Miro la niebla que se duerme
viendo amanecer el valle
y busco la nube que descubre
la mañana vestida de luz y verde.
Saco mi corazón por la mañana
en soledad de azul
y lo llevo en la nube dormido
hasta un vuelo de colores.
Cuelgo mi aliento en la luz
de un sueño sin alas
y lo dejo en la rama escondido
hasta la hora de las flores.
Me gusta atardecer bajo los árboles
y recoger de su mano una hoja;
a veces vuelo con los pájaros hasta su nido
para robarles el sueño
y cuando se hace silencio el corazón
hablo al viento para oír mi voz.
Me envuelve el silencio de las horas dormidas.
Ensueño de otra mañana hacia la plenitud del mediodía,
ilusiones contenidas en palabras y esperanzas trenzadas en recuerdos.
Amanezco a tu lado, con nubes bajas velando tu cara y gotas de rocío besando mis labios.
Todavía en penumbras, tus manos acarician mis sueños y mi rostro busca tu alma.
GERMÁN GORRAIZ LOPEZ