Cultura

Berlín y sus teatros (XXI): Renaissance-Theater – Teatro del Renacimiento

En el Renaissance-Theater o Teatro del Renacimiento se trata de una de las pocas salas de Berlín Occidental que aún cuentan con soporte económico por parte del gobierno social-comunista de Berlín, dedicado a hacer desaparecer de la parte occidental de la ciudad toda vida cultural.
El Renaissance-Theater está situado en lo que antiguamente era un barrio de cines y teatros de alto nivel cultural (KurfÁ¼rstendamm – Zoo – Kantstrasse – Bismarckstrasse -Nollendorfplatz). Por su singularidad es de esperar que esta sala no esté condenada también al cierre.

Historia del

Teatro del Renacimiento

El Renaissance-Theater fue fundado en 1922 por un joven escritor vienés llamado Theodor Tagger, que algunos años más tarde llamó la atención bajo el pseudónimo de Ferdinand Bruckner con obras contemporáneas y que hoy es considerado uno de los escritores dramáticos más importantes de la Primera República alemana (llamada República de Weimar).

El lugar para las representaciones era la sala de cine instalada en el edificio en 1919, que antiguamente habían sido unas salas de restaurante de la Casa de Asociaciones de Charlottemburgo, que había sido construida en 1902 en el solar que hace esquina entre las calles de Hardenberg y Knesebeck y que fue diseñado por los arquitectos Reimer & KÁ¶rte para la Asociación Académica Motivo.

Tagger inauguró el Renaissance-Theater el 18 de octubre de 1922 con la escenificación de Ludwig Berger de MISS SARA SAMPSON, de Lessing; en los papeles principales actuaron Lucie HÁ¶flich, Gertrud Kanitz y Theodor Loos.

La programación contenía, sobre todo, autores contemporáneos y muchas obras de Strindberg. En este teatro trabajaron directores artísticos conocidos tales como Berthold Karl Heinz Martin y Heinz Hilpert, actores como Alexander Granach, Olga Tschechowa, Walther Franck, Helene Weigel. Pero a Theodor Tagger como director general y artístico y su «Teatro de Manguera» -como acostumbraban llamarlo los berlineses debido a su sala alargada y estrecha- no les llegó el éxito.

En 1926, el prestigioso arquitecto de teatros Oskar Kaufmann recibió el encargo de reformar el interior del edificio para convertirlo en un teatro plenamente aprovechable. Tras apenas 5 meses de obras, el Teatro del Renacimiento pudo ser reinaugurado el 8 de enero de 1927.

Fue el séptimo y último teatro berlinés de Kaufmann antes de que tuviera que emigrar en 1933. Junto a su primer edificio de teatro, el Teatro Hebbel (1908), éste es el únco que conserva hoy en día o haya recuperado su estado original. Su obra principal anterior a la Primera Guerra Mundial, la VolksbÁ¼hne (Teatro del Pueblo), ubicado en la antigua plaza BÁ¼lowplatz, desde la RDA llamada Plaza de Rosa Luxemburgo (1914), tras su destrucción en 1943/45 fue reconstruido de forma modificada. Otras salas como el Teatro de Cine «Cines» en la plaza de Nollendorf (1913), el primer cine de planta libre de Alemania, fue destruido en la guerra, igual que la Ápera Kroll, reformada por él en 1923, ubicada en la antigua Plaza del Rey (KÁ¶nigsplatz). El Teatro en el KurfÁ¼rstendamm (1921) y la vecina Comedia (1924) se han conservado de forma muy modificada (menos las fachadas, al haber sido recubiertas ambas salas por el edificio superpuesto del centro comercial Ku’damm-Karree (años setenta) y cuya próxima demolición junto a los teatros parece un hecho consumado gracias al actual alcalde-gobernador de Berlín, algo así como el Terminator para la historia de la ciudad).

