Ellibrepensador: ¿Qué significa para ti Azul ruso?
Patricia Esteban Erlés: Es mi tercer libro, el tercer peldaño de una escalera que espero sea muy larga. Estoy muy contenta con el libro, primero por haberme librado de ese bloque de historias azules, que necesitaba contar, para sacármelas de dentro . Por otro lado, nada mejor que desembarazarme de un periodo melancólico, lleno de pérdidas, dejando que se haga cargo de esos trece cuentos la editorial del cuento en España, Páginas de Espuma. Obviamente, también estoy muy feliz por la recepción que está teniendo, por la respuesta del público, que me devuelve sus propias impresiones y me hablan ya de sus cuentos favoritos.
El: ¿Qué marca la diferencia entre la realidad literarlizada y la ficción en tu libro? Da la sensación de que algunos de sus personajes podrían ser el vecino del tercero hasta que…
PEE: Hasta que los conocemos mejor. Es un tema que me gusta que saques, porque justamente creo que el Otro es un alguien cercano, fiable, hasta que nos demuestra que guarda su propio maletín de efectos especiales, sus secretos, que en ocasiones sólo descubrimos por azar, sin que esté previsto. Me gusta pensar que todos tenemos secretos que guardamos hasta que alguien nos descubre, y retratar ese momento, porque implica la aparición de un monstruo, de un ser extraño, a ojos de los demás, del entorno más cotidiano. Ya sabes lo que dicen las ancianas vecinas de los asesinos, cuando les preguntan los reporteros, «si era un chico normal, muy educado, que saludaba siempre…»
El: ¿Qué papel tiene el cine en tu creación literaria? ¿Por qué crees que existe esta relación tan grande entre cinéfilos y grandes escritores: Terenci Moix, Juan Manuel de Prada (basta leer su último libro), Truman Capote…?
PEE: El cine ha sido tan importante para mí como los libros, desde que tengo recuerdo. De niña descubrí que era otra ventana al mundo y he alimentado esa pasión por las películas toda mi vida. Creo que me ha ayudado a configurar mi propia manera de ver el mundo, es un lenguaje inmediato, que muestra a mayor velocidad que la palabra. Como banco de imágenes, de técnicas narrativas, de motivos y recursos argumentales no tiene precio. Creo que lo utilizo sin parar, cuando quiero contar algo, porque comparto con mis lectores una percepción del mundo basada en todo eso que hemos visto en el cine, y además pienso que ambas artes se retroalimentan con naturalidad.
El: Alguno de tus cuentos se desbordan de un humor algo sucio (Superwind, sin ir más lejos), algo escatológico, algo muy español… ¿Te consideras seguidora de alguna tradición concreta o bebes de toda fuente que pueda enriquecerte?
PEE: Superwind es un cuento de contrapunto, en medio de un libro melancólico, donde la tristeza aparece casi como un gato más, de paso lento y silencioso. Necesitaba liberar al conjunto de esa melancolía y de ahí la historieta de este superhéroe de pacotilla, quizás la más esperanzadora de todas, la que deja la puerta más abierta a la llegada de algo. Para escribir este cuento me acordé sobre todo de un tebeo muy popular aquí en los años 80, Superlópez, que protagonizaba un españolito medio, moreno y bigotudo, con algo de tripa, que iba a salvar al mundo todos los días con la misma resignación con la que otros acuden a la oficina o al taller mecánico. Creo que he llevado un punto más allá esta parodia del héroe sobrehumano, haciéndolo más humano y perdedor que nunca, en todo caso he girado el botón al máximo, nada más, tratando de mostrar al personaje como alguien cutre pero tierno. En este caso el humor no tiene tanto de implacable como otras veces, donde sí lo utilizo como un arma que descubre la parte más sucia de los protagonistas. En cuanto a tu pregunta, creo que me aprovecho sin compasión de todos aquellos autores que han sabido utilizar la comicidad como un elemento más de la narración. Vuelvo una y otra vez a Gómez de la Serna, que se ponía las gafas del humor para crear un mundo, muchas veces nada inocente, y sí muy inquietante. La carcajada loca y cruel de algunos cuentos de Silvina Ocampo resuena en mi memoria de lectora muchas veces, la sonrisa amable e irónica, pero nada perversa, de Cortázar. Max Aub, Jardiel Poncela, Wilde… En fin, todos los que me han hecho reír, aunque no supiera muy bien si había motivos para ello, me sirven.
El: Tu cuento Azul ruso da escalofríos… ¿Intentabas provocar frío, miedo o sólo una fascinación como las de los cuentos antiguos donde hechiceras disfrazadas convertían cestos de frutas en fardos de joyas y a la inversa?
PEE: ¿Escalofríos? ¿Tanto…? Pues me gusta eso. Sé que es un cuento terrible por lo que se cuenta, algunas personas me han dicho que se les ha quedado dentro y que a veces se encuentran pensando en Emma Zunz o el pobre gato azul. Creo que es un cuento escrito desde el egoísmo, sólo quería escribirlo porque se me apoderaba por momentos, surgían imágenes, como la de la escalera de caracol, el patio verde esmeralda que vi en una foto de Praga, la figura de una mujer demasiado alta y huesuda para ser hermosa. Me costó mucho escribirlo, porque los elementos que lo forman aparecían inconexos, tuve que ir uniéndolos poco a poco, y me importaba mucho que se respirara esa atmósfera opresiva que yo misma respiraba en el proceso. Quise crear un personaje feérico, a media bondadoso, a medias malvado, a partir de esa mujer que convierte en gatos a los hombres que llaman a su puerta, revitalizar el motivo de la metamorfosis, tan importante en la literatura occidental, y darle un sentido metafórico: nadie puede decidir sobre el destino de los demás, aunque crea que esa vida que puede ofrecerles es mejor que la que tienen. Emma Zunz regala la belleza felina, se convierte en dueña de unos animales mucho más bellos que los humanos que llegaron, pero un día eso se vuelve en su contra.
El: ¿Qué sensación fundamental crees que dejará la lectura de tus relatos al lector?
PEE: Me gustaría que estos cuentos reflejaran que la tristeza es una parte más de la vida, un sentimiento que admite gradaciones y no siempre es mala, ni irreversible. Creo que hay muchos momentos en estos relatos que pueden ponerse en contacto con lo vivido por casi cualquier persona, la llamada de teléfono que no llega, ese silencio al otro lado de la línea que te va consumiendo, el reencuentro con una ex y el tiempo perdido, la pérdida en un accidente de lo que más quieres… Los distintos tonos de azul de lo peor que nos pasa y cómo reaccionan los personajes ante esas situaciones.
El: Hay, entre los guiños a la ficción más evidente, análisis de las relaciones humanas y sus comportamientos, sus arquetipos. Envidias entre hermanas, relaciones autodestructivas, amores que mueren, fetiches o mascotas que concentran todo lo que no podemos aguantar del otro… ¿Te has dejado seducir por la psiología o eres una genial observadora?
PEE: Me gusta mirar. Intento que las percepciones que recojo cuando lo hago resulten significativas. Hay muchos pequeños gestos que señalan hacia la trastienda del subconsciente, de lo que somos casi sin saberlo. Ese es el hilo del que tiro, apunto muchas veces gestos o actitudes que me llaman la atención y buscar el porqué es el inicio de la escritura.
El: Tres cuentistas imprescindibles de tu «lista de autores»:
PEE: Silvina Ocampo, Truman Capote y Ana María Matute
El: Has recibido críticas muy muy positivas de autores reconocidos en el panorama como Fernando Iwasaki, la crítica, evidentemente, te adora. ¿A qué crees que se debe? ¿Piensas que el público seguirá los consejos de esa gente sabia?
PEE: Creo que he tenido la suerte de dar con personas muy generosas que me han ayudado con sus juicios positivos, como Fernando Iwasaki, a quien tengo un gran cariño. Creo que él y otros son autores consolidados que no tienen empacho en conocer y valorar lo que hacemos los recién llegados, ayudándonos a encontrar nuestro sitio gracias a esa generosidad. Me siento muy honrada de haber recibido esos juicios positivos, de que un escritor tan admirado hable de mi manera de contar y descubra las claves de lo que querría ser como autora con esa precisión y belleza. Espero merecerlos y en cuanto al público, ojalá encuentre algo de valor, un cuento que cada lector haga suyo, en mis libros.
El: ¿Qué significan los gatos para Patricia Esteban Erlés autora?
PEE: Una dosis de belleza cotidiana que a veces no somos capaces de disfrutar. Cualquiera que tenga un gato cerca sabe que el color de sus ojos es un misterio cambiante, que no hay cariño más selectivo y sutil que el suyo, que nos miran desde lo alto, sin establecer relaciones de dependencia, tan solo de sociedad, desde que el mundo es mundo. No son nuestros, aunque les pongamos cascabel y plato de leche. Son un enigma.
FOTOGRAFÁA POR Mordzinski.