Ahora que el medio ambiente se ha convertido en un tema de mayor importancia y que el esfuerzo ha de ser colectivo, es preciso pensar en nuevas estrategias de concienciación. La más mínima idea novedosa puede ser una fuente de avance considerable. El escritor y artista Oscar Patsí ha presentado con su reciente libro “La revolución de las mariposas” (Ediciones Icaria, 2010) un importante instrumento para limitar el impacto de nuestras actividades diarias sobre la naturaleza y mejorar la vida cotidiana: la bicicleta. Con ella es posible resolver muchos de los dilemas urbanísticos pero también adoptar una vía responsable y amena para el desarrollo. Sólo es cuestión de abrirnos a esa idea y entender el cambio que supone para cada uno de nosotros.
La bicicleta como experiencia y solución
No sólo se trata de un instrumento para desplazarse. La bicicleta es mucho más que eso. Puede considerarse como un modo de vida y un deseo de mejora continua. Así pues, Jordi Miralles, biólogo y director de la fundación Terra, ha explicado en la presentación del libro que la bicicleta es el vivo retrato del alma. “Es una maquina trabajadora que no contamina, una de las más eficientes que haya podido crear el hombre, pero también una maquina emocionante que permite compartir tiempo con la familia, conocer el mundo, incentivar la creatividad y sensibilizarse con el medio ambiente”. Además, si consideramos que más de la mitad de la población vive en grandes urbanizaciones que generan infraestructuras inadaptadas, contaminación estructural, ruido ambiental y malestar existencial, la bicicleta se manifiesta como una solución ineludible.
Según Jordi Miralles, el sueño de una ciudad sostenible, la pacificación de las vías y la mejora de la vivencia ciudadana no se puede conseguir sin el uso de un instrumento armónico que concilie placer y respeto medio ambiental. La bicicleta es el instrumento que mejor responde a estas características. Y en la misma línea, cabe destacar que es un medio de transporte que ha cambiado mucho en los últimos años. Ahora, se producen miles de modelos distintos que responden a distintas necesidades e incluyen nuevas tecnologías que minimizan el desgaste, nuevos accesorios que garantizan una mayor accesibilidad o discreción. “Existen bicicletas para todos. La oferta se ha ampliado considerablemente con los años y, desde hace poco, existe incluso un servicio público de alquiler con el bicing”.
Siguiendo el modelo de los países del norte
Al autor Oscar Patsí muchos le describen como “un ciclista de nacimiento” y él explica que el principal objetivo de su libro es incentivar el uso de este noble medio de transporte. “La revolución se produce entre semana, de lunes a viernes, cuando vayamos a trabajar en bicicleta”, manifiesta Oscar con una nota de provocación. Evidentemente, las grandes revoluciones empiezan con pequeños cambios y eso lo deja claro el autor al indignarse con ciertas conductas. “Ir en coche para recorrer 18 kilómetros me parece una locura”, expresa él con contundencia. “Vete en coche a Málaga o al resto de Europa pero, para circular por la ciudad o ir a trabajar, usa la bici”.
Un sueño del autor sería que llegáramos a reproducir el modelo de países como Holanda o Dinamarca en los que el 70% de la población se desplaza en bicicleta. Á‰se es para Oscar Patsí un ejemplo de civismo y educación al que todavía no hemos llegado por exceso de holgazanería e individualismo. “Somos todos responsables ––insiste el autor––, tanto los gobernantes como los ciudadanos”. En ese sentido, hemos de concienciarnos y dejar de buscar excusas. “Hay que ser coherente en la vida”, repite el autor antes de señalar que existen bicicletas para todas las necesidades y que si la inseguridad es un problema también se puede remediar. “Si vives en una ciudad de ladrones, te compras una bicicleta plegable y puedes ir a todas partes con ella”. Con esas reflexiones nos quedamos para, quizás, iniciar la revolución de nuestras vidas…