucho que ya se ha hablado en otros medios sobre la obra de Nava, sino acercarnos a la persona que tras el escritor se esconde…

James Nava es Jaime Nava Rueda, un vallisoletano en Washington… ¿no te causa esquizofrenia ser un Jaime-James, o un James-Jaime? ¿Has renunciado a tu origen o tan solo eres pragmático?

Soy pragmático y nada esquizofrénico, esto de Jaime/James lo llevo francamente bien porque en realidad es el mismo nombre, uno en inglés y otro en español. Tengo perfectamente asumida mi identidad y no renuncio a mi origen en absoluto. Quien piense eso, se equivoca muchísimo y no me conoce. Poner James, Jaime o Jim no está reñido con otros sentimientos, otra cultura y nacionalidad. Basta ver que escribo en español, cuando podría hacerlo en inglés, para comprobar que estoy orgulloso y defiendo mis orígenes. A diferencia de lo que sucede en España, en Estados Unidos se admite a todo el mundo, venga de donde venga, sentirse estadounidense no te obliga a renunciar a tus raíces, de hecho, te hace más consciente de ellas, más defensor, más tolerante, más abierto y más completo en todos los sentidos.

Por otra parte, hay muchos artistas que adoptan un nombre artístico. En mi caso, estoy muy cómodo con ambos nombres Jaime o James, que además son dos de mis nombres favoritos. En cualquier caso, soy el mismo. Esto de los nombres no es tan importante, al fin y al cabo. No tanto como parecen querer apuntar algunos para buscarle tres pies al gato.  De verdad que la cosa es mucha más sencilla. La persona que hay tras el nombre, sí es lo que cuenta.

Cuando me enfrento con un entrevistado cara a cara, me gusta conocer de él hasta el color de la ropa interior que elige, si desayuna cereales, o si se afeita con maquinilla eléctrica…  En tu caso la biografía personal disponible es… ¡inexistente! ¿Tratas a toda costa de salvaguardar tu vida privada… o esta no existe…? 

Sí que existe, pero debes tener dos factores en cuenta: el deseo de salvaguardar mi vida privada a toda costa en un entorno bastante hostil que termina entrando en facetas que a nadie debería importar y la necesidad de mantener medidas de seguridad que evitan necesariamente que se hagan públicos determinados datos e informaciones.

Creo que la biografía oficial publicada ofrece la información esencial que necesita conocer el lector. Francamente, no creo que a los lectores les interese de qué color llevo mi ropa interior… Bueno, vale, quizá a alguna lectora, y en ese caso tal vez a mí me interesara conocer también el color de la suya… ¿Me explico? Quid pro quo. Hay informaciones y detalles que simplemente no voy a contar en una entrevista pública. Otros puedo compartirlos, por supuesto. No hay problema en admitir que me encantan los cereales y afeitarme con maquinilla y navaja; la maquinilla eléctrica también me sirve, pero no tiene tanto encanto.

Vivimos una época en la que parece interesar más la vida privada que la faceta profesional, es algo que no comparto y en lo que no entraré jamás.

Guardar con excesivo celo determinadas facetas hace que se pierda de vista a la persona, pues todo ello da pistas sobre cuán cercanos o no de ella nos podemos sentir. No sabemos de ti si estás casado; si tienes hijos; si vives en un pequeño apartamento, en un rancho o en una base militar; si te gustan las Harleys o eres un forofo del Ford Mustang; si te pasaste al budismo; quiénes son tus padres o si tienes un hermano perdido por algún rincón del planeta…

Sí, todo eso que dices es precisamente lo que a los terroristas y fanáticos de distinto pelaje les encantaría saber para hacerme una visita social de cortesía, someterme a chantaje, etc, etc. Esos límites no vienen dados por que yo sea una persona inaccesible o lejana, que no lo soy, más bien al contrario, sino por razones de seguridad estrictas. No es cuestión de ir por ahí dejando pistas e informaciones comprometidas.