El Renaissance-Theater es el único teatro construido al estilo Art-Déco (modernista) de Europa. El arte estilizado de los Años Veinte creó el ornamento moderno como síntesis entre las corrientes artísticas históricas y contemporáneas – en el caso de Oskar Kaufmann se trata de una conjunción entre Rococó y Expresionismo. Lo novedoso y único es que trasladó su estilo inconfundible -la unidad rítmica y viva entre ángulo y arco de bóveda, naturalidad y artificialidad, figuración y abstracción, tradición e innovación- a un teatro como obra artística integral.

La sala de espectadores es expresión óptima del tipo de espacio creado por Kaufmann como teatro «íntimo«. Revestido íntegramente con madera de rosal, la pared posterior del primer rango está completamente rellena con un cuadro de gran superficie y valioso de marquetería, con escenas de la Commedia dell´Arte del artista César Klein -lo que también es algo único en la arquitectura de teatros. En cambio, las salas de acceso y los pasillos de paseo proporcionan con su extraordinaria riqueza en colores y la riqueza de detalles conseguida mediante el uso artístico de materiales un ambiente festivo al estilo del Rococó. Aún así, las diferentes personalidades entre sala de espectadores y pasillos de paseo forman una sola unidad. El principio unificador del diseño son los ornamentos de Art-Déco: Estructuras geométricas, que entran en movimiento gracias a las ondulaciones cóncavo-convexas y los elementos florales.

La construcción exterior del edificio situado en la esquina entre las calles de Hardenberg y Knesebeck fue modificada por Kaufmann al añadir una sobreestructura semicircular alrededor del acceso (sala de taquillas), pensada especialmente para su efecto publicitario nocturno: Cinco ventanas verticales en forma de parábola, con cristales azulados e iluminados desde dentro y que acogen en la parte inferior las puertas de entrada. Este efecto expresionista fue eliminado en 1937/38 por los nacionalsocialistas, cuando se instalaron el el edificio la Cámara Imperial del Patrimonio de Escritura y la Comandancia de Defensa de la Zona X . Noe fue hasta el año 1984 cuando, bajo la dirección del arquitecto Michael Lindenmeyer, se procedió a una restauración integral del edificio, restableciendo el estado original de la sala de acceso.

En 1995 se recuperaron por iniciativa de la Oficina de Monumentos del Estado Federado de Berlín los colores originales de la sala de acceso y de los pasillos de paseo de esta «Joya de la Arquitectura de Teatros». El teatro tiene categoría de monumento histórico-artístico y está protegido como tal.

La vida teatral berlinesa fue enriquecida por el Renaissance-Theater al final de los Años Veinte, sobre todo con las escenificaciones del conocido director artístico Gustav Hartung: Bajo su dirección, el drama KRANKHEIT DER JUGEND (Enfermedad de la Juventud), de Ferdinand Bruckner, tuvo en 1928 un éxito sensacional. Lo que no se supo hasta más de dos años más tarde fue que bajo este pseudónimo se escondía el director fundacional del teatro Theodor Tagger.

Tras la toma del poder por los nacionalsocialistas, Berlín perdió la mayor parte de sus artistas que habían proporcionado a la vida teatral de la ciudad su época dorada. En 1932/33, el Renaissance-Theater quedó clausurado totalmente.

Bajo la dirección de Alfred Bernau (1933-43) se ofreció después sobre todo entretenimiento ligero. Sólo destacaron positivamente dos escenificaciones un poco fuera de lo normal, con obras de Henrik Ibsen que en aquellos tiempos apenas se programaban (HEDDA GABLER y NORA o EIN PUPPENHEIM (Una Casa de Muñecas), en ambos casos con Hilde Hildebrand, y la representación más negativa fue un drama nacionalista del autor nacionalsocialista E.W. MÁ¶ller: AUFRUHR IN KÁ„RNTEN (Rebelión en Carintia).

A consecuencia de la expropiación de las salas privadas, el Teatro del Renacimiento se convirtió en 1943 en la «Sala Pequeña del Teatro Schiller», cuyo director general era entonces Heinrich George.

