Los motivos que pueden llevarte a perder el contacto con un amigo son múltiples y diversos. A veces, la propia vida actúa por inercia entre dos personas. Por ejemplo, es habitual que cuando finalizamos la universidad tendamos a perder el contacto de forma progresiva con aquellas personas que se van lejos.
Sin embargo, en otras ocasiones, también puedes distanciarte de un amor, de un amigo o de una persona, simplemente, porque sientes que te encuentras en medio de un vínculo nocivo para ti. El distanciamiento con la otra persona puede ser temporal o permanente. Tu corazón será el encargado de decir cómo te sientes y qué es lo que deseas. Cuando estás sufriendo por un motivo solo debes pensar en ti, sin que eso parezca un gesto egoísta.
Tal vez, te alejas de alguien porque te das cuenta que te encuentras ante un amor imposible. También puede suceder que te sientes decepcionado por un buen amigo y de pronto, la tristeza te desborda. En algún momento, de forma extraña, puede que algo haya cambiado entre tú y otra persona.
Sean cuales sean los motivos que te lleven a perder el contacto con otra persona solo debes de pensar en ti, tienes que valorar las consecuencias de tu decisión, tienes que pensar en qué es aquello que te hace bien. Para marcar distancia con el otro tienes que ser totalmente consciente de qué es lo que quieres, es decir, debes ser racional.
Para tomar fuerzas cuando te alejas de una persona y del vacío que dicha persona deja en tu vida debes volcarte en otros seres que aporten un significado esencial a tu vida. Haz planes con amigos que te ayudan a vivir con esperanza. Mantente abierto a conocer gente nueva. Haz un esfuerzo incluso por borrarte el número de teléfono de esa persona de tu agenda de contactos. E incluso, si quieres puedes borrarte el correo electrónico.
No todas las amistades ejercen una buena influencia sobre tu vida. Es fácil saber quién te quiere y quién no lo hace. Pero también tienes que tener el corazón abierto para conocer la verdad del otro, es decir, para entender su modo de interpretar la realidad y los acontecimientos.
Sinceramente, pienso que sólo en una situación extrema merece la pena perder el contacto definitivo con un amigo. De hecho, siempre merece la pena luchar, apostar por el otro y por uno mismo. Dar y recibir. Es una alegría echar la vista atrás y ver que una amistad ha superado diferentes etapas como podemos observar en aquellas amistades que tenemos desde la infancia.
Quien tiene un amigo tiene un tesoro, por tanto, cuida de aquellas personas que tienes cerca. Cuida de ella con detalles y gestos de cariño.
Imagen: Flickr-Tegiot