Ok, admito que tampoco me gusta que los entrometidos empiecen a hurgar en mi vida privada. Entiéndeme, tendría que volar la cabeza al paparazzi, periodista o individuo de turno, y eso es algo que hay que evitar, ¿no? (estoy bromeando… ¡O no!). Cuando la gente traspasa los límites que marco claramente, adoptan un riesgo.

Seamos serios, soy escritor, no un cantante de moda o alguien de la farándula que quiere aparecer en las revistas y programas de TV. Vendo mis libros no mi vida privada ni la de mi familia. Creo que no es difícil de entender.

Cualquier lector que me lea con asiduidad, ya sea en mis novelas o en mi blog, me conoce y sabe cómo soy, lo que pienso, lo que me gusta y  lo que no, creo que los lectores pueden sentirme bastante cercano en muchos aspectos. No me interesa llegar a ese tipo de gente que sólo busca cotillear, quienes quieren conocerme de verdad me pueden conocer a través de mis escritos y entrevistas.

Por cierto, adoro la vida en un rancho, las temporadas en las bases militares están llenas de anécdotas, el único Mustang que me gusta es el caballo y sigo siendo cristiano católico.

James, los Estados Unidos son medulares en tus novelas, y creo que es por alguna razón que va más allá de la sola familiaridad propia de quien vive en dicho país…

Son inspiradores para mí como ningún otro lugar. Además la energía vital de este país conecta con mi forma de ser optimista. Pienso que Estados Unidos alberga y protagoniza las historias que merecen ser contadas y compartidas. Al menos muchas de ellas, muchas de las que a mí me interesa narrar. Hay una creatividad especial, una magia en el aire que se percibe cuando estás aquí.

…con lo arriesgado que resulta para cualquiera decantarse por mostrar tal admiración por Norteamérica, pues ciertos sectores pueden tacharte de pro-yankee, con ello colgarte el sambenito y convertirte en un leproso de las letras y, sin embargo, tú no la ocultas… cuando ‘la moda cultural’ parece imponer todo lo contrario: mostrarse abiertamente antiamericano…

Sí, es muy cierto lo que comentas. Lo que ocurre es que a mí me da igual lo que piensen o digan los demás, estoy inmunizado contra eso, no me importa que me llamen pro-yankee… pues porque lo soy, para mí es un orgullo que lo hagan (no lo sería si me llamaran pro-castrista, pro-zapatero o nazi… por poner ejemplos), pero pro-yankee, ¡sí, por Dios, faltaría más!, es de las pocas cosas que merecen la pena que lo llamen a uno. Implica una serie de conceptos que yo defiendo y de las que me siento orgulloso. Es como que me llamen defensor de la libertad, las oportunidades, la pluralidad de pensamiento… Lo de leproso de las letras me hace gracia, pero también me hace gracia la importancia que se dan algunos círculos literarios (sin tenerla realmente), la pompa de que se rodean aunque escriban auténticas bobadas o rollos insufribles… Eso cuando escriben algo, que en ocasiones sólo son críticos o escritores frustrados. Por fortuna, no necesito del aplauso ni la bendición de esos “pseudo-intelectuales” tan pomposos; tampoco participo de las “modas culturales” y por supuesto menos aún de esas opiniones antiamericanas tan furibundas como profundamente ignorantes o sectarias y poco respetuosas con quienes piensan de otra forma. En mi caso, les respeto, pero disiento y no me voy a callar. Tengo argumentos de sobra para defender mis tesis y desmontar las de los antiamericanos. Encuentro en las opiniones antiamericanas, al menos en muchas de ellas, una soberbia e intolerancia que no me gustan nada y que me encanta rebatir con buenos argumentos.  Además, como estas cosas me las tomo con buen humor, tampoco me quitan el sueño.

Los que imponen modas, opiniones y demás, a los que les gusta remar en una dirección y desprestigiar todo lo demás, lo tienen muy crudo conmigo. Les ha salido un hueso duro de roer.