Tras la guerra, las primeras representaciones de teatro en el Berlín destruido por las bombas tuvieron lugar sólo pocos días después del final de la guerra, concretamente el 27 de mayo de 1945 en el Renaissance-Theater: Se representó la parodia de Striese titulada DER RAUB DER SABINERINNEN (El Robo de las Sabinas). A finales de 1946, la potencia de ocupación británica otorgó a Prof. Dr. Kurt Raeck la licencia para la reapertura del teatro.

El primer estreno tuvo lugar el 11 de diciembre de 1946 y fue una combinación programática entre exigencia literaria y entretenimiento – la obra SEÑORITA JULIE. de Strindberg, combinada con la comedia BOUBOUROCHE, de Courteline. En este sentido dirigía el Teatro del Renacimiento Kurt Raeck, uno de los más destacados directores de teatro de la vieja escuela. Estuvo al frente del teatro hasta 1978.

Durante tres décadas, el teatro era el teatro berlinés de actores por antonomasia. Aquí se podía ver a todos los que tenían nombres de gran fama: Victor de Kowa, Lucie Mannheim, Hubert von Meyerinck, Tilla Durieux, Paul HÁ¶rbiger, Elisabeth Bergner, O.E. Hasse, Therese Giehse, Curt Goetz, Grete Mosheim y muchos otros.

La caída del muro en 1989 supuso grandes cambios para todos los teatros berlineses. También el Renaissance-Theater se vio ante el reto de tener que definir un perfil claro para esta nueva situación. La programación contenía principalmente obras nuevas de autores contemporáneos americanos, ingleses y franceses. Pero igual que antes, el Renaissance-Theater seguía siendo un escenario de los grandes actores.

La historia del Renaissance-Theater quedó plasmada recientemente en forma de un libro escrito por la que fuera durante largos años dramaturga de la casa, Steffi Recknagel. Se ha publicado un primer tomo con motivo del 80º aniversario del teatro celebrado en 2002. Ahora está disponible una segunda edición ampliada del libro.

«Un maestro de brujería“ decían que era Oskar Kaufmann, expresión con la que se admiraba al arquitecto en 1927 y que había convertido el edificio de esquina del distrito de Charlottemburgo en una joya de la arquitectura de teatros. «Un especialista de lo genital» decían que era Ferdinand Bruckner, cuando en 1928 el autor tuvo un éxito sensacional con la obra «Enfermedad de la Juventud» en el Renaissance-Theater. A estas dos personalidades tiene que agradecer su existencia el Renaissance-Theater, habiendo sido Bruckner, que en realidad se llamaba Tagger, quien en 1922 había fundado la sala. Tan interesante y conmovedora como sus inicios se presenta toda la biografía de la sala, una faceta de Berlín que hasta la fecha apenas había adquirido mucha notoriedad.

¿Qué tiene que ver la novela de DÁ¶blin titulada «Berlín Alexanderplatz» con el Renaissance-Theater? ¿Por qué el fundador del teatro escenificó un costoso juego de confusión alrededor de su persona para convertirlo en la «historia de misterio literario de finales de los Años Veinte? (Alfred Kantorowicz). ¿Cómo pudo ser que el teatro más feo de Berlín en forma de pasillo estrecho se convirtiera en el teatro más hermoso de Art-Déco de Europa? ¿En qué falló el plan del dictador comunista de Alemania oriental Walter Ulbrichts para nombrar a Heinz RÁ¼hmann director general? ¿Qué fue lo que unión a Olga Tschechowa, Friedrich Hollaender, Tilla Durieux, Helene Weigel, Curt Goetz, Theo Lingen, Grete Mosheim, Elisabeth Bergner, O. E. Hasse, Victor de Kowa, Harald Juhnke y tantos otros con este escenario?

Preguntas como éstas se las va a contestar el primer libro sobre la historia del Renaissance-Theater, que a la vez es un trozo de la historia cultural y contemporánea de Berlín, convertida en una crónica redactada por Steffi Recknagel, que durante mucho tiempo había sido dramaturga de la casa.

