Resulta curioso conversar con uno de los habitantes de la Avenida San Martín de la ciudad de Caracas (Venezuela) e informarse de de las desaparecidas salas de cine. En su lugar se erigieron edificios residenciales acompañados de una estación de metro. Desde luego, se trata del proceso de modernización que ha acompañado a algunas ciudades.
“En los años cincuenta venía mucha gente para acá, porque además estaba cerca de una de las urbanizaciones más privilegiadas y de moda, El Paraíso”. Así afirma Amaurio José Díaz, cronista aficionado (Palmo a palmo en la Av. San Martín. Entrevista en El Universal).
Entre la década de los sesenta y setenta, marcadas por los períodos que para el cine venezolano cronológicamente Marrosu (1988) denomina “de autor”, “cortometrajistas independientes” y “cineastas integracionistas”, se disponían de salas alejadas del boom del comercio actual.
Específicamente, en la Av. San Martín existieron tres salas: Royal, Ritz y Diana. Cercanas en distancia y abiertas al público en horarios matiné, intermediaria y noche, con películas mexicanas y del género western. Una suerte de atractivo para los caraqueños. La entrada podía oscilar entre un real, real y medio y tres reales. Se cobraba 2 Bs por los estrenos.
Las salas disponían de dos plantas. En el balcón se estaba cerca del proyector. “Además de ser barato se veía muy bien todo desde aquí” (JP). En la entrada se identificaban carteles (alrededor de seis o siete).
Muchos de los inmigrantes portugueses se disponían a las afueras de las salas para vender las famosas parrillas y empanadas, mientras que dentro del cine se contaba con una variedad de productos para el consumidor: raspados, cotufas, grapé (de varios sabores y a medio), golfeados (de una locha), chicha A1, algodón dulce.
Más allá de consumir, llama la atención que el acercamiento al cine estaba motivado, además de la distracción, por la identificación con algunos personajes de los filmes. Los espectadores lograron aproximarse a la cultura de otros países a través de las películas. Nuestros abuelos pueden identificar personajes divos y diferenciar entre los géneros western, comedia o drama.
En la Av. San Martín ya no se vive esa “condición del cine”. Y decimos condición porque hablar de cultura cinematográfica es arriesgado. Hoy en día se disponen de salas de teatros en lugar de cine. Los cines de ahora están ubicados en centros comerciales, como sucede en casi todos los países latinoamericanos. Y no es que sea bueno o malo. Pero definitivamente hay una connotación distinta. Se va al cine en el mismo lugar en que se almuerza o cena, donde se realizan las compras, donde se paga las facturas de servicios, donde se lleva a arreglar el ruedo de un pantalón… El hecho de ir al cine pareciera ser la última acción a realizar dentro del mall o centro comercial.
Referencias:
*Palmo a palmo en la Av San Martín. Periódico El Universal. 2 de marzo de 2008. Disponible:
http://www.eluniversal.com/2008/03/02/ccs_art_palmo-a-palmo-en%20la735819.shtml
*Marrosu, A. (1988). Anuario ININCO/ Temas de Comunicación y Cultura. Periodización para una historia del cine venezolano (Una hipótesis), 1, 9-46.
* Palabras de (JP). Habitante de la Parroquia San Juan. Avenida San Martín desde hace más de 55 años.
* Fotos tomadas del Grupo Facebook: Retrospectiva. Las Salas de Cine de Caracas.