La palabra libertad es para mí, de las más difíciles de explicar y al propio tiempo de las más prostituidas a lo largo de la historia y hoy mucho más que nunca; puesto que se ha convertido en una terrible arma que emplean precisamente mucho más, los que no están dispuestos a permitirla en sus gobiernos más o menos tiránicos. En donde existe lo que se denomina democracia (que no lo es plena o completa) se tolera, se aguanta, pero igualmente se persigue por que molesta o hace demasiado daño, ya que a nadie y menos al que gobierna, le es grato que esa libertad se la pongan delante de sus errores, equivocaciones, fallos o incluso hechos delictivos, cuando no verdaderos latrocinios.
Hace muchos años yo la definí en uno de mis poemas y no he rectificado desde hace tanto tiempo… sigo pensando que es como… “estar en una gran cárcel”. Y es así por cuanto en realidad Dios, La Creación, o como quiera que queramos denominar a esa fuerza insondable que nos permitió vivir y pensar… nos dio lo que creemos libertad plena (que no lo es puesto que en muchas facetas de la vida somos movidos por hilos que ni entendemos ni comprendemos: pensar, respirar, comer, evacuar, etc.)… ¿pero aún con esos condicionantes tenemos libertad para todo? ¡No!
Y ese no rotundo es por cuanto mientras más libertad crees tener, mayor cuidado has de tener con ella. O sea más claro, que la libertad es saber hacer lo que tienes que hacer en cada momento o circunstancia, puesto que siempre serás responsable de esa libertad bien o mal ejercida; de ahí lo de “la gran cárcel” que indudablemente atenaza al que se considera responsable de sus actos pero que “algo” le impulsa a realizarlos.
Por ello… por todo ello, nadie hará lo que quiere, ni escribirá lo que quiere, ni hablará lo que desea… “está atado por esa cárcel que se lo impide”. Pero a pesar de ello, la libertad tiene unas amplitudes enormes y que nadie puede cortar al individuo que se atreve a lanzarse en ese peliagudo ejercicio.
En mi ya largo debatir “en el exterior”; he aguantado y sigo aguantando improperios de quienes (ilusos) quieren clasificarme y ponerme “un marco”, cuando ni yo mismo he sabido ni sé situarme en un lugar determinado; pues esa posiblemente sea mi desgracia… o mi virtud. Y si he dicho “exterior”, es por cuanto en “el interior”; ya me he dicho de todo y a pesar de ello… “es al oponente que mas temo”.
Políticamente me han clasificado de comunista, socialista, liberal, republicano, franquista, fascista, monárquico y no sé cuantas cosas más. Curiosamente nadie me ha tildado de anarquista, posiblemente por cuanto se me nota ordenado, disciplinado y bastante centrado en un orden “natural”, puesto que como observador de todo lo natural, veo un orden y disciplina en toda esa Creación que nos abruma y que en lo que de ella entendemos, el orden, la disciplina y la jerarquía es lo que impera.
Religiosamente desde Ateo hasta cristiano y “protestante”, me han dicho de todo; hasta “filósofo”… pero es claro que tampoco adscrito a ninguna escuela y menos a fanatismo o dogma alguno… ya y desde niño “me peleé con el propio Dios”; al menos con el Dios que me presentaron aquellos clérigos que me aterrorizaron, “con sus infiernos”.
Sobre el escribir con libertad, ya tengo muchos párrafos y respuestas escritas y publicadas y he rescatado una de ellas, dirigida a un preguntante u oponente en alguna de las muchas discusiones o debates, sobre el escribir y hacerlo con libertad; con ella cierro el artículo de hoy y recordando un cambio de impresiones “con un ángel de la guarda humano… bastante humano y que esta misma mañana, me dio un aviso previniéndome de algo que yo he confiado a ese Dios en el que creo”.
La libertad (responsable; “lo otro no es libertad”) es algo así como un ‘enorme fruto de mil sabores’, dulces y amargos, los que tiene uno que estar dispuesto a saborear siempre y en cualquier momento” (no es fácil ello, se lo aseguro, en éste mundo de… “rebaños y masas en busca de santón o divo” –pobrecillos-).
Veamos ahora y con estas “confesiones” dónde me sitúan mis lectores, ayudándome con ello a encontrar esa paz y sosiego que ando buscando… desde que empecé a pensar e introducirme en este incomprensible mundo donde vine a nacer.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más cosas como esta)