El escritor venezolano afincado en España, Edgard Borges, presentó ayer su novela La contemplación (I Premio Internacional de Novela Albert Camus) en el salón de actos del ateneo malagueño. El acto fue presentado por la conocida poeta Inés Guzmán y por el director de este diario, Salvador Moreno.
Moreno, siguiendo a Vila-Matas, dijo de Borges que era un novelista que “asume el riesgo”, y subrayó de la obra que era un gran ejercicio de introspección, de capacidad para enfrentarse a las identidades que queremos evitar o que nos inquietan. Señaló asimismo las influencias de Chéjov, Kafka o Poe presentes en esta novela.
Borges, por su parte, dijo que La contemplación era enfrentarse a uno mismo. Hizo una crítica al proceso globalizador en el que el individuo queda difuminado frente a un mundo exterior que lo desubica. “Cada día somos menos nosotros mismos”, dijo.
El escritor abogó apostar por espacios pequeños, por el individuo, y que éstos debían exigir al escritor la excelencia, cualidad que siempre había sido el objetivo del arte. Señaló el siglo XIX como modélico en términos literarios.
La globalización que nos están vendiendo, sentenció, es la incomunicación.