Los avances de la tecnología y el acceso generalizado a Internet han cambiado profundamente la industria literaria. Los primeros afectados son las publicaciones académicas especializadas, los suplementos literarios o secciones de cultura en medios impresos que ven cómo el mundo de la web abre la puerta a otros críticos y nuevas vías de promoción. En un acto dedicado a la E-literatura, los escritores Jordi Carrión, Jorge Ferrer y Martín Gómez han analizado el fenómeno de las redes sociales y todo lo que supone la emergencia de los entornos de generación web 2.0.
Los efectos de los blogs sobre la industria literaria
Con la aparición de los blogs, muchos creyeron que surgiría una literatura especialmente destinada a Internet. Aunque algunas publicaciones basadas en experiencias cibernéticas y cruces de mails apoyaron esta afirmación, el escritor de origen cubano, Jorge Ferrer, explica que ese segmento no encontró un lector masivo y quedó reducido a espacios que, hoy en día, no tienen que ver con la literatura. En su inicio, el fenómeno de los blogs parecía que iba a revolucionar el mundo de las letras, cualquiera podía convertirse en un instante en un escritor u opinar libremente sobre las obras que le parecían de especial interés y, no obstante, el Jorge Ferrer considera que ese evento no fue tan rompedor.
Así pues, el autor cubano nos señala una época en la que la literatura vivió notables cambios. En los años 1930, cuando los periódicos empezaban a publicar cartas de lectores y otras colaboraciones en grandes cantidades, Aldous Huxley expresó con un cierto positivismo: “Los progresos técnicos han conducido a la vulgarización de la literatura”. Esta democratización de la información tuvo tantas, o quizás más, repercusiones que la actual revolución de los blogs y, aludiendo al positivismo que demostró Aldous Huxley en su tiempo, Jorge Ferrer se pregunta si estos cambios han sido realmente positivos. “Es evidente que los editores siguen mostrando un desprecio hacia los blogs”, añade el autor si bien reconoce que existe un cambio de tendencia (sobretodo con la publicación de un libro de Francisco Casavella en el que se recopilan ciertos escritos sacados de su blog).
La figura del escritor en el mundo del web 2.0
“Facebook es el avance político del blog”, expresa el escritor catalán Jordi Carrión para describir un universo en el que se dialoga con una comunidad de amigos sin temer la acción de un “terrorista” como puede ocurrir con los blogs. Ya no sólo se trata de informar o analizar. En la famosa red social, el fin inmediato es llamar la atención con un comentario divertido, ofensivo o incluso depresivo. De esta forma, llegan a publicarse diariamente miles de comentarios que caducan en breves minutos y de ahí surge una diferencia importante con los blogs que suelen ser menos efímeros.
Sin lugar a dudas, el mayor avance reside en que, con las redes sociales y el fenómeno de los blogs, los escritores se han acercado a sus lectores. Ahora, pueden compartir ideas pero también, y sobretodo, auto-promocionarse. Facebook es una herramienta indiscutible de venta en la que el ponente colombiano Martín Gómez resalta el desvío de ciertas editoriales que pagan a individuos para divulgar información en las redes respecto a sus obras. También subraya que el número de publicaciones anuales (más de 70.000) y la saturación de información causada por Facebook hacen inevitable la presencia de consejeros. “Necesitamos más que nunca editores y periodistas que nos orienten entre tantas publicaciones”.
Por su lado, y dentro de esta nebulosa muy difícil de evaluar, Jordi Carrión ha elaborado siete arquetipos para describir los escritores presentes en Facebook. Primero destaca al agitador, un escritor que promueve el debate con comentarios provocadores. Luego el escritor asistémico (que no ha reflexionado sobre su estado y cree verdaderamente en la espontaneidad), el metódico (un escritor que sólo difunde un cierto tipo de información), el escritor que actúa como persona común y corriente (sin importarle la respetabilidad), el escritor virtual (muy activo en la red pero que no tiene nada publicado), el “digital native” (que ha crecido con las redes y habla explícitamente de su vida privada) y, por fin, el escritor metamediático (que escribe reflexiones existenciales en su estado). Más que una simple clasificación, los perfiles creados por el autor catalán señalan un cambio notable en el oficio del escritor que, ahora, se ha convertido en una figura pública.