A veces, estamos en un momento en el que queremos hacer nuevas amistades. Sin embargo, a veces, olvidamos la importancia de renovar los lazos de amistad con aquellos amigos de siempre y personas que conocemos desde hace años. En este sentido, la Navidad es un tiempo ideal para renovar el vínculo. Durante el mes de diciembre, es un buen momento para llamar por teléfono a aquellos familiares y amigos que viven lejos con el objetivo de desearles unas felices fiestas.
Del mismo modo, algunas personas también tienen la costumbre de enviar una felicitación de Navidad mediante el correo tradicional aunque en los últimos años, el correo electrónico gana terreno como forma de comunicación puesto que además resulta más económico. Es bonito felicitar las fiestas no sólo a amigos, sino también, a compañeros de trabajo, vecinos y conocidos. La Navidad es una época de buenos deseos. ¿Cuál es el tuyo? ¿Qué deseas conseguir en el nuevo año?
En Navidad además es posible disfrutar de muchos reencuentros. Algunos familiares y otros también amistosos puesto que los amigos de la infancia vuelven a su lugar de nacimiento durante el fin de año. Un momento ideal para compartir recuerdos, revivir momentos y renovar la ilusión. De hecho, estar en contacto con los demás nos hace estar mejor con nosotros mismos.
La Navidad puede ser el impulso ideal para empezar el próximo 2011 con bienestar emocional. De hecho, este tiempo nos invita a disfrutar del sabor del hogar, a sorprender a aquellos que queremos mediante un bonito regalo… Lo cierto es que no sólo se puede sorprender al otro mediante un regalo económico sino que es posible hacer un regalo de forma mágica mediante la creatividad.
Un reencuentro es especialmente significativo cuando lo compartimos con amigos importantes de la infancia, con aquellos compañeros de colegio o de instituto que nos invitan a mirar al ayer. A veces, es bonito echar la vista atrás para poder orientar el futuro de forma efectiva o para poder vivir el presente al cien por cien. Pero sobre todo, unos días de reencuentros nos ayudan a descansar en el ámbito social seguro y conocido de relaciones que nos rodean casi sin que nos demos cuenta, e incluso, casi sin que sepamos valorarlas.
En Navidad también sufrimos ante la ausencia de algunos seres queridos desaparecidos. Sin embargo, a nivel emocional, debemos aprender a valorar la vida, es decir, tenemos que sentir que merece la pena estar al cien por cien con aquellos que forman parte de nuestro ahora. De hecho, mantener cualquier vínculo afectivo a lo largo del tiempo implica tener la capacidad de cuidar de una relación mediante la magia de reencuentros que nos hacen salir de la rutina y de la monotonía. Los reencuentros de la Navidad nos renuevan el alma por dentro y por fuera.
Imagen: Flickr-Familia Nakano