Cultura

El varón desenfocado. Juan Antonio Maesso. Ediciones Barataria. 2010.

 

El varón desenfocado

   «Hay personas que sostienen que el gusto estético y el lugar que una persona ocupa en la escala social puede deducirse de los pijamas que utiliza».

    Islero y el hombre invisible.
    «[…] cuando la desnudé la primera vez casi me desmayo. Como estuve tanto tiempo admirando su anatomía, salvia dijo: <<Bueno, lo vas a hacer o qué>> […] No pude hacerlo. Lo siento. Me intimidaba. Eso le dije, me intimidas, Salvia, pequeña. Y ella dijo <<bueno, y qué culpa tengo yo>>».
    Salvia, la modelo de Praga.
    «[…] es que estoy un poco harto de la manía que tiene este gobierno de protegernos, y que conste que yo los he votado, pero nos trata como si fuéramos niños malcriados. Yo creo, y disculpe mi atrevimiento, que se pasan con eso de la tutela. Con el debido respeto, debo decirle que como sigamos así acabarán dándonos unos azotes o alto peor. Nos golpearán sañudamente con el canto de una regla en los nudillos como hacían los curas».
    ONG-Smoke.
    «<<Israel, ya sabes cómo soy. De vez en cuando tengo mis días rojos. Y como estaba tan lejos de Tiffany -sonrió, me fui a La Pintada. La Pintada es para mí lo que Tiffany era para Audrey. Fui allí para encontrarme a mí misma. No sé muy bien quién soy>>».
    Moon River and Me.
 
    Los relatos contenidos en El varón desenfocado tienen la virtud de hacer sonreír al lector a pesar su contenido en ocasiones trágico o triste; o a pesar de la improbabilidad de la existencia de determinadas personalidades en lo que llamamos la vida real. O quizá esas formas de actuar y de pensar existen, pero nos resistimos a admitirlas. Quizá porque el varón no sale muy bien parado de esta serie de relatos elegante y ligeramente conectados entre sí por lazos que constituyen un guiño al lector atento y que van más allá de un escenario común (la ciudad de Sevilla) y de la presencia de símbolos como Audrey Hepburn fijada siempre en el papel inolvidable que la proporcionó Breakfast at Tiffany´s. El escritor tiene un mundo amplio y claro y los ojos ligeramente acuosos, como de abuelo emocionado.
    Los hombres de estos relatos, de hecho, son criticados, o no son entendidos, o no pueden adaptarse al mundo que les rodea: algunos resultan invisibles para el resto (como el Mr Cellophane de Chicago); otros se enamoran de adolescentes cuya belleza los paraliza hasta el punto de la impotencia; los hay que no entienden las infidelidades de sus mujeres e incluso no son capaces de verlas aunque se las pongan en primer plano; están aquellos que siguen siendo manejados por sus madres y los que son abandonados por sus esposas. A pesar del tono de humor parece entenderse a la perfección el mensaje que el autor nos envía desde el título colectivo, tema común en foros y esquinas en la actualidad de occidente: el varón, como ya le sucedía a Woody Allen en alguna de sus películas, se encuentra desenfocado en este nuevo mundo de la revolución sexual que le ha tocado vivir… Desenfocado, descentrado, desubicado y desnortado: se puede y se debe ser sensible, pero no femenino; se puede y se debe ser metrosexual pero mantener el aplomo del Hombre; se puede y se debe tener capacidad para entender a la mujer, pero no para arrebatarle su complejidad emocional.
    Con estas realidades como punto de partida Juan Antono Maesso nos entrega una bella ironía y una forma de entender las relaciones humanas con cierta ternura. Sus cuentos, con acertada estructura, nos plantean hombres que tratan de encontrarse a sí mismos, luchar por lo que creen, intentar ser ellos mismos o quienes creen que son, aunque ello implique encadenarse al mismísimo ayuntamiento de la capital andaluza para reclarmar la libertad de inscribir una ONG por la libertad del acto de fumar; o aunque signifique que en general lo consideren a uno huraño y extraño.
    Sin embargo el autor no hace una defensa a ultranza del hombre, ni se sitúa en ninguna línea de pensamiento machista. Su crítica a determinadas actitudes masculinas es clara, y su declaración sobre la «inocencia» o carácter naif de sus comportamientos también.
    Relatos para pensar, para sonreír y para disfrutar de una sensibilidad muy concreta con un humor andaluz diluido… pero igualmente eficaz.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.