Sociopolítica

La tontuna

La tontuna es una característica más de las muchas que posee ese animal que se autodenomina ser humano. Y es en su andadura como político cuando –cualidad o defecto, no se sabe bien- se manifiesta con todo su esplendor, dejando al individuo o individua completamente exhausto por el esfuerzo titánico que ha tenido que desarrollar en su exposición sobre el asunto de turno. Que si por su discurso recibe después innumerables aplausos y palmaditas en la espalda, entonces el homínido se infla y para sus interiores llega a compararse con el mismísimo Buda, por ejemplo, sintiéndose en la seguridad  de que su argumentario ha sentado cátedra entre los asistentes al acto.

Se suele dar la tontuna, con más frecuencia de la deseada, en las famosas y siempre enigmáticas ruedas de prensa de algunos dirigentes nacionales de partido, dirigentes a nivel autonómico y dirigentes o portavoces capitalinos. Estos últimos, sobre todo, son una especie in crescendo que, a veces, causan verdadero pavor  si nos atenemos a sus rimbombantes verborreas; porque lo malo que tienen los susodichos, es que se permiten la licencia de sacar los pies del plato ejecutivo correspondiente para erigirse en semidioses, sin importarles lo más mínimo que sus amos se queden con el culo al aire. Pues, si tocan a diana desde el despacho de caoba ya sabrán ellos cómo darle la vuelta a la osadía, de manera que al final el atrevimiento lo pague la oposición que se tenga enfrente.

En la tontuna interviene de forma alarmante la bravuconería, seña de identidad del que vive exclusivamente en y por la apariencia. Se sabe protegido el bravucón, a pesar de todo, y no cae en la cuenta de que conforme va avanzando, se va metiendo bien hondo en altanerías. Y ahí tienen ustedes al mozo y a la moza, a la moza y al mozo, que con un apretón de corbata el uno, un bamboleo de melena la otra y la sonrisa de hiena en ambos, ambos dos terminan por creerse los reyes del mambo; como me dice mi nieto Mario, de ocho años, que ya advierte en los mayores los signos propios de quienes especulan con la palabra. Y así nos va en esta España de esperpentos y moviola.

Muestras donde la tontuna campa a sus anchas las tenemos a diario en los distintos medios de comunicación, en forma de exabruptos, sentencias, doctrinas y hasta amenazas

Leamos la declaración de intenciones de este muchacho con rango de cardenal católico –que dice él que sigue los pasos de Jesús de Nazaret- cuando asevera que “la homosexualidad es una deficiencia que se normaliza con tratamiento, como la hipertensión”.

Francisco De la Torre Prados, alcalde de Málaga

Francisco De la Torre Prados, alcalde de Málaga. foto: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Lea cómo se jactaba de ahorrador, en un desayuno informativo del “Fórum Europa. Tribuna Andalucía” y a propósito de la subida de la tarifa del agua, el regidor malagueño: “Yo me ducho rápido, tengo fama de ello en casa, pero el consumo no llega a 15 litros, y estaría dispuesto a demostrarlo ante notario”.

Y si ha seguido usted los hechos acaecidos en el barrio de Gamonal, ya me dirá hasta qué extremos se puede llegar en esto de la tontuna.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.