Fernando Sánchez Dragó en una imagen del año 2000
Estoy escribiendo las mías. Darán para varios volúmenes, aunque buena parte de mi vida ya está contada en mis novelas. “Toda obra de ficción «•dice P.D. James»• es una autobiografía y toda autobiografía es una obra de ficción”. De acuerdo, pero también lo estoy con lo que en su Note-books puntualiza Samuel Butler: “Todo autorretrato es el retrato de un desconocido”.
Ya era hora, sea como fuere, de aplicarme a esa tarea. Un poco más y escribo mis memorias después de muerto. La cosa tendría sus ventajas. Demostraría que hay vida eterna. Hitchcock, además, sostenía que crimen perfecto, lo que se dice perfecto, sólo hay uno: el de quien cuenta la verdad en sus memorias y las publica a título póstumo.
Me entero por el periodista Jordi Soler de que la revista electrónica Smith tiene una sección que se titula Memorias en seis palabras y en la que cualquiera puede colgar las suyas si se atiene a la longitud estipulada.
La iniciativa parte, al parecer, de un cuento, brevísimo, de Hemingway. Escribió éste…
“Rebaja: zapatos de bebé, sin estrenar”.
Chapó, señores. Alta literatura. Toda una tragedia. No se puede decir más con menos.
Jordi Soler, en su artículo, que es de hace algún tiempo, menciona otros botones de muestra. Escojo, entre ellos, los siguientes:
“Asustado de morir, aterrorizado de vivir”. No es una tragedia. Es un drama metido en un puño.
“Yo sigo haciendo café para dos”. Tragicomedia con música sentimental de fondo: Tea for two. El buey solo mal se lame. O la vaca.
“Cincuenta años, existencia de Dios improbable”. A ver qué dice ese pavo a los ochenta.
“Nacido en California. Después no pasó nada”. Horrible. O quizá no. Si tuviera camisa el autor de la frase, ¿sería la del hombre feliz?
“Reparo retretes. Me pagan una mierda”. Sin comentarios. O sí: podría haberlo escrito un emigrante.
“¿Curro? ¿Escuela? ¡Bah! ¿Música pop? ¡Hurra!”. ¿Cínico o idiota? Las dos cosas, seguramente. Será un chico de la LOGSE.
Y por último: “Nacimiento, infancia, adolescencia, adolescencia, adolescencia, adolescencia”. Sociología de urgencia. Vale para casi todo el mundo.
Yo no reparo retretes, pero también soy una mierda. Mis memorias van ya por las trescientas mil palabras.