A este respecto escribió el escritor Hans Magnus Enzensberger:

«¿Es posible contar teatro? No sólo es posible, sino es un deber; porque la más entretenida de todas las artes no sólo es rica en historias divertidas y atrevidas; depende también de su memoria si no quiere decaer hasta convertirse en un burdo y superficial espectáculo de entretenimiento.

El Renaissance-Theater puede estar orgulloso de su larga tradición. Los que hoy en día lo llenan con vida no tienen la intención de dormirse sobre ella. Todo lo contrario: La historia de la casa demuestra que, como ya lo dice el nombre de Teatro del Renacimiento, se ha tratado siempre de la renovación. Así ha conseguido sobrevivir a todas las crisis y todos los hundimientos. La memoria conservada de ello no pretende vivir en la nostalgia. Sirve para despertar nuevo valor y nuevas energías. Y ello también será necesario para poder responder frente al público exigente que se ha ganado durante los últimos años.

Steffi Recknagel

ha explorado un capítulo bastante desconocido de la historia alemana del teatro, ha descubierto fuentes antiguas y nuevas de textos e imágenes y ha escrito un libro, que -más allá del patio de butacas y del escenario- dice mucho acerca de los sucesos de suerte y las catástrofes que marcaron a la capital alemana durante los últimos ochenta años.“

Extractos del libro sobre el Teatro del Renacimiento:

«En muchos otros casos, los teatros se convierten en cines –aquí ha sido al revés: un cine se ha convertido en teatro“, se maravilló el más importante y más antiguo diario berlínes Vossische Zeitung (cerrado por los nazis) el 19 de octubre de 1922, el día posterior a la tan lograda inauguración del Teatro del Renacimiento.

«A través de la tan silenciosa calle de Hardenberg luce ahora cada noche una iluminación mágica. El que ame la luz y el color se sentirá atraído irresistiblemente y se encontrará delante de el palacio de cuento del Teatro del renacimiento. Una vez atraído hasta aquí, el transeúnte curioso entrará en el interior y se deleitará de la belleza encantadora del pequeño palacio de hadas. El espacio interior cumple lo que promete la fachada». escribió el diario socialista VorwÁ¤rts el 17-01-1927.

«¡Arthur Schnitzler y Frank Wedekind se pueden ver nuevamente en un escenario alemán, nuevamente en un escenario berlinés! El hecho se convierte en acontecimiento y documenta el alcance del cambio de mentalidad. Se ha devuelto la libertad al teatro alemán, al arte del figurante de hombres. La literatura mundial vuelve a ser el espejo de la vida, sin censura ni locura racista, y Berlín volverá a ser la ciudad de los teatros de prestigio y ejemplar a pesar de los escombros y las dificultades. El Teatro del Renacimiento volvió a inaugurar la nueva actividad teatral», se pudo leer el 10.-.07-1945 en el diario Das Volk.

«El Ángel Azul ha vuelto a Berlín. Con Marlene, Marlene Dietrich vuelve a casa, sin polémica, sin resentimiento. Fue necesaria la magia del teatro para hacerla resucitar y prepararle una recepción triunfal. Parece como si los conciudadanos quisieran despedirse de ella sobre el escenario antes se que pase a la eternidad – antes de que la plaza más simbólica del centro de la capital reunificada recibiera su nombre. Este milagro se ha hecho esperar durante mucho tiempo“, escribió el Corriere della Sera efusivamente el 11-07-1998.

«¿No es un milagro que de toda esta desaparecida riqueza de variedades del hábitat cultural del Berlín de los Años Veinte esta flor de la metrópolis haya conseguido sobrevivir destrucción, tiempos de monocultivo y olvido? Mientras que aquí se haga teatro, la vida seguirá floreciendo.» Así termina el preámbulo de la autora y dramaturga de la casa durante largos años, Steffi Recknagel, para su libro sobre el teatro. Pero así comienza también para el lector el maravilloso viaje por la historia de un escenario berlinés desde sus inicios hasta el presente.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.