Conversamos con Francisco Morales Lomas, autor de el poemario «La última lluvia» publicado por Ediciones Carena.
- ¿Cómo empezó tu relación con la literatura y la poesía?
Tendría catorce o quince años. La literatura fue el modo de encontrar un mundo comprensible. Todo me parecía absurdo, violento e hipócrita por entonces. España era un país ridículo. La literatura fue un refugio para expresar lo que públicamente (estábamos en la dictadura) no se podía hacer. Mis primeras lecturas corrieron parejas a la escritura, lecturas de cómic, Capitán Trueno, Comandos Guerreros…, luego toda la poesía, sobre todo Bécquer y antologías generales.
- En su conjunto, el libro me comunicó la idea de un viaje en el que salimos de las “Ensenadas” para caer a los pies de los “Ádolos” al final, que no son ni más ni menos que los otros, que nosotros mismos ¿qué opinas?
La antología de toda mi poesía se tituló Tránsito como homenaje a este viaje vital que es nuestra existencia. Un tránsito es para mí un espacio lleno entre dos vacíos, un viaje limitado y brevísimo. Sí, se lee así, como dices, y el agua de Ensenadas como origen de la existencia. Una existencia que se desenvuelve díscola e irreverente. Pero, no triste; sí natural y comprensible. Lo peor no es morir, sino no creer en nada. El secreto de nuestra existencia son los sueños, por eso hay que ir construyéndolos cada día, aunque se derrumben.
- “El Sur”, en medio del viaje, es un homenaje a tu tierra ¿Un oasis en este viaje lírico?
Quise romper con el tópico del Sur. Algo de él ha habido en los romances. Antonio Machado y también su hermano Manuel (sólo en algunas ocasiones) o Juan Ramón Jiménez lo rompieron. Mi Sur quiero que sea de raíz, profundo, que suene más elegía, más a Lorca y García Baena.
- El planeta Marte y el sueño de conquistarlo actúa como contrapunto a nuestro planeta y a los estragos del hombre sobre él ¿tan malos seríamos si conquistáramos el planeta rojo?
Creo que caeríamos en los mismos vicios, desigualdades y antinomias. Los seres humanos son más lobos que ángeles. Siempre me gustaron las películas de ciencia-ficción desde pequeño, sobre todo por tratar de indagar qué podríamos crear en un nuevo planeta. Pero todo acababa siempre mal. Creo que los seres humanos seguiremos siendo igual de bastardos en donde estemos. Los cambios sólo se producen a muy largo plazo y, a veces, hay un paso adelante y dos atrás.
- “Náufragos en el misterio” es mi poema favorito ¿crees que es la mejor condición del hombre y que sin ella no seríamos en tanto que deseo de saber?
El naufragio siempre ha sido una forma indirecta de búsqueda. Perderse es un misterio que siempre engendra muchas posibilidades y la vida es ese misterio en el que nos vamos perdiendo y durante ella intentamos encontrarnos, en esa desventura del viento, en esa agitación del mar, en las tormentas. Pero esa singladura (no debemos olvidarlo) siempre acaba con la mar en calma.
- ¿Alguien que sabe tanto de poesía es capaz de disfrutar de ella sin convertirla en objeto de estudio?
Yo disfruto escribiendo poesía pero sobre todo leyendo. Ya lo decía Borges, que se consideraba más lector que escritor. Leer es ir en busca de ese misterio y todos somos capaces de crearlo en algún momento. Ahí radica uno de los grandes valores de todos los seres humanos.
- “La última lluvia” ¿por qué el título?
Acaso la última esperanza y su reflexión. La lluvia última como la reflexión postrera, aquello a lo que tenemos necesidad de engancharnos para no perder el norte ni la travesía.
- “Tempus horribilis Fugit” ¿es esta la mentalidad correcta para estos días de crisis? ¿Aprenderemos algo de todo ello?
Si algo aprendía de la filosofía oriental es a tratar de que las derrotas y las victorias no acaben conmigo. La templanza. Por eso en épocas de crisis conviene también olvidar la desventura de los números y acceder a la ventura de que todo cambiará a mejor. Seguramente habría que decir con Groucho Marx que, partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria. Así es, pero todo es susceptible de mejorar, incluso de empeorar para muchos millones de personas.
- ¿Cuál es el estado de la poesía actual española?
Creo que se mantiene en un buen nivel. Probablemente sea la poesía que escriben las mujeres la que aporta más en estos momentos, aunque se escoren hacia mundos un tanto reiterativos y superfluos por persistentes. La libertad de la que goza la poesía actual es un buen síntoma.
- ¿Qué tiene entre manos como proyecto literario Francisco Morales Lomas?
Acabo de escribir una novela, Puerta Carmona, que corrijo estos días, ambientada en los últimos años de Felipe II en Sevilla. Y como ensayo preparo un estudio sobre la infamia en Borges.
- ¿Qué lees en estos días?
Varias cosas, la última novela de A. Neuman, El viajero del siglo, y releo una obra esencial, La región más transparente de Carlos Fuentes.