James Nava, con su última creación: El Equipo Ejecutivo

James Nava, con su última creación: El Equipo Ejecutivo

¿Cómo definirías la idiosincrasia del estadounidense? Lejos de tópicos y de manipulaciones estereotípicas…

Un pueblo de gentes hospitalarias, amables, con firmes valores, una cultura del trabajo, la democracia y la justicia que admiro, un pueblo forjado en las dificultades y los desafíos, muy abierto, optimista y que acoge con generosidad. Un pueblo verdaderamente valiente y creativo, posiblemente de los pocos que ya quedan en el mundo. El estadounidense siempre sorprende y su espíritu noble, libre y patriota es genuino, abierto y auténtico. El estadounidense es plural por naturaleza, gusta de la superación, es compasivo y generoso.

¿Demócrata o Republicano? Quizás no quieras decantarte…

En principio, soy independiente, luego Republicano, pero siempre antepongo al candidato, sus opiniones y programa a cualquier ideología. Me gusta conocer los argumentos antes de opinar. No estoy en contra de los Demócratas sólo porque sean Demócratas, de hecho con algunos de ellos coincido en algunas cosas. Y con muchos Republicanos coincido en otras muchas.

Lealtad, honor, valor, fidelidad, compañerismo, Patria, fe, Dios, familia… ¿Qué representan para ti dichos conceptos? ¿Cuáles de ellos consideras importantes, cuáles no y qué otros añadirías?

Representan valores en los que creo y que defiendo en la medida de mis posibilidades. En un mundo que se cae y se resquebraja por todas partes, esos conceptos son tablas salvavidas, rocas a las que agarrarse y tierra firme bajo nuestros pies. Considero que todos ellos, en su justa medida, son importantes y necesarios a lo largo de la vida. Podemos prescindir de alguno en determinados momentos, pero a la larga los necesitamos todos.

Añadiría algunos conceptos más como libertad, tolerancia, respeto, dignidad, solidaridad, trabajo, optimismo, felicidad, familia, entusiasmo…

¿Cómo influyen en tu vida diaria? ¿Cómo los transmites en tus obras? ¿Hay en ellas cierta labor de pedagogía, más que moral, ética… Yo siempre comento que la novela debe entretener, instruir y moralizar… 

En mi vida diaria están presentes, son mi norte y mi timón siempre que es posible. Los transmito de una forma natural en mis novelas, sin pretensiones, no me gustan las moralinas, hay personajes que los representan y otros no, el lector debe tener la independencia de criterio para ver la diferencia y elegir. Por supuesto,  algunas veces una cierta labor de pedagogía impregna algunos pasajes, siempre desde el respeto a los demás. Pienso que en una novela cabe todo: el entretenimiento, la cultura, la postura ética o moral del autor, su visión del mundo… Siempre que sea de una forma amena, constructiva, y no imperativa.

Sabes, creo que hasta en tu mirada se percibe cierta visión épica de la vida, una visión que sin llegar a ser maniquea ni naif, parece interpretar el mundo desde la perspectiva de un caballero andante… un mundo de héroes y villanos, de buenos que rescatan del mal a los débiles y castigan a los malvados…

Tal vez tengas razón, mis experiencias vitales han tallado esa visión épica y es que, por lo que llevo viendo y viviendo hasta ahora, en este mundo hay muchos héroes (de muchas clases, muchos incluso nos los cruzamos en la esquina y son anónimos) y también villanos que realmente te hacen pensar hasta dónde es capaz de llegar la maldad humana (acierta al pensar que muy lejos).

Sin esa visión épica y heroica nos quedaríamos cruzados de brazos mientras se producen injusticias de todo tipo (la matanza de niños con armas químicas, el acceso a la educación de muchos niños y niñas en tantos países, la explotación laboral de hombres y mujeres por empresas sin corazón, gentes que pasan hambre y necesidades en sociedades ricas, jóvenes profesionales bien formados que no pueden trabajar porque los “enchufados” de siempre se llevan los buenos empleos, el maltrato animal, la explotación de los recursos naturales, la corrupción…Y tantas y tantas situaciones.

