§
Allá donde el norte es una línea transversal que endereza, por ende, cada piedra angular de nuestra columna curvada, arista de artista, malabarista de mal baremo, sobre polos magnéticos, férrea luz oscura que ilumina las ondulaciones sobre la calma relativista de este árido lago, fuente de la vida de la que beben cuervos desplumados, salpicados con gélidos copos de nieve; cortinas de humo verde y violeta, líneas imaginarias que separan la nada de la nada, nadando en las secas aguas del lago nocturno, barbitúrico sueño nauseabundo de un vagabundo de quien su propia limosna pide clemencia de sí misma, rima Cancerbero con gruñidos de Cujo, con sus dientes afilados bajo los destellos de la aurora, viento que barre el polvo magnético del polo agnóstico, voz de soprano, suprema supremacía colmando vasos a base de volcar las gotas en el suelo, rompiendo en mil pedazos las notas del pentagrama, heptagonal, multicolor sueño donde nubes tormentosas silban, en un éxtasis epicúreo, notas denotadas y desmontadas; boreal, feroz y sedienta fauce que llena, con la más amarga de su translúcida saliva, las grietas del suelo, lago baldío, noche oscura, proposiciones decentes, iones descendentes, seres humanos decadentes danzando al son de la melodía, octogonal, de lágrimas solares que rompen el tiempo en mil añicos, plumas de cuervo, perfume divino que la Tierra refracta sobre azulejos señoriales, es la hora, el ahora, la aurora; aurora boreal como nueve pájaros lanzados al aire en libertad.
Vuela, signo: eres libre.
- Perdiendo el norte donde duerme la aurora.