Cultura

La Princesa de Nebraska

Wayne Wang es un director de cine peculiar, capaz de sorprendernos con genialidades artísticas del estilo de ‘Smoke’ o la inimitable ‘Blue in the face’, o de dejarnos fríos con productos meramente comerciales excelentes en la forma, pero vacíos en el fondo como ‘Sucedió en Manhattan’ (pésima traducción del título original ‘Maid in Manhattan’).

Este fin de semana nos llega su última película, ‘La princesa de Nebraska’, que supone el retorno del cineasta chino a la esencia de su cine de autor, aquél que consigue hacernos sentir algo más que ira por el ruido del masticar palomitas de los adolescentes sentados junto a nosotros.

‘La princesa de Nebraska’ narra 24 horas en la vida de Sasha, una estudiante de origen chino que se enfrenta al debate interno del aborto en la mojigata sociedad estadounidense, después de haber quedado embarazada en su último viaje a Pekín.

Sasha decide desplazarse a San Francisco para interrumpir su embarazo, pero allí se le abrirán un gran abanico de opciones alternativas que le harán dudar sobre su decisión. Al mismo tiempo, aparecerá el novio del padre de su hijo que se enfrentará a ella para que no siga con el proceso.

Aborto y bisexualidad en una cinta de apenas 80 minutos de duración, la cuál se ve fácil, aunque en ocasiones la historia se pierde en lugares desconocidos y hace que el espectador pierda atención. Le favorece el hecho de generar debate sobre temas de actualidad, aunque en ocasiones da la impresión de que el director toma partido, con lo que pierde parte de su fuerza.

Recomendable, aunque no inolvidable. Sin duda, decepciona tras la excelente ‘Mil años de oración’.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.