Como ves, esa visión épica no consiste únicamente en rescatar del mal a los débiles y castigar a los malvados (que también), sino que es un planteamiento y enfoque de vida en el que debe prevalecer la justicia y las oportunidades para todos.

Esa visión épica es innata en mí, no sé si se refleja en la mirada, pero desde luego ver el mundo así es mucho mejor que verlo como un lugar para medrar a costa de todo y todos.

James, el romance siempre ‘acaricia’ de algún modo a tus personajes, de modo que ganan en humanidad y realidad…  ¿En qué amor crees? En un amor platónico, adolescente, ingenuo… un amor maduro, apoyado en la confianza, el respeto…

El romance es realismo y mis personajes son muy reales, así que es lógico que aparezca. Creo que todos los amores son respetables y que hay un tiempo para cada uno, también estoy convencido de que es algo completo que incluye confianza, pasión, honestidad, cierta ingenuidad, respeto, sentido de la lealtad y del humor, generosidad, entrega, complicidad y atracción física y emocional.

El amor verdadero es platónico y maduro, es romántico y perseverante, auténtico, atrevido y respetuoso, y siempre natural, nunca forzado.

Cuando alguien se aproxima a ti, un rasgo que te caracteriza y que ejerce sobre los demás cierto influjo positivo es tu sonrisa, una sonrisa abierta franca, sin dobleces, que dota a tu rostro de amabilidad, optimismo, y lo hace carente de hostilidad… En una palabra: irradias alegría de vivir…

Vaya, me alegro que digas esto porque me hace sonreír… Algo que me encanta. Sonrío porque soy un tío optimista y alegre por naturaleza, siempre veo las cosas por el lado positivo (incluso en situaciones difíciles encuentro algo para sonreír). Me encanta la vida, vivir, incluso me encantan esas gentes que piensan distinto porque me hacen reír (bah, no os molestéis, que es broma…). La sonrisa es algo natural porque por dentro sonrío igualmente, tengo un corazón alegre. ¡Qué le voy a hacer! Disfruto la vida con optimismo.

…cualquier día tus libros los colocarán en la sección de autoayuda de las librerías…

Jajaja… No estaría mal, por mí no hay problema, tengo entendido que esa sección vende bastante y que los lectores suelen ser muy empáticos y buenas personas. Además, tal y como vienen estos tiempos, con rotaciones de novedades brutales y tejemanejes diversos, estar en la librería, en la sección que sea, ya es un logro.

El de sincronicidad es un concepto del que quizás hayas oído hablar… Resulta chocante que dos personas como tú y como yo, desconocidas en un principio la una para la otra, acaben unidos por ¿el azar?, y tengan nexos profesionales comunes, historias en cierta medida paralelas, y pasiones que les acercan, como la Naturaleza… ¡y los lobos! ¿Crees que hay fuerzas en el Universo que guían nuestro destino, y que abren ante nosotros caminos que nos llevan a nuestro crecimiento personal y espiritual, aunque siempre esté en nuestra mano la decisión última de qué sendero tomar?

Quizá la sincronicidad, las fuerzas del Universo, el destino, Dios o vaya-usted-a-saber-qué… El caso es que estas situaciones se producen. Personalmente, me ha pasado más veces y con más de una persona, así que no creo que sea coincidencia.

Pienso que la vida tiene aún mucho de misterio para nosotros, nos sorprende abriendo caminos y poniendo personas en esos caminos que marcan un punto importante. Por algún motivo indescifrable en esos momentos, pero que se hace evidente después, cuando todo cobra sentido. Y es que los seres humanos sabemos mucho, cierto, pero no lo sabemos todo.

