Cultura

Mujer y Poesía

Es excitante, a la vez que hermoso, ver, con clamorosa alegría, a grupos de mujeres, especialmente jóvenes, llevando la poesía allí a cuantos lugares las escuchen; y produce infinita satisfacción abrir los ojos de poeta a los muchos libros de lírica femenina que se están publicando en estos tiempos; y llena de extraordinario orgullo y júbilo ver que muchas -la mayoría- están cosechando éxitos de  renombre. ¿Significa esto que ha llegado la hora en que las mujeres estén situadas, cuando menos, en el mismo plano literario que los hombres, con lo que el pan y la gloria de ambos se reparten por igual? Con la genialidad y el esfuerzo en el trabajo se consigue la Luna.

Es evidente que la mujer alcanza ya cotas muy altas de participación y reconocimiento, comparado con cualquier tiempo pasado, algo del todo impensable hace solo unas décadas. Atrás quedan ya aquellas mujeres, sumisas, que parecían haber nacido solo para cuidar del hogar: días enteros en su casa, con el trapo del polvo, la fregona y la prole. Cierto es que nunca estuvieron marginadas de la poesía, pese a que en muchos círculos culturales su presencia fuese rechazada por muchos. Pero aquello no importaba demasiado, pues ellas llevaban sus sentimientos con orgullo escondido. Pero lo cierto es han tenido que correr y correr años –parece mentira- para que definitivamente se rompa ese oscuro maleficio, de podrido arrinconamiento en el alma… Un hecho indigno y largo, hasta conseguir  hallarse donde están ahora. Esta dicha que disfrutamos hoy, me trae a la memoria algunas de las pioneras que no lo pasaron demasiado bien. Como muestra, traemos hoy a tres.

Herta Mueller

Herta Mueller, Premio Nobel de Literatura de 2009. Author: Dontworry

Una, culta e inteligente, la reina de Navarra (1492-1549), quien sorprendió a la gente de entonces (y ahora nos continúa sorprendiendo a nosotros). >Escribió un libro de relatos, sobre todo para huir de los malos tratos de su esposo.

Choderlo de Lachos (1741-1803), autora de “Relaciones peligrosas” que, curiosamente, escribió una literatura que abre horizontes a escritores como Tolstoi, Flaubert, Stendhal, y a la escritora  Emily Brontë con “Cumbres borrascosas”.

Pero quien sale de la oscuridad de manera decidida y extraordinariamente sorprendente -tratándose, además, de una religiosa-, fue sor Juana Inés de la Cruz, mejicana –de padre español y madre criolla- quien escribió “Redondillas” y una obra de teatro titulada “Los empeños de una casa”. Ella no solo fue una mágica poeta y dramaturga, sino también una persona valiente que luchó por los derechos humanos.

En España tuvimos a Santa Teresa de Jesús, Rosalía de Castro, Carmen Laforet, Rosario Castellanos… Y ya no  paró el brío, la valentía y la fuerza de toda esa pléyade de mujeres que escribieron una poesía tan digna como la de los hombres. Y cada día, cantidad y calidad va creciendo, como crece la risa de los niños.

Con todo, conviene recordar a esas mujeres que han alcanzado el Premio Nobel de Literatura y que muchos no conocen ni siquiera de oídas. En el año 1909, la escritora sueca Selma Lagerlöf (1858-1940) obtiene el premio Nobel; en 1928, le toca el turno a Noruega, con Sigrid Undset (1882-1949); en 1945, a la poeta chilena Gabriela Mistral (1899-1957); y en 1996, la polaca Wislawa Szymborska (1923-). Y Toni Morrison y la italiana Grazia Deledda… Y más y más.

Pero hablábamos de las escritoras y poetas contemporáneas.  Queda claro que éstas se han agarrado con fuerza a los espacios legitimados, y todo aquello que durante tanto tiempo llevaron escondido en el corazón, ha saltado en chispas, con fuerza irrefrenable. Como ríos de poesía.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.