El compromiso más importante es el que se contrae con el beneficiario del programa, posiblemente una persona acostumbrada a fallar y a que le fallen. Los voluntarios pretenden llevar a esas personas un poco de honestidad. Se trata de un compromiso limitado, sencillo, sin ofertas desmesuradas, pero radical.
Una segunda vertiente del compromiso es la exigencia de la organización que pretende cumplir unos objetivos para los que necesita saber con qué recursos y con qué personas cuenta. La organización y los programas que lleva a cabo son herramientas para ofrecer continuidad en el servicio. La firma de un documento de compromiso, la aceptación de las normas de cada programa, la convocatoria de reuniones, la participación en la formación y en el diseño de las actividades tienen como objetivo salvaguardar la confianza que la persona excluida tiene puesta en el voluntario.
También existe un compromiso moral con uno mismo que radica en la libertad de decisión de cada voluntario. Uno es voluntario porque quiere, acepta libremente las normas y las responsabilidades de manera que se compromete moralmente a cumplirlas. La libertad en la aceptación de una tarea es la mayor fuente de compromiso.
Puede hablarse también de un compromiso hacia la sociedad ya que el voluntario, en cierta manera, representa a ésta en los ambientes de la exclusión social. El voluntario asume una cierta responsabilidad como representante de la sociedad civil al ejercer su ciudadanía en beneficio de los más débiles.
J. C. Gª Fajardo
SOLIDARIOS para el Desarrollo