Es ese misterio el que nos sigue emocionando y nos deja fascinados. Las decisiones que tomamos finalmente son tan importantes como esa fuerza que guía nuestro destino porque nos da la libertad de elegir y andar un camino u otro.

La Naturaleza, como decía, es otro de los pilares fundamentales en la vida de Nava, y en su obra.

Una Naturaleza salvaje, en ocasiones desprotegida ante la acción irracional del ser humano, se convierte para ti en una causa… en esa doncella a la que el paladín debe rescatar…

Para mí la Naturaleza salvaje es la perfección, todo encaja, es natural y lleva sobreviviendo y evolucionando miles de años. Es un tesoro, un hermoso tesoro, que pocas veces sabemos cuidar y siempre nos regala momentos únicos y buenos conocimientos. Es, por descontado, una de las causas a las que ese paladín, ese héroe o esa mujer idealista, pueden entregarse con la convicción de que es una causa justa siempre, en beneficio de la humanidad y de la Naturaleza.

Los crímenes contra la Naturaleza son especialmente odiosos porque es como escupir o destruir la creación más bella, el lugar que tenemos para vivir, uno de los planetas más hermosos. No hay nada de artificioso o falso en la Naturaleza, todo es auténtico, original, natural, salvaje, real, en equilibrio… Nos conecta con lo que somos y con lo más maravilloso que hay en el mundo. Que no es una catedral, ni Internet, ni un coche de lujo o una mansión… (aunque todo eso esté muy bien), es la Naturaleza, que es pura, libre y para todos sin distinción de ningún tipo.

James, ¿qué hay tras esa admiración? ¿Tan sólo una emoción, un disfrute estético, o quizás se halla una reconexión con la esencia y lo profundo, lo que olvidamos y enterramos bajo capas de tecnología, de los quizá mal llamados ‘progreso’ y ‘civilización’?

Me he adelantado y ya he contestado anteriormente. Es una admiración emocional por la conexión profunda con lo que representa, también el disfrute físico, pocas cosas hay comparables como caminar por un bosque, ascender una montaña, contemplar un río… o escuchar al águila y verlo trazar su vuelo perfecto, o escuchar el aullido del lobo.

Lo civilizado para mí es respetar la Naturaleza, aprender a amarla y vivirla en equilibrio en cada estación, y sentirla intensamente.

En algunas Culturas, por supuesto las chamánicas, y desde ramas de la psicología de corte junguiano, tu respeto y atracción (y los míos) hacia el lobo, podrían llevar a pensar que se trata de tu animal de poder… ¿Te encuentras en alguna vía de crecimiento personal y espiritual, o más centrado en este mundo y sus mayas?

Sin duda es mi animal de poder, aunque otros animales me fascinan también. Pero el lobo significa muchas cosas para mí: es inteligencia natural, espiritualidad, jerarquía, es una conexión mística que se produce al mirarlo a los ojos, es experiencias personales intensas, volver a sentir el roce de un espíritu libre e indomable, es ese animal que marcó mi vida desde la infancia y mucho después también, es un camino de crecimiento y de serenidad en un mundo caótico. Tengo verdadera admiración de cómo los lobos han esquivado durante años el acoso humano y han sobrevivido, o de su sentido de la organización, la jerarquía y la familia. Mi interés por ellos es tanto biológico y ecológico como espiritual, es una conexión que está ahí. Los lobos trascienden las filosofías y los estudios humanos. Son más importantes.

Cómo imaginas al Nava de dentro de diez años… ¿qué hará? ¿Dónde estará?

Si Dios quiere, lo imagino escribiendo nuevas novelas, saboreando la aventura de la vida, trabajando con pasión, aportando mi granito a un mundo mejor, diez años más viejo y diez años más sabio.

James, un placer cruzarse con personas como tú por el camino.

Raúl, un verdadero placer compartir tiempo y camino.

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[1] Entrevista en exclusiva a James Nava, autor de “Lobo Gris” http://www.ellibrepensador.com/2009/04/21/8409/

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.