Veinte años después de la muerte de uno de los mayores iconos de la música francesa del siglo XX, llega a nuestras pantallas la película basada en su biografía: “Serge Gainsbourg, vida de un héroe”. En ella se describe la educación del joven genio, las complicaciones que supusieron sus raíces judías en la aceptación de su identidad francesa y el camino excepcional de un hombre que llegó a rodearse de las mujeres más hermosas del país vecino (Brigitte Bardot, Juliette Griego, Jeanne Birkin…). Más que nunca, el músico francés aparece como un amante de la provocación y del humo de los cigarrillos.
Entre el malestar de la Francia ocupada y el sueño de ser pintor
“Un día seré quizás un gran pintor”, decía el joven Lucien Ginzburg con poco más de diez años antes de transformarse años más tarde en el gran Serge Gainsbourg, el gran cantante francés. En esa época, Francia estaba ocupada por el ejército de la Alemania nazi y era obligatorio para toda la comunidad judía llevar la estrella de David. Lucien la llevaba siempre con orgullo sobre su camisa, aunque los carteles antisemitas y la dificultad de aceptar su identidad francesa, le generaban un profundo malestar que siempre trató de ignorar. La necesidad de esconderse y escapar a las fuerzas opresoras fue uno de los elementos que marcó su infancia y, asimismo, en la película destaca una de sus escapadas en los bosques que le llevó a estar tres días incomunicado.
En aquel entonces, la pintura lo era todo. Lucien tenía un talento y una madurez que le permitían disfrutar de los versos de Baudelaire, romper con su timidez y acercarse a las más bellas modelos para pintar desnudos. El piano que tocaba desde muy joven era un simple medio de subsistencia. Así pues, poco antes de casarse con su primera esposa, Lucien Ginzburg reconoció que tocaba “sin ambición en un piano-bar para pagar sus lienzos”. Eso fue antes de que le entrara la repentina necesidad de dejarlo todo, separarse de su mujer y lanzarse en la vida caótica de un músico aventurero. Entendió que no se podía llegar a ninguna parte sin sacrificios. “Hay que sacrificar ciertas cosas”, expresa el joven músico en la película ante algunas de sus pinturas que acabará quemando.
Grandes influencias y estilo provocador
En la oscuridad de los locales musicales conoció Lucien Ginzburg al novelista y músico Boris Vian. El encuentro marcó un notable giro en su carrera y en su música. A partir de entonces, pasó a llamarse Serge Gainsbourg y sus composiciones se difundieron por todo el país. El encuentro con la cantante Juliette Gréco y la interpretación de la inolvidable canción “La Javanaise” son algunos de los momentos que rescata la película antes de presentar el notable cambio de un músico adepto a la provocación. La transición se operó primero con la transformación de la cantante France Gall para quien Serge Gainsbourg compuso varias canciones de mucho éxito con un contenido eminentemente sexual. La rebeldía del cantante queda plasmada en la película con unas palabras inolvidables: “Si a tus padres les gusta lo que haces, es que es una mierda”.
La consagración llegó más tarde, cuando Serge Gainsbourg se relacionó con la glamurosa actriz Brigitte Bardot. Entonces, empezó una nueva era de creación marcada por el amor y la pasión. En esa época nacen temas míticos como “Bonnie and Clide”, “Harley Davidson” o la famosa “Je t´aime moi non plus…”, pero todo acaba con una decepción amorosa que sumerge a Serge Gainsbourg en una gran depresión. Más tarde, tras admitir ser “un gran animal herido”, Serge se enzarza en unas relaciones agitadas, primero con la británica Jane Birkin y luego Bambou. No obstante, más allá del dolor de las desilusiones amorosas, el tabaco es el gran enemigo al que el cantante tiene que hacer frente. Una primera alarma no le impide alejarse del cigarrillo al que se entrega con más dedicación, como si el deseo de destruirse fuera su forma de expresar su amor por la vida. En 1991, muere Serge Gainsbourg a consecuencia de una crisis cardiaca, dejando un legado musical enorme y el relato de una existencia tan intensa como sus apariciones en la televisión o la letra de sus canciones